Duarte vive en Quito hace 13 años, pero es quevedeño de corazón
El paraguayo Raúl Duarte jugó con el Deportivo Quevedo en la serie “B” en 2004 y fue el artífice de que el elenco de Los Ríos suba a la categoría de privilegio en 2005, temporada en la que no pudieron mantenerse y al final de la campaña descendieron.
Duarte cumplió 37 años el 18 de julio de 2006 y fue entonces que decidió poner fin a su carrera que empezó en 1996 al debutar en el 12 de Octubre (club paraguayo) y conconcluir en Deportivo Quevedo en 2006.
Su posición de delantero le otorgó muchas emociones y tristezas en los equipos que jugó. Salió de su país en 1997 para fichar con el Deportes Puerto Montt de Chile. En el país de la “Estrella Solitaria” también defendió las camisetas del Huachipato, Everton y Deportes La Serena.
Pero sin duda su mejor salto lo dio en 2001 cuando se vinculó al Aucas, elenco con el que jugó Copa Libertadores. De ahí pasó al Macará (2002) y después al Espoli (2003). Su buena técnica y el olfato goleador lo hizo querer quedarse a vivir en el país; tanto que en la actualidad reside en Quito, pero la mayor parte de sus 13 años viviendo en el país, se ha pasado en Quevedo.
Después de su retiro como futbolista, ¿a qué se dedicó?
Dejé de jugar, pero nunca me separé del fútbol, porque ya tenía en mente dedicarme a la dirección técnica.
Pero dejó de jugar en 2006 y el mismo año ya dirigió ¿cómo fue?
Mientras jugaba con el Quevedo, yo estudiaba para entrenador. Pensaba en mi futuro. Ese año recuerdo que acabé jugando y dirigiendo a la vez; fue una locura porque el club separó al estratega por malos resultados.
Pero antes de ser DT trabajó como asistente... ¿en qué equipo fue?
Sí, claro, en 2008 acompañé a Juan Urquiza en el banquillo de Emelec; tuve una linda experiencia como AT, creo que eso me abrió paso. Luego en 2010, la directiva del Quevedo se me acercó y me propuso dirigir al equipo en el torneo de Segunda Categoría.
Ese año en el “Super Depor” logró ascenderlo a la “B”...
¡Sí, fue maravilloso! La calidad humana de la plantilla, la entrega y la confianza de la comisión de fútbol nos permitió devolver al Deportivo Quevedo al lugar que se merece: el profesionalismo en el fútbol.
¿Por qué, tras haber subido al equipo, lo cesaron en su cargo?
Eso se dio por una mala relación con la directiva. El titular y yo no pensábamos de la misma forma; tuvimos diferencias y eso provocó mi salida.
Se marchó al Venecia, ¿cómo lo trataron en el “rival de patio”?
Muy bien. Gracias a Dios no me faltó trabajo y de inmediato el elenco de la misma provincia de Los Ríos confió en lo que hice en el Quevedo y dirigí al club en 2011.Lamentablemente no se logró subir.
¿El Quevedo lo llamó para dirigir la siguiente temporada?
No fue así. Me puse en contacto con el titular César Litardo y como mantenemos una buena amistad, me vinculé de inmediato al equipo, del que digo con orgullo: “soy un hincha más del ‘Super Depor’, por eso volví para regresar el equipo a Primera”.
Sus números en esta temporada fueron bastante positivos...
Creo que sí, fuimos el plantel con la valla menos vencida, recibimos 37 goles (2 más este fin de semana ante Espoli) y los que más hemos sumado de visitante.
¿Cómo ha sabido sobrellevar la responsabilidad, primero como jugador y ahora como DT?
Bueno, yo siempre he dicho que soy un bendecido por Dios y esta ciudad. He estado aquí 4 ó 5 ocasiones y en 3 ocasiones hemos ascendido. En 2011 cogí último al equipo y salvamos la categoría. La ciudad me albergó como quevedeño, ecuatoriano y la única forma de agradecer ese cariño, es brindándome al máximo al equipo.
¿Se dedica solo al fútbol o tiene algún otro ingreso?
Bueno tengo una parrillada, pero no la considero como un negocio, ya que ahí vamos los amigos para reunirnos y charlar; los jugadores también han ido, pero en especial cuando el equipo pasa por un mal rato. Es más, creo que a los amigos no le vendo, por eso me llevan a la quiebra (se ríe)...
¿Qué es Quevedo para usted?
Una ciudad que me apasiona.
¿El estadio 7 de Octubre?
Un lugar histórico para mí.
¿Paraguay?
El país donde desearía volver un día, porque ya llevo 27 años fuera.
¿Quito?
Una de las ciudades más lindas en la que me ha tocado vivir.
¿Cuál es la persona que más extraña?
A mis hijos. La profesión me ha dado bastante, pero también me ha quitado mucho. Esas son las reglas del juego y las acepté desde el inicio.
¿Algún (ex) futbolista que haya admirado?
Tengo un montón. Pero la verdad es que más que admirar, el fútbol me ha dejado millón amigos. Rolando Azás y Diego Torres son las amistades que hasta ahora perduran.
¿La selección paraguaya?
Un gran reto para todo jugador que desee vestir la “albirroja”.
¿Con qué DT se identifica?
Con Gerardo Pelusso.
¿Qué es el fútbol para usted?
Es simplemente, mi vida.