Diego Cortés, el futbolista que resucitó con el tenis
“El Chino” nunca renuncia a lo que quiere. Por eso el lunes 18 de septiembre de 2006 no quiso morirse. Había demasiado por hacer, sobre todo por Juan Diego, su único hijo. Y aunque la caída fue dura y le quitó la capacidad de caminar, no era el momento de “atravesar el túnel”.
Ese túnel lleno de luz, enfatiza, solo lo tenía en la imaginación. Había oído hablar de él, pero nunca le prestó mucha atención, y ese día se rehusó a atravesarlo.
Diego Fernando Cortés Bernal, “El Chino”, dice que regresó de la muerte para continuar en la pelea diaria por triunfar en la vida, ya no en un campo de fútbol, sino en las canchas de tenis y sentado sobre una silla de ruedas.
Su caso concitó mucha atención y muestras de solidaridad, especialmente de los hinchas del Deportivo Pasto. A ellos les entregó el campeonato colombiano de fútbol del Torneo Apertura 2006. Esa fue la primera estrella en la historia del equipo colombiano.
Todavía celebraba esa hazaña cuando pasó lo terrible. Cerca de las 19:00 del 18 de septiembre se cayó desde la cuerda en la que realizaba con amigos canoping en la finca La Macarena, a 7 kilómetros de Pasto.
Dos horas más tarde estaba en el quirófano de la clínica Los Andes de Pasto, donde fue intervenido por casi 10 horas. El cuadro clínico era severo: la caída desde 15 metros le provocó un trauma sobre la columna lumbar y con una fractura a nivel de la primera vértebra. Fue inevitable, quedó parapléjico.
Aunque la difícil situación le causó varios problemas, como la separación de su esposa, Diana Acevedo, “El Chino” jamás dejó de luchar. Así fue durante su carrera futbolística: guerrero, empecinado y dedicado.
Su velocidad y habilidad como lateral (izquierdo o derecho) estuvo al servicio de clubes como el Cooperemos Tolima, Deportes Quindío, Boca Juniors (Argentina), Liverpool (Uruguay), Millonarios, Centauros Villavicencio, Deportivo Pasto (en 2 períodos), Deportivo Pereira y Pumas de Casanare.
Tras su trayectoria futbolística, Diego probó otras experiencias. Entre el 2007 y el 2010 compitió en baloncesto adaptado con la Selección de Nariño y fue además diputado por esa jurisdicción entre 2008 y 2011.
De lo primero tiene buenos recuerdos, pero desde 2011 decidió jugar tenis adaptado. Quería una disciplina individual que le permitiera ascender con constancia. De lo segundo está contento por haber impulsado el Plan Desarrollo Colombia para Discapacitados.
Una circunstancia especial que siempre lo acompaña es el cambio de referentes. Cuando era niño admiraba la genialidad de Diego Maradona, pero de adulto siempre pensó que lo mejor es ser hincha de su propio progreso. Consideraba tener suficientes condiciones para ser un gran deportista, pero ahora lamenta nunca haber vestido la camiseta de la selección colombiana.
En el tenis admira la temperamental tenacidad de Rafael Nadal, el dominio psicológico de Roger Federer con los adversarios y la suma de ambas cualidades de Novak Djokovic.
Respecto a su situación económica, no tiene ingresos fijos; espera que Deportivo Pasto le asigne una pensión vitalicia.
Los amigos
Son fundamentales. El golero Farid “El Turco” Mondragón ha estado con él en los momentos más difíciles. Fue quien le regaló su primera silla de ruedas.
También tiene presente a Jorge “El Patrón” Bermúdez, ex jugador profesional, con quien departió buenos momentos dentro y fuera de la cancha. Fueron compañeros en Boca Juniors de 2001.
Robinson Rojas, retirado del balompié profesional, es otro de sus amigos incondicionales, que nunca le negaron ayuda. El respaldo siempre ha llegado y nunca careció de palabras de aliento.
Su felicidad actual es jugar, dormir y compartir con Juan Diego (13 años de edad), quien vive con su exesposa en Armenia. También disfruta de preparar los asados que aprendió a preparar en Argentina y Uruguay.
El 18 de este mes cumplirá 37 años y los celebrará con la salsa del grupo Guayacán y la música de Julio Jaramillo. No revela el nombre de su novia, pero la extraña y asegura tenerla, tal como al tenis, en lo más profundo del corazón.