De pies descalzos a Nike Mercurial
Su niñez no se desarrolló jugando en una cancha de fútbol, sino realizando los quehaceres tradicionales que requiere el cuidado de una hacienda, que tenía su papá en la parroquia Ricaurte, perteneciente al cantón San Lorenzo (Esmeraldas).
Allí ayudaba a ordeñar las vacas y a expender la leche que extraía de ellas. Énner Valencia, quien ha tenido un destacado comienzo de año con el cuadro “eléctrico”, cuenta que nunca imaginó convertirse en jugador del equipo que seguía por televisión: Emelec.
Valencia atiende a FANÁTICO en su hogar junto a su esposa (Cynthia Pinoargote) y su hija Beira, de tres meses. Se siente agradecido con Dios por tener la oportunidad de jugar al fútbol, pues debido a esta actividad ha podido mejorar su vida.
Énner hace un breve recuento de lo que fue su infancia, aunque no le gusta hablar mucho sobre el tema. Mira para otro lado y con algo de sentimiento relata que creció en el seno de una familia trabajadora que se dedicaba a la ganadería.
“Mi papá tenía unas vaquitas. Vivíamos de la leche que se obtenía de ellas”, dice, mientras observa la camiseta número 14 con la que jugó ante Olimpia, en el primer partido de Copa Libertadores de este año para el “Ballet”.
Desde pequeño al delantero le gustó trabajar ayudando a su familia y en sus ratos libres se “escapaba” de la casa para hacer lo que más le gustaba: jugar al fútbol.
En ese entonces cubría sus pies con unos zapatos de lona, a diferencia de los que ahora utiliza para jugar: unos Nike Mercurial.
“En ese tiempo uno jugaba hasta descalzo (sonríe). Siempre, después de ayudar en la casa, me iba a una cancha de tierra que había por el barrio. Ahí nos reuníamos con mis amigos y ‘peloteábamos’ hasta que llegaba la noche”.
Mientras se entretiene con su hija indica que su gusto por el fútbol lo heredó de su padre (Remberto), aunque él no llegó a futbolista profesional “por falta de oportunidades”.
Gracias a su habilidad con la pelota fue escogido para representar a su parroquia en un torneo que se organiza en Esmeraldas (no recuerda el nombre).
Dicha copa fue su primera “vitrina”, pues Alfredo Orellana, dirigente de Caribe Junior (equipo de la provincia de Orellana), le propuso jugar en el club en el que también se formó Antonio Valencia, actual jugador del Manchester United (Inglaterra).
“Alfredo me invitó a su equipo, pues me dijo que le había gustado cómo jugaba. Era una oportunidad que no podía despreciar”, cuenta; “fue muy duro al principio, porque tenía que alejarme de mi familia, pero mis padres me apoyaron y, gracias a Dios, me fue muy bien”.
Cuando llegó al Caribe Junior (2006) tuvo como entrenador a Pedro Pablo Perlaza. De dicho estratega aprendió mucho, pues gracias al “Papi”, como se lo conoce al director técnico, pudo llegar a su equipo actual.
“Fue una linda etapa, una de las mejores. En el Caribe Junior estuve un año y el ‘Papi’ me propuso ir a probar suerte a Emelec”.
Su arribo a filas azules (2008) fue complicado, pues no tenía dónde hospedarse y no contaba con un contrato firmado.
“Durante seis meses, junto a otros chicos, vivimos en unos cuartos que hay en el Capwell. Luego de ese tiempo la dirigencia me enroló y me buscó un lugar”.
En ese tiempo, Énner fue escogido por el DT de ese entonces, Gabriel Perrone, para entrenar con el equipo de primera, pero su estreno oficial con la azul se dio en 2010, en un partido por Copa Libertadores ante Newell’s Old Boys, en Argentina.
“El ‘profe’ Jorge Sampaoli me tuvo mucha confianza y me dio la chance de debutar en un cotejo muy importante”. Su cónyuge añade que ese día vio por TV el encuentro con la camiseta de Énner puesta: “Siempre que puedo voy al estadio, si no alcanzo, lo veo por televisión, no me pierdo ni un solo partido cuando juega mi esposo”.
De todos los técnicos que Valencia ha tenido hasta ahora en Emelec (Perrone, Sampaoli, Omar Asad, Juan Ramón Carrasco y Marcelo Fleitas) ha obtenido enseñanzas, pero con el que más se identifica es con el “Loco”, actual técnico de la U. de Chile. “Con todos he tenido una muy buena relación, pero con Sampaoli aprendí mucho; espero algún día volver a jugar con él”.
Con Fleitas tiene una buena relación, debido a que antes de ser técnico fue su compañero de equipo: “El haber sido primero jugador le da a Marcelo el ‘plus’ de conocer a todos los jugadores y de saber cómo manejar el camerino”.
La joven figura tiene contrato con Emelec hasta 2014, y aspira a que este año se pueda consagrar como campeón con el equipo azul, pues en dos ediciones consecutivas el título se les ha escapado de las manos. “Estoy convencido de que se ha formado un buen grupo y de que este año con los muchachos daremos la vuelta olímpica”.
Juega con la número 14, que en su tiempo perteneció a uno de los históricos de Emelec, Otilino Tenorio.
Portar el número del “Spiderman del gol” sobre su espalda lo llena de orgullo: “Fue un gran delantero, ahora nos mira desde el cielo. Creo que llevar su camiseta es un gran honor y solo me toca emular su paso por Emelec”, comenta sonriente, como fijándose un reto que no lo intimida.