Gustavo Costas se disculpa. Ya está en su casa después de un día agitado. Al fondo se oyen voces, otros teléfonos que suenan, alguien que lo interrumpe para consultarle algo... “La verdad se dio todo de un día para el otro y estoy apuradísimo con los trámites porque tengo que dejar algunas cosas en orden. Claro que estoy muy feliz a pesar de todo este vértigo”, explica el flamante técnico del Barcelona en exclusiva para Diario El Telégrafo.    

Costas es un trotamundos que ya recorrió casi la mitad de América honrando su profesión. Aparte de dirigir en Argentina a su querido Racing, club del que fue mascota en los años felices de la década del 60, cuando “La Academia” ganaba todo -campeonatos, Libertadores, Intercontinental-, tuvo un paso más que aceptable por Paraguay, fue campeón con Alianza Lima en Perú y ahora desemboca en Guayaquil para dirigir a un gigante aletargado.   

“Llego mañana -hoy- y no dirijo el viernes pero sí el clásico la semana que viene”, aclara. Sus acompañantes serán Pablo Fernández como ayudante de campo y Rubén Rivas como preparador físico. “La familia llega después, nosotros somos la avanzada”, adelanta Costas.

¿Qué significa el Barcelona? ¿Qué es en Ecuador y en el contexto sudamericano?

El Barcelona es un grande de América, con una gran hinchada. Hacía un año ya habíamos tenido un contacto, pero justo estaba ocupado trabajando y no se dio la posibilidad. Ahora la verdad es que estoy entusiasmado.

¿Es un desafío volverlo a los primeros planos que últimamente solo le pertenecen a  los equipos de la capital?

Claro, pero más allá de lo que hagan los demás, cuando uno asume en un equipo grande, la idea es siempre la misma: pelear el campeonato. Y creo que podemos hacerlo. La primera meta que tenemos es ganar algo con el Barcelona.

¿Qué conoce del actual plantel?

Creo que hay un muy buen equipo y un plantel muy rico, de los mejores. Se hizo una apuesta fuerte para este año. Tuve la suerte de dirigir en varios países de Sudamérica y conocemos bastante bien su fútbol.

¿Qué te entusiasma del proyecto?

Sé que es un proyecto a largo plazo, pero vamos a terminar de hablarlo allá. Todo fue muy rápido y no pudimos ahondar demasiado.

¿Hablaste o vas a hablar con Zubeldía para pedirle referencias?

Todavía no lo llamé, no lo quise molestar porque él estaba con su salida, pero cuando pueda voy a hacerlo. Es algo que hago habitualmente.

¿Tienes pensado un sistema de juego de antemano o tratarás de adaptarte a los jugadores? ¿Qué está primero? 

La verdad es que el sistema te lo dan los jugadores. A ver: yo tengo pensado que, con los jugadores que tenemos, podemos jugar 4-3-1-2, pero no nos encasillamos: nos adaptamos a las características del grupo.

¿Para qué está Barcelona en esta temporada?

Pienso que se puede pelear algo grande este mismo año. El equipo está cerca del puntero con un partido menos y hay material para trabajar bien. Se trata además de un club serio, así que están dadas todas las condiciones para triunfar.

¿Cómo ves el nivel del fútbol ecuatoriano en el contexto americano?   

El fútbol ecuatoriano está en alza y ha mejorado notoriamente. Mejoró la calidad de los jugadores y también de los equipos. Eso se nota a nivel internacional, en los equipos que se clasifican y pelean las copas. No es como antes. El fútbol se emparejó mucho: lo viví desde Paraguay y desde Perú, y sé que hoy no hay tanta diferencia.

Antes, en la Copa Libertadores, te agarraba un equipo argentino, un Boca, un River o un Independiente y no te dejaban pasar la mitad de la cancha. Pasaban la primera fase caminando. En cambio, a nosotros nos tocó con Alianza ganarle 4-1 al Estudiantes que acababa de perder la final del Mundial con el Barcelona.

¿Por cuánto tiempo es el contrato?

En principio hablamos de un contrato por un año.

De todas las experiencias que tuviste, la de Arabia debe haber sido la más singular. ¿Cómo fue lo de Al Nasr?   

Para empezar hay que decir que las experiencias son todas buenas, te enriquecen la vida. Ahora, es verdad que me encontré una cosa diferente de lo que pensaba. Yo creí que era un fútbol más profesional, pero no lo es. Nosotros planificábamos doble turno y a la mañana venían siete u ocho jugadores, nada más. Faltaban, se quedaban dormidos... ¡Encima lo reconocían! Lo decían con una liviandad... Nosotros nos sumamos cuando los equipos habían hecho la pretemporada y entonces les tomamos un examen físico para saber dónde estábamos. Y era un desastre.

Para ir ganando tiempo, ordenamos entrenamientos de dos horas y media: a los tres días se le fueron a quejar al príncipe porque entrenaban mucho. Pero bueno, todo sirve...