Católica y Quevedo se cansaron de ser los equipos “ascensores”
La Universidad Católica de Quito y el Deportivo Quevedo recibieron su regalo de navidad por adelantado. Este fin de semana se jugará la penúltima fecha del campeonato de la serie B, pero los dos planteles, con historia en el balompié nacional, lograron su ascenso de forma anticipada.
El conjunto “Camarata” consiguió su propósito de retornar a la serie de privilegio luego de doblegar (3-1) al Deportivo Azogues; mientras que el Super Depor lo hizo al vencer (2-1) a Ferroviarios en Durán. Encuentros que sin duda quedarán marcados en la memoria de los hinchas.
La vuelta de la “U” quiteña se da luego de dos años de haber tenido un paso fugaz por la serie A. En 2010 formó parte de los doce clubes principales del campeonato nacional; de igual manera estuvo en 2008, pero en ambas ocasiones el conjunto capitalino no pudo mantenerse, al siguiente año volvió a bajar.
Algo similar ocurrió con el “Ídolo de Los Ríos”, que militó en la A en el año 1997 y por última ocasión en el 2005. A la siguiente temporada, volvió a la B. Las estrepitosas caídas les dieron la pésima reputación de ser considerados los “equipos ascensores” del país. Ante este calificativo por parte de algunos medios informativos locales de la provincia de Los Ríos, el presidente del club, César Litardo, respondió: “Este Quevedo no fue, es, ni será más un equipo ascensor”.
El joven dirigente -tiene 33 años- que tomó las riendas del plantel hace un año y medio, aproximadamente, le pidió a medios de la prensa que colaboren con el proyecto del club, e hizo un “llamado a la unidad” para evitar desestabilizar el plan de trabajo que él tiene con mutuo acuerdo y respaldo de la Prefectura de Los Ríos y la Alcaldía de Quevedo. “Esperamos que a partir de ahora la relación entre la prensa y el equipo se calme y cese ese ambiente hostil que a muchos jugadores del plantel ha hecho pensar dos veces en seguir con su carrera en el Quevedo”, indicó el titular del club.
Litardo, ex futbolista amateur del equipo Canillitas, confesó que desde chico ha sentido cierta afinidad por un equipo del Astillero, del que se considera un hincha. Ahora, con el ascenso del Quevedo, el dirigente ha asegurado que pondrá por delante al club que representa. “No me gustaría decir qué equipo de Guayaquil es el que me agrada (Emelec, según dijeron los que trabajan con él en la Prefectura de Los Ríos), pero la verdad es que el Super Depor es el equipo de la ciudad, de la provincia; así que nos debemos no solo yo, sino todos al Deportivo Quevedo”, expresó Litardo.
El presidente del cuadro “rojiazul” confesó que por pedido del actual entrenador, el paraguayo Raúl Duarte, decidió ingresar a la directiva del club, hasta llegar a ser el titular. El DT, a criterio personal, le dijo hace más de año y medio que por favor ayude al equipo, que él tenía confianza en alcanzar los objetivos deportivos. “El mismo Duarte me pidió ayuda. Me contó que cuando subió el equipo de Segunda Categoría a la serie ‘B’, los jugadores estaban siete meses sin recibir sueldo. La anterior directiva, de la que no quiero hablar, hizo una mala administración”.
Ante estas adversidades, Litardo no se negó a extenderle la mano al club con el que se siente identificado. “De no haber sido por César, no sé qué hubiese sido de este plantel”, dijo el DT “guaraní”, considerado un “Ídolo” del equipo desde su arribo en 2004, luego de su paso por Aucas, Macará y Espoli.
“La verdad es que sin Raúl este grupo de jugadores no hubiese sido el mismo; tomo la frase que una vez dijo el ‘Bolillo’ Gómez: a un grupo de amigos, nadie le gana. Creo en serio, que eso es el Quevedo ahora”, señaló Litardo, que antes de ser presidente del club fue titular de la Comisión de Fútbol, luego vicepresidente y, ante la renuncia del anterior presidente (por malos resultados), asumió la responsabilidad de sacar al cuadro “fluminense” del bache deportivo y administrativo en que estaba.
Como en muchas ocasiones sucedió, el Quevedo no inició este 2012 de la mejor manera. El primer partido de local perdió; sin embargo eso no los desanimó, y de a poco fue subiendo el nivel, aunque en algún tramo del certamen los “rojiazules” se vieron complicados. “Todo el camino hacia el objetivo del ascenso no fue fácil, iniciamos perdiendo muchos puntos de local y de visita no éramos fuertes; pero eso ocurrió hasta la tercera fecha, donde ya mejoramos en lo deportivo”, precisó Litardo, quien empezó a soñar con el anhelo del ascenso cuando vio la reacción del Quevedo.
La mejoría del “Ídolo” fluminense vino acompañada por los refuerzos nacionales como Gilbert Quiñónez, Walter Zea, Jaime “Bampeta” Caicedo y John García, todos elementos que venían de actuar en el fútbol de primera y en clubes como Barcelona, Emelec y el River Plate Ecuador. “La inyección de profesionalismo y experiencia de estos jugadores fue vital en el proyecto deportivo que nos planteamos a inicio del año con el prefecto Marcos Troya y el alcalde John Salcedo”, confesó Litardo, que ahora se siente feliz por la confianza que le brindaron estos directivos, a quienes les aseguró: “no pienso descansar hasta ver en lo más alto al Quevedo, el Ídolo de Los Ríos”.
La alegría más grande que experimentó Litardo, sin duda, fue el pasado domingo, cuando el cuadro quevedeño se impuso de visitante a Ferroviarios y River doblegó a Espoli, el rival directo que tenía por el ascenso a la serie de privilegio. Ese día en Quevedo y los cantones aledaños encendieron la fiesta.
Al festejo de los futbolistas y el cuerpo técnico se unieron miles de personas que se agruparon en las oficinas de la zona norte de la Prefectura de Los Ríos para recibir al plantel. Luego recorrieron las principales calles de la ciudad. El profesor Duarte llegó liderando la caravana que venía de Guayaquil y que se congregó en mayor número de seguidores del equipo a la altura de la parroquia San Carlos. Una vez que llegaron a Quevedo, el DT se dirigió por altavoz a los hinchas: “Nuestro primer objetivo era clasificar a la A; lo hemos logrado anticipadamente y ahora ¡vamos por el campeonato!”, exclamó emocionado.
Por su parte, el trayecto del otro club ascendido comenzó en Ibarra. Frente a la dura realidad de encarar nuevamente el torneo de la B en el 2012, una vez que en la temporada anterior (2011) estuvo muy cerca de lograr el ascenso, el representativo de la Universidad Católica inició su recorrido en el estadio Olímpico de Ibarra, ante el elenco del Valle del Chota, con el que dividió honores a 2 tantos por bando el 26 de febrero.
El arranque fue algo auspicioso tomando en consideración su condición de visitante. Para su debut en la capital, su hinchada esperó con cierta ansiedad observar a la “chatolei”, y la victoria por la mínima diferencia contra la Universidad Técnica de Cotopaxi comenzó a sembrar las ilusiones de un anhelado retorno a la serie de honor.
Estrenó un elenco amalgama de juventud y experiencia, con una nómina de 22 jugadores, incluyendo la cuota extranjera conformada por los uruguayos Diego Benítez y Fernando López (volantes), además del mediocampista argentino Facundo Martínez y el arquero gaucho Hermán Galíndez, mientras entre los nacionales comenzaron a destacar el volante zurdo Jhonatan de la Cruz, el delantero Víctor Estupiñán; los ofensivos Elvis y Henry Patta, Emerson Perea, así como los zagueros Henry Quiñónez y Yery Valencia.
Recordamos que Galíndez no fue habilitado en la primera jornada por cuanto su transferencia internacional no llegó a la FEF por su similar chilena, de igual forma con Víctor Estupiñán de la MLS, quien además se encontraba lesionado. En las instalaciones de La Armenia, los “camaratas” realizaron la última fase de su preparación bajo las órdenes del técnico Jorge Célico, iniciada en enero.
El DT argentino lamentó no poder contar desde un principio con su compatriota, pero depositó su confianza en el arquero nacional Carlos Ortiz, mientras para el ataque tuvo interesantes alternativas. Su interés estuvo centrado en afrontar la temporada con una buena base que pueda competir con éxito en la serie B. Jorge Célico fincó, de cualquier forma, sus aspiraciones en la juventud de su equipo, cuyo promedio de edad (21 años) lo dejó tranquilo.
Y al final aquella apuesta comenzó a darle resultados. Universidad Católica ganó la primera etapa luego de jugar 22 partidos, de los cuales ganó 11, empató 6 y perdió 5, sumando un total de 39 unidades. Aquel inicio de campeonato afirmó los argumentos del equipo así como la capacidad del técnico para seguir fraguando a sus pupilos. Una nueva prueba se presentó en la segunda fase en donde el equipo no logró repetir su anterior campaña; sin embargo se ubicaron en el tercer lugar, luego de disputar 10 partidos con un resumen de 5 victorias, 2 empates y 3 derrotas, que arrojaron un saldo de 17 puntos.
Jugar en la divisional B es mucho más complicado de lo que se puede pensar, hay presión en el entorno. Así lo siente la directiva que preside Enrique Portilla, que ha agotado esfuerzos con el propósito de contar con una plantilla que dispute sitiales estelares. Y nuevamente el desafío estuvo en la liguilla final, en la que luego de 8 cotejos disputados, U. Católica logró el ascenso a la divisional A, producto de 6 triunfos, 1 empate y 1 derrota, que le afirmaron en el primer sitial con 19 puntos .
Un total de 40 partidos jugados hasta el momento, con 22 triunfos, 9 empates y 9 derrotas es lo que ha obtenido el cuadro capitalino; 75 puntos alcanzados, 71 goles convertidos y 34 recibidos hasta la penúltima fecha del hexagonal final, marcan la ruta del “Trencito azul”, que se clasificó con dos fechas de anticipación a la serie A. Para la temporada 2013 el presupuesto del club quiteño alcanzará alrededor del millón de dólares, incluyendo premios, según el gerente del club, Oswaldo Paredes.