Las madrugadas de vigilia para estudiar, cumplir las tareas y sacar buenas notas en los  exámenes de grado terminaron. Ahora, con la tranquilidad de haberse convertido en un nuevo bachiller en Ciencias, el deportista de levantamiento de potencia, Carlos Guapulema, de 18 años, centra su atención en su preparación para el Mundial de Canadá, a efectuarse en   septiembre próximo.  

Será su tercer evento intercontinental,  en los cinco años que lleva inmerso en esta disciplina a la que se vinculó de casualidad. Por eso, cada tarde que llega a entrenar  una amplia sonrisa y una mochila llena de ilusiones lo acompañan. Mientras calienta motores para la ardua jornada, conversa con FANÁTICO.

Es sencillo y de mirada profunda. Sus ojos cafés se confunden con su piel tostada por el sol. Su corpulencia lo hace temible a simple vista, pero en sus expresiones la delicadeza es evidente. Recuerda con emoción sus inicios en el mundo de la pesas. “Iniciaba el noveno de básica y yo iba al gimnasio del barrio (San Marcos) por simple pasadera de tiempo, pero después me llamaron de la  Concentración Deportiva de Pichincha (CDP) y esto me gustó”, confiesa Guapulema.    

El uso de las vendas y de  mancuernas lo cautivaron por completo. Es riguroso en su entrenamiento y siempre llega puntual a la cita con su técnico Marco Sánchez. Gracias a eso el año anterior logró la medalla de plata en el campeonato mundial de República Checa en la modalidad sentadilla (levantamiento de peso  semisentado). En 2009, en Brasil, fue tercero en la misma prueba.

“Mi meta ahora es mejorar esa ubicación. Sé que la mayor parte de los rivales son jóvenes y nuevos así que la chance de alcanzar esa medalla de oro es mayor”. De eso está convencido el quiteño que espera continuar sus estudios universitarios con la ayuda de sus padres. Eso le da la tranquilidad para afrontar su carrera deportiva.

Mientras ajusta las vendas en sus brazos y piernas, comienzan las primeras rutinas de la tarde. Frente a un amplio espejo, que sirve para observar los errores en que cada deportista incurre, se agacha y toma con sus manos la barra, que en las esquinas tiene las pesas, y  la levanta. Su rostro  revela que necesita mucha fuerza para alzar 30, 40 ó 50 kilos, según  la jornada.

“Desde afuera parece que el peso que debes alzar te va a vencer, pero adentro uno sabe para lo que está preparado y lo hace con toda el alma, pensando en la familia y en el país al que representa”.
Hace un mes rindió los exámenes de admisión en la ESPE  y en la Universidad de las Américas. La Mecatrónica y la Ingeniería en Sonido son sus alternativas. “Me encanta todo lo que tiene que ver con la electrónica,  así que voy a ver por cuál me decido”.

Fue un alumno regular en el colegio Don Bosco de la Tola (centro de Quito), mas en la enseñanza superior espera mejorar. “Creo que con la experiencia que adquirí en la universidad me va a ir mucho mejor”.

Por ser deportista destacado recibe una beca mensual de 250 dólares que le entrega CDP. Ese dinero lo ayuda a solventar sus gastos personales y la rigurosa ingesta de proteínas que debe cumplir para mantener su peso, que no debe pasar los 120 kilos, que es la categoría en la que participará en septiembre.

Son  6 los días a la semana que debe cumplir como base para ir en perfectas condiciones a Norteamérica; estas jornadas las cumple con  la alegría de quien se divierte mientras trabaja. “Voy a traer una medalla, es mi compromiso   con el país”.