Hoy Emelec celebra con todas las de ley. El motivo:   83 años de vida institucional, de sostener una filosofía de fútbol bien jugado; y  varios  ex jugadores del “Ballet Azul” desempolvan el anecdotario.

Jesús Cárdenas, Raúl Avilés y Eduardo Hurtado coincidieron en que la grandeza del club radica en muchos logros alcanzados, durante todos estos años, luego de superar alguna crisis futbolística.

Cárdenas, uno de los máximos artilleros que ha tenido el “Ballet” en los últimos años (anotó 120 tantos con la camiseta azul), llegó a Emelec en 1980, proveniente de Liga Deportiva Estudiantil.

El “Jechu”, como se lo conoce, antes de unirse al cuadro “eléctrico” tuvo la posibilidad de militar en Barcelona, pero su amor por la institución azul fue el factor determinante en su decisión.

“No me importó que el equipo tenía que jugar en la ‘B’ (el club descendió ese año). Tuve la chance de decidir por otro grande del fútbol ecuatoriano, como Barcelona, pero siempre tuve el anhelo de jugar en el ‘Ballet’ y no dudé en aceptar la propuesta”, expresó el ex delantero.

Hizo, desde ese momento,  su vida en Emelec,  permaneció desde 1980 hasta 1994 (año de su retiro). Hoy recuerda, con cierto dejo de nostalgia,    que la década de los 80 fue dura para el plantel, pues, pese a que pudo retornar a la primera división, la institución atravesaba por una crisis económica.

El ex delantero, quien alcanzó dos campeonatos con el conjunto guayaquileño  (1988 y 1993), recordó que pasaron ocho años -desde su llegada al club- para que retomara  protagonismo en el torneo. “En el 88, Emelec armó un gran equipo con figuras de la talla de Ivo Ron, Enrique Verduga, Raúl Avilés, Kléber Fajardo o Rubén Beninca, y gracias a Dios pude estar en dicho equipo que alcanzó el campeonato”.

Cárdenas comentó que luego de dicho logro enfrentó lesiones que lo persiguieron por casi dos temporadas, pero en 1993, un año antes de su retiro,  alcanzó su segundo título.

“Ese año fue complicado debido a que disputaba el puesto con jóvenes como Ángel Fernández, Humberto Garcés y Luis Roberto Oste, pero afortunadamente todo salió bien y pude estar en la final que  ganamos ante Green Cross”.

Otro de los históricos que tuvo el “Bombillo” en la década de los 90 fue Raúl Avilés. La “Turbina”, que jugó en Emelec desde 1986 hasta 1992, comentó que la escuadra porteña siempre ha sido vistosa en su juego y dicho factor le ha hecho ganar simpatizantes y ser uno de los grandes clubes del país.

“Por eso lo llaman el ‘Ballet’, porque siempre el juego de Emelec te llenaba, uno salía contento del estadio. Y no solo en el fútbol ha sido grande sino en todas sus disciplinas deportivas”.

Avilés, quien solo dio una vuelta olímpica con los azules (1988), expresó que jugar en uno de los equipos más influyentes del país fue una grata experiencia. “Militar en Emelec me sirvió de vitrina para jugar en el exterior (Sporting Cristal de Perú)...  estuve en los momentos duros del club, y puedo decirte que todos los que conformamos el equipo ese tiempo siempre trabajamos por sacarlo de dicha situación”.

Asimismo, Eduardo Hurtado, quien jugó en el cuadro “millonario” una temporada (94-95), dijo que llegó al equipo  proveniente del Correcaminos de México, donde no le fue bien, y que gracias a su amigo Luis Capurro se unió al club.

Afirmó que siempre fue hincha de Emelec, aunque  nunca se imaginó  dar una vuelta olímpica con el equipo. “Fue un lindo año, en el que no solo quedamos campeones, sino que logramos ubicarnos en el cuarto puesto en la Libertadores”.