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El Telégrafo
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“Busco dejar una generación inquieta, ingeniosa”

“Busco dejar una generación inquieta, ingeniosa”
07 de noviembre de 2012 - 00:00

La sala VIP del estadio Jocay de Manta está colmada por un avispero de periodistas que, con cierta ansiedad compartida, conversan sobre cuáles pueden ser las razones de la visita de Reinaldo Rueda, seleccionador nacional, en la ciudad este feriado de Día de Difuntos.

El colombiano, con su habitual semblante de parca tranquilidad, toma asiento al pie de una mesa para iniciar la conferencia de prensa en que explicará precisamente eso, su visita. Y la cosa es más bien “trivial”: ocurre que el alcalde Jaime Estrada Bonilla lo invitó, entre otras cosas, a participar como jurado en la elección de la reina de Manta y, caballero como es, Rueda no pudo decir que no. Claro, ya más tranquilo, en la intimidad de un diálogo con El Telégrafo -un “toque corto”-, vuelve al tema que mejor conoce, al que lo desvela: el fútbol.

La táctica es el componente estático del fútbol. La parte rígida que sirve para que cada jugador sepa por dónde debe moverse y qué funciones tiene que cumplir dentro de la cancha. Trasladado a una sociedad, se podría decir que la táctica es el sistema que la rige. ¿Está de acuerdo con que, en ese campo, el fútbol ha evolucionado significativamente sobre todo en las últimas décadas?      

Los sistemas tácticos son tan importantes como el buen estado físico de los jugadores. Me atrevería a afirmar, sin dudarlo, que son complementarios. Sin un buen estado físico es imposible ejecutar cualquier disposición táctica o estrategia. La organización táctica estructural de un equipo está determinada por una dimensión estática y una dimensión dinámica. La rigidez en ese sentido no existe en el fútbol. Hay alternativas y variantes que se utilizan dependiendo de la propuesta del rival.

¿En qué momento le interesó la dirección técnica si su familia, en Cali, quería que fuera médico?

Eso ocurre hasta en las mejores familias (sonríe). Los padres siempre quieren que uno sea lo que ellos no pudieron ser y mi padre siempre soñó con ser médico, así que esa era una de las alternativas. 

¿Pero hubo algún hecho particular que lo haya hecho decidir ser estratega? ¿Quizá su afición por el Deportivo de Cali?

Nunca me he puesto a pensar en aquello, pero quizá ese fue el primer impulso que tuve. Lo que recuerdo es que desde pequeño el fútbol provocó en mí un gusto muy especial. Lo veía en la televisión, iba al estadio. Hablaba a cada momento de fútbol. Fue algo así como un amor a primera vista (vuelve a soltar la sonrisa).

07-11-12-deportes-reinaldo-rueda-02Pero ese amor no llegó a consolidarse a nivel más “práctico”. ¿Por qué no logró jugar fútbol profesional?

Pues porque era malo (ahora sí, ríe a carcajadas). Lo reconozco, jugaba como zaguero central pero siempre hubo mejores que yo.

¿Se siente frustrado por eso?

No, porque siempre estuve consciente de mis condiciones y acepté que esas condiciones técnicas no me ayudaban para jugar a nivel profesional. 

Para los ex jugadores que deciden convertirse en técnicos es más fácil encontrar equipo y ganar reconocimiento mundial aunque eso no les asegura el éxito profesional. ¿Cómo logró usted convertirse en un técnico de Selecciones?

Con mucho trabajo y dedicación. Esta profesión demanda mucha entrega. Quien no está dispuesto a entregarse por completo al fútbol simplemente no puede ser técnico.

La frase “entregarse por completo”, en el fútbol, es trillada. Pero, ¿qué significa exactamente?

Respirar fútbol, comer fútbol… Vivir para el fútbol. Es como ustedes los periodistas. Yo he escuchado que nunca dejan de serlo así estén en sus casas y no en una redacción o en un estudio de televisión. Con esta profesión ocurre algo similar. 

¿Y no le ha generado problemas aquello con su esposa y sus tres hijos?

Al principio de mi carrera sí, pero después, como se dice acá en Ecuador, “la carga se arregló en el camino”. Ellos han sido un apoyo fundamental en mi carrera. Han compartido conmigo los momentos más felices y también los más tristes.

¿Como cuando salió prácticamente desterrado de Colombia después de no lograr la clasificación al Mundial de Alemania 2006? Sus críticos llegaron en ese momento a tildarlo de falto de carácter y personalidad… 

(Respira profundo) El fútbol tiene esas cosas. Un día uno es el héroe y al día siguiente se convierte en villano. Lamentablemente hubo factores extrafutbolísticos que contribuyeron a mi salida... 

... ¿Qué factores?

(Hace una pausa) Hubo problemas entre los futbolistas y los dirigentes. Pero prefiero no ahondar en detalles. Ya pasó y ahora estoy concentrado en Ecuador.

Su hija Alejandra, estudiante de periodismo en Canadá, dijo en el 2009, cuando usted logró que Honduras se clasificara al Mundial: “El fútbol es el mismo en todas partes, los hinchas son los mismos, la prensa es la misma, la pasión es la misma”. Se refirió incluso a la convicción de los dirigentes hondureños con su proceso, al fervor de los aficionados y el compromiso de los medios de comunicación para unir al país en torno al sueño de la clasificación. ¿Siente que en Ecuador existe un ambiente similar que podría ayudar a lograr la clasificación al Mundial de Brasil 2014?   

Sí. Lo hemos sentido en cada partido. Antes, durante y después de cada juego. Para lograr sueños como la clasificación a un Mundial no solo es necesario jugar bien y ser mejores que los demás. Hay factores sociales y culturales que influyen mucho. La gente tiene que estar convencida de que sus jugadores están capacitados para lograrlo y acá todos estamos convencidos del gran nivel que tiene la Selección.

Pero hasta hace un año aproximadamente no lo estaba completamente… Incluso estuvo a punto de irse…

Pero nos encontramos con una dirigencia sensata y muy madura. Confió en nuestra capacidad y decidió continuar con el proceso. Cuando llegamos, la Selección atravesaba un proceso de transición muy duro. Nosotros (él y sus colaboradores) no teníamos nada que ver con los fracasos anteriores, pero los asumimos y logramos salir del bache.  Hoy tenemos un equipo maduro que tiene las ideas y los objetivos claros.

En 1986, antes de viajar a México, Carlos Bilardo le dijo a todos los jugadores de la Selección argentina que en su maleta llevaran 2 cosas: un traje y una túnica. El traje era por si ganaban el Mundial y la túnica por si quedaban eliminados en primera ronda y tenían que irse a vivir a Arabia Saudita. ¿Qué le dice usted a los seleccionados para asumir las derrotas?         

Algo similar. El trabajo psicológico es determinante en esos casos. Nosotros tratamos de mantener la sencillez y la humildad todo el tiempo, aún cuando ganamos. ¿Cómo lo hacemos? Pues conservando la misma mística ganadora.   

¿Cuánto influyó en esa mística que dice que lo caracteriza la escuela alemana? Usted hizo un posgrado en Colonia...

Influyó muchísimo, pues algunos de los conceptos que ahora matizan mi trabajo los aprendí ahí.

¿Cuáles, por ejemplo?

(Sonríe, con una mueca socarrona)... identificarlos es la tarea de ustedes (los periodistas). Ojalá logremos clasificarnos al Mundial para que se den cuenta.

Carlos Alberto Parreira es uno de sus máximos referentes. ¿Cómo influyó el estratega brasileño en su preparación?

Cuando lo conocí supe que estaba en el camino correcto. Coincidimos en muchos conceptos. Juntos creamos alternativas didácticas interesantes sobre todo para hacer de las charlas técnicas algo muy entretenido...

... Es que sus sesiones teóricas son parecidas a una clase universitaria. Se establecen responsabilidades y hay exposiciones. ¿De quién heredó ese método didáctico?

Lo fui desarrollando con el paso de los días. Esa  experiencia nos la dan las horas que pasamos planificando un entrenamiento o un partido. Pero es verdad, nuestras charlas con muy dinámicas. Los jugadores participan mucho, debaten, cuestionan. A mí no me gustan los jugadores pasivos.

¿Qué pretende con eso?

Dejar una generación de jugadores inquieta. Que no acepte y asuma como verdadero o único lo que uno les dice, sino que cuestione e increpe. Yo siempre les digo a los muchachos que un futbolista inteligente no juega por inercia sino  que  interpreta, construye y deconstruye la idea teórica y la aplica en el campo de juego. El fútbol no solo es un juego entre 22 jugadores y una pelota, es también un juego de ingenio.

Algo similar dijo el alemán Dettmar Cramer en un documental sobre su vida que realizó la cadena televisiva inglesa  World News el año pasado. Una frase parecida le dijo a los futbolistas cuando fue presentado como técnico de la selección japonesa...    

Cramer es un referente para los alemanes. Estudiamos su metodología en clases y sin duda fue y es un gran adiestrador. Ahora, si no me equivoco, ya está retirado. Pero algunos de sus conceptos siguen vigentes y se los analiza en las escuelas para técnicos.      

En la selección, ¿existe alguien que tenga el perfil para convertirse, luego de su retiro profesional, en técnico?

La mayoría se interesa mucho por interpretar los conceptos. El jugador ecuatoriano ha evolucionado mucho. Ahora se preocupa por su preparación académica y por su desarrollo intelectual. La mentalidad del futbolista ecuatoriano dista mucho de la de décadas atrás.

¿Cuánto ha influido en ese sentido la escuela colombiana que inició con el proceso de Francisco Maturana? 

Colombia y Ecuador han vivido en las últimas décadas un proceso importante de retroalimentación. Lo que hizo el doctor Maturana fue el inicio de un camino hacia la excelencia. Él implantó los fundamentos, Hernán Darío Gómez los pulió y Luis Fernando Suárez los consolidó. A esta nueva generación de jugadores le toca ratificar ese buen momento. A algunos les ha costado asumir la responsabilidad de reemplazar a una generación de futbolistas que le dio al país dos clasificaciones. Pero todos lo han asumido, a la larga, con mucha responsabilidad y madurez.    

Uno de sus referentes de cabecera en Alemania fue también el italiano Arrigo Sacchi. El ex entrenador del Milan dijo el año pasado, durante una conferencia en Londres, que el fútbol es sencillo, pero son los jugadores los que lo hacen complicado. ¿Es eso cierto?   

Repito, el fútbol no se lo debe jugar por inercia. Eso quiere decir que mientras más inteligente es el futbolista más fácil le va a resultar llevar los conceptos teóricos a la práctica. Es como en otros aspectos de la vida cotidiana.  

Usted dijo que Ecuador necesita 8 puntos para asegurar su clasificación al Mundial de Brasil. ¿Cuál será la clave para alcanzarlos? 

Ganar todos los partidos que nos quedan por jugar en casa. En las eliminatorias esa ha sido la clave siempre. Tenemos a un grupo muy comprometido con ese objetivo, así que esperamos cumplir con ese sueño de todos los ecuatorianos.

¿Y qué pasará después independientemente de si se clasifica o no la Selección al Mundial de Brasil?

No lo sé. No queremos anticipar criterios ni especular respecto al futuro. Ahora estamos enfocados en eliminatorias. No queremos y tampoco dejaremos que nada nos desconcentre. Esperamos con ansiedad el reinicio de los partidos en marzo.

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