Bolivia suma histórico punto en Argentina
La selección boliviana celebró ayer un histórico empate 1-1 frente a la Argentina de Lionel Messi en el estadio Monumental, con la disciplina de un cerrojo defensivo a prueba de balas y un oportuno gol de Marcelo Martins, por la tercera fecha de las eliminatorias sudamericanas al Mundial de Brasil 2014.
Martins despertó el sueño de la escuadra verde con un disparo alto y a quemarropa a los 55 minutos, ilusión que se desvaneció a los 59 con un remate esquinado de Ezequiel “Pocho” Lavezzi, ante unos 30.000 espectadores, con tribunas semivacías, prueba de que los albicelestes siguen huérfanos de respaldo popular.
Una sonora rechifla despidió al equipo. Bolivia reafirmó que es una sombra negra para Argentina, luego de haberla goleado 6-1 en La Paz, en las eliminatorias para el Mundial de Sudáfrica 2010 y empatado 1-1 en el partido inaugural de la Copa América Argentina-2011 en La Plata.
Argentina llevará sus dudas e inseguridades a Barranquilla el martes para jugar contra Colombia por la cuarta fecha y Bolivia se embandera en su esperanza al enfrentar a Venezuela en San Cristóbal.
El bosque de camisetas verdes en zona defensiva que sembró Bolivia resultó un rompecabezas duro de resolver para Argentina, y para colmo el equipo que conduce Alejandro Sabella volvió a desnudar su severo déficit de creatividad.
Messi tuvo otra vez que retrasarse en el campo para conectarse con el balón y verse forzado a arrancar tan lejos del arco rival que fue presa fácil del disciplinado escalonamiento de contención que armó el DT Gustavo Quinteros.
La línea de volantes formada por Walter Flores, Jaime Robles, Rudy Cardozo e incluso el más adelantado Pablo Escobar, se alternaban para obstruir el avance albiceleste, sin preocuparse demasiado por haber dejado como solitario atacante a Martins.
A Javier Pastore se le prendía la lamparita sólo por momentos y tampoco se inspiraba con frecuencia Ricardo “Ricky” Álvarez para intentar alguna pared o un desborde que derribara esa muralla de titanes en el fondo que desplegó Bolivia con Christian Vargas, Luis Méndez, Ronald Rivero y Luis Gutiérrez.
Para colmo, Gonzalo Higuaín, el delantero más desequilibrante de los argentinos, se vería forzado a recibir los pases de espaldas al arco, acorralado por Rivero, convertido en su perseguidor implacable.
¿Cómo entrar en esa ciudadela fortificada que montó Bolivia? El dilema lo intentó solucionar una vez Pastore al quitarse de encima la marca con su maestría técnica y sacudir el poste con un remate rasante. Y lo había logrado también Higuaín cuando mandó el balón a la red, pero el árbitro ecuatoriano Carlos Vera no convalidó el gol al no otorgar la ley de ventaja.
Otro disparo al gol de Higuaín también fue anulado por infracción dentro del área de Fernando Gago. Buscaba sin desesperarse Argentina por el flanco izquierdo con la intensidad de ataque del lateral Clemente Rodríguez o con la lenta y anunciada proyección por la otra banda de Pablo Zabaleta, todo en vano.
Argentina volvió a mostrarse como una escuadra sin timonel, sin sorpresas, sin sabiburía táctica para aprovechar al mejor jugador del momento, el cañonero del Barcelona, llave maestra para el gol por genialidad y repentización.
Cualquiera envidiaría tener a Messi, pero la manera en que lo hacen jugar en Argentina, sin socio para el toque y lejos del área, sin entender su juego, con terca necedad desde hace un lustro, no parece ser el modelo a imitar.