Banguera brindó una charla y atajó 5 penales a los niños
La buena predisposición que tiene el arquero de Barcelona y la Selección, Máximo Banguera, para compartir sus ratos libres con los niños es evidente con solo verlo moverse entre ellos. Esta tarde quiere relatar sus anécdotas futbolísticas a más de 160 pequeños que forman parte del campamento vacacional de una empresa de lácteos.
“No hay nada más lindo que ver a los pequeños sonreír cuando les habla una figura deportiva”, dice el jugador, quien, según confiesa, no lo pensó dos veces cuando recibió la invitación de María Emilia Arcagni y Mariuxi Vergara, las organizadoras del evento en las instalaciones del Comité Olímpico de Alto Rendimiento (COAR).
Esta es la cuarta edición de los vacacionales, y esta ocasión, además de haber aportado con la enseñanza de disciplinas deportivas a los hijos de los empleados de la empresa, contó con el aprendizaje de actividades psicomotrices y artísticas... “Este año le inyectamos algo más al campamento: arte y, sobre todo, el cuidado de la naturaleza con formas de reciclar”, señala Arcagni.
Ante la posibilidad de que Banguera intervenga en el discurso final del evento, Mariuxi apunta: “no creo que se niegue, pues le agrada compartir con los niños un rato ameno”.
Máximo, quien en un principio se encuentra en el comedor, ratifica lo dicho por Mariuxi. “A los chicos deseo hablarles sobre el tipo de vivencias que un deportista de alto rendimiento tiene, pues muchos se preguntan... ¿cómo vive su ídolo y qué hace en sus ratos libres?”.
En el momento en que Máximo comienza a caminar hacia el lugar de la charla, seis atletas que están concentrados en el COAR se le acercan para que les cuente todo lo que hace antes, durante y después de las prácticas con el “Ídolo del Astillero”.
Para mala fortuna de ellos, el golero les indica que debe hablar antes con los chicos del vacacional. “Lo siento, pero tengo que cumplir con mi compromiso primero; pero al término del evento nos sentamos un rato para conversar”, les explica, amablemente, el entusiasmado jugador, quien antes de salir del comedor del COAR es aplaudido por los presentes.
La estrategia que ellos aplican para que Máximo no olvide su promesa es decirle: “Pero verás, que un deportista no le puede negar una charla y fotos a otros deportistas”, y sueltan una carcajada.
Dirigiéndose ya hacia la pista de karate y el cuarto de máquinas, donde estaban los niños del vacacional esperándolo, Máximo tiene que detenerse en dos ocasiones para sacarse una foto con otros jóvenes hinchas del Barcelona: “Hay que ganarle a Independiente el domingo (empató 1-1)”, le piden.
Apenas Banguera pisa el salón del evento, la multitud suelta un aplauso uniforme, y entre varios asistentes se comenta el penal que le atajó a Carlos Feraud, hace poco, en el partido ante Liga de Loja.
Con aquella tonada de “amarillo como el sol (...)” y el público de pie, el guardameta toma su lugar en la mesa directiva para presenciar el acto que ha sido especialmente preparado.
Las maestras ordenan el arranque de la presentación, con la intervención de 5 grupos de cheerleaders. Luego de ese punto, Máximo, sin guantes, se anima a atajar. Cuatro pequeños y dos niñas van al cobro, y solo la chica puede convertir.
El portero confiesa que de chico nunca tuvo la oportunidad de recibir una charla de motivación por parte de un deportista. “Me hubiese gustado, pero no conté con esa linda experiencia”. Ahora de grande sí he tenido la oportunidad de recibir muchos consejos de los ídolos como José Francisco Cevallos... Siempre estaré agradecido con él por lo que aprendí”.
Banguera, de 26 años, es consciente de que un deportista tiene una vida ajetreada, que debe repartir entre su profesión y su familia, pero señala: “siempre trataré de buscar espacio en mi agenda para disfrutar con los niños por una buena causa”.
El ex Espoli ratifica que le “encantan los pequeños”. Tiene dos hijos (un varón y una niña); “con ellos comparto y me divierto mucho, al menos ahora que están chicos trato de aprovechar, ya que cuando crezcan solo toca verlos como se van...”.
El seleccionado “tricolor” también se anima a mandar un mensaje a los padres que castigan a sus hijos por sus travesuras. “Pienso que la mejor manera de corregir a los hijos es conversando; yo no soy partidario del maltrato físico. Así fui criado por mis padres, sin agresión”.
Sobre la nacionalización del arquero de Emelec, Esteban Dreer, y la buena actuación que tuvo Domínguez en la “Tri” frente a Honduras, dice estar “contento por la pelea sana que existe en el arco de la selección. Están Alexander y Bone, porteros con proyección, además de Elizaga y Dreer (naturalizados), también (Wilmer) Zumba y (Cristian) Mora. Ya no tenemos problemas en esa posición”.
Pero Máximo no ha venido a hablar del torneo ecuatoriano, sino a compartir con un puñado de pequeños que, a esta hora, corren por allí colmados de alegría.