Viviane Senna tuvo una conversación con su hermano en marzo de 1994. En ella Ayrton le contó que quería hacer algo por el futuro de Brasil, ayudar a los niños a que tuvieran las mismas oportunidades que él.

Nunca pudieron retomar el tema porque el famoso piloto falleció dos meses después en Imola (Italia), el 1 de mayo de 1994, a los 34 años. Para Viviane, que preside el Instituto Ayrton Senna, los valores que su hermano transmitió a los brasileños le han convertido en un mito mundial, según cuenta en una entrevista por teléfono con la AFP.

P: ¿Por qué cree que su hermano marcó tanto a los aficionados a la Fórmula 1?

R: Como piloto consiguió marcas increíbles para este deporte, que lo convirtieron en uno de los mejores de todos los tiempos.

Pero creo que eso sólo no basta para explicar su trascendencia, que perdura incluso 20 años después de su muerte.

Además de todas sus marcas, lo importante es cómo ganaba, cómo conseguía esos resultados. Lo hacía a través de unos valores que la gente aún admira: disciplina, garra, persistencia, pasión, valentía.

Creo que Ayrton no pertenece al ámbito de las celebridades, él ha superado eso. Está en una categoría mítica que trasciende el tiempo y el espacio.

P: ¿Cómo explica la veneración que generó entre los brasileños?

R: Para nosotros, Ayrton tuvo una gran importancia por la época en la que consiguió triunfar. Por entonces, Brasil no era bien visto, no estaba de moda como lo está hoy.

A Brasil se le consideraba en aquel tiempo un país de poco valor, con un lado sombrío asociado a robos y engaños. Era un país lleno de problemas que no funcionaba ni económica, ni social, ni políticamente.

En ese sentido, Ayrton fue el primero en sentir orgullo de ser brasileño, en levantar la bandera de Brasil (lo hacía en todos los podios, ndlr) y, además, triunfó en el conocido como primer mundo.

Venció allí y no de manera tramposa, sino por la garra y por su determinación y eso lo convirtió en una fuente de inspiración hasta hoy.

P: Veinte años después de su muerte, ¿se sigue sintiendo su influencia a nivel mundial?

R: Es impresionante la fuerza que continúa teniendo su figura en el mundo, lo interesante es que no ha descendido. Incluso en países que no tienen nada que ver con la Fórmula 1.

Una vez recibí una carta de un niño de Letonia que contaba que tenía puesta una foto de Ayrton en la puerta de su armario y todos los días cuando se levantaba, miraba la foto y decía: "Voy a luchar como tú lo hiciste, no voy a desistir, y voy a superar las dificultades por las que estoy pasando. Lo voy a conseguir".

P: ¿Considera que si Ayrton Senna siguiera vivo seguiría involucrado en el negocio de la Fórmula 1?

R: Personalmente, creo que él dedicaría su atención a algún ámbito deportivo, pero no creo que siguiera involucrado directamente con la Fórmula 1 (...) A Ayrton no le gustaban los bastidores de la Fórmula 1, que es un ambiente extremamente político y muchas veces no muy ortodoxo.

P: Tras padecer un golpe tan duro como la muerte en la pista de su hermano, ¿cómo se tomó que su hijo [el piloto Bruno Senna] quisiera seguir sus pasos?

R: La primera vez que él me dijo que quería correr me llevé un gran susto porque él nunca lo había mencionado desde el accidente de Ayrton (...) A pesar del miedo y del riesgo, yo le entiendo, como mis padres entendieron a Ayrton, aunque tampoco querían que corriera.

P: ¿Cuál es el mayor legado que Ayrton Senna dejó a los brasileños?

R: Creo que son dos herencias: la de los valores de los que le he hablado y, por otro lado, su gran pasión por Brasil. Deseaba colaborar para que fuera un país próspero y no sólo para algunas personas.

Ayrton tenía una gran voluntad de que Brasil funcionara, de que todo el mundo pudiera tener oportunidades, y de ese sueño acabó naciendo el Instituto.

P: ¿En qué consiste el trabajo del Instituto?

R: Somos una organización que trabaja junto al sector público para mejorar la calidad de la educación en Brasil, a través de capacitación y gestión de profesores.

Ahora mismo estamos trabajando con más de dos millones de niños y capacitamos a cerca de 75.000 profesores al año, que llegan a unos 1.000 municipios de todo el país.