Alfredo es el número uno mundial por segunda vez
Luce agotado tras su arribo a Ecuador con el título de campeón mundial juvenil de Bicicross en Copenhague (Dinamarca). Es Alfredo Campo, quien no ha parado de conceder entrevistas. Sin embargo, en su espigada figura de 1.89 m sus ojos verdes aún resaltan, pues iluminan mientras permite el ingreso de FANÁTICO a su vivienda, ubicada en la urbanización El Condado, al norte de Quito.
Se le dibuja una sonrisa al evocar los instantes en los que consiguió su segunda medalla intercontinental.
“Fue el sábado 30 de julio. Esa tarde me sentí desde un inicio en perfecto estado físico y mental. Un día antes había cumplido satisfactoriamente la jornada de clasificación entre cerca de 120 inscritos. Me encomendé mucho a Dios; sabía que iba a lograrlo, pero solo cuando me vi en el podio con la medalla asimilé la magnitud de esa conquista”, refiere Alfredo.
Esta conquista tiene mayor significado para el bicicrosista de 18 años oriundo de Cuenca, porque la consiguió con una preparación irregular. Estuvo cinco meses apartado totalmente del deporte por una fractura en su rodilla izquierda.
Se le movió la rótula y perdió la bolsa sinovial, cuyo líquido reduce la fricción en el contacto entre los cartílagos. “Tuve un accidente que me impidió cumplir las jornadas de trabajo. Podría decir que solo entrené 45 días, que fue el tiempo que permanecí en Dinamarca antes de la competencia”.
Su primera medalla mundial la obtuvo en Argentina, a los 7 años. Ese logro aún está intacto en su retina. “Aunque era niño, aún recuerdo la emoción con la que recibieron todos en mi familia ese triunfo. Fue muy bonito como lo es el de ahora, aunque éste es de más trascendencia porque es la mayor conquista de Ecuador en la historia del bicicross”. La pasión por el pedal la tiene inyectada en sus genes. Es su insignia de nacimiento, como lo es también su acento “morlaco”.
Desde pequeño la inclinación familiar hacia la bicicleta lo atrapó. Sin embargo, tras el mundial infantil en 2000 se apartó por dos años, tras un accidente durante un entrenamiento que le costó la pérdida de la audición de su oído derecho.
“Al principio no sabíamos qué pasaba, perdí por completo el balance en mi cuerpo, no podía pararme. Para solucionar el inconveniente estuve por algunos meses en cama y con bastantes medicamentos que hicieron que aumentara en gran medida mi peso. Pese al esfuerzo y el tratamiento, perdí por completo el sentido del oído, pero ese es un problema totalmente superado”.
De regreso a las competencias los títulos y las medallas no cesaron en el joven de 85 kilos. Fue en múltiples ocasiones campeón provincial, nacional, latinoamericano y panamericano. Sin embargo, confiesa que pese a esos logros el apoyo no ha sido total. En la última competencia en Europa fue su familia la que financió la preparación de mes y medio en Dinamarca, el viaje y la estadía.
Eso representó un egreso de alrededor de 7 mil dólares. “Lastimosamente, el apoyo de la Federación Ecuatoriana de Bicicross no ha sido total, como se esperaba, mas con esta conquista parece que todo va a cambiar”.
Alfredo ansía participar en los Juegos Olímpicos de Londres en 2012, pero lo hará como parte de su preparación hacia su mayor reto: los de Río de Janeiro 2016.
Como buen cuencano el mote no puede faltar en su alimentación. Pero las pizzas y el ceviche de camarón son sus debilidades gastronómicas. Precisamente, el segundo fue su plato de bienvenida tras la consagración.
Se lo preparó su padre Alfredo con quien comparte los días en Quito. Isabel, su madre, vive en la capital azuaya y con frecuencia la visita. “Mis padres están divorciados, por eso me divido en las dos ciudades”.
Es bachiller en Ciencias Sociales y luego ingresará a la universidad, aunque no ha definido aún la especialidad.