Álex y Othmar, de la cancha a la banda
Othmar Moyano hace “gritar” a la batería. Su combinación acertada de golpes al redoblante, tontones, bombo, goliat, estervil, platillos... en fin, a todos los implementos de este instrumento, hace que este músico se luzca sentado al fondo del local. El sitio se llama Mastur-Bar y el grupo en el que toca Moyano lleva el mismo nombre del establecimiento.
El cantante de la Mastur-Banda es Álex Panchana. Con su tono de voz grave imita a los vocalistas de los grupos de rock latino Maná, Enanitos Verdes, Soda Stereo... Los que siempre están de moda... En la guitarra está Juan Basilio y en el bajo Juan Carlos Nieto. Todos, oriundos de Salinas; “panas” que llevan 15 años tocando juntos.
Los presentes corean efusivamente sus canciones, todas covers de éxitos musicales de los últimos 15 años. “Sola, sola en el olvido; sola, sola con su espíritu; sola, sola con su amor el mar; solaaaaa... en el muelle de San Blás”. La voz de Panchana se fusiona con la de alrededor de 40 personas que allí van dejando que el alcohol haga lo suyo.
Pero esto -para aclarar la confusión de algún lector- no es una nota de Espectáculo en FANÁTICO. Lo que sucede es que Panchana y Moyano no solamente se dedican a la música, sino que además son dos de los más destacados jueces de línea de tenis locales, a tal punto de que están presentes en todos los challengers del país, así como también en las series de Copa Davis que Ecuador juega como anfitrión.
Para Álex, de 27 años, los días más agradables en el bar son cuando sus amigos del tenis lo visitan, como sucedió semanas atrás, cuando concluyó el Challenger de Salinas. En Mastur-Bar estuvieron diversos jueces de silla, de línea, así como uno que otro jugador, como fue el caso del italiano Enrico Becuzzi.
“Es algo raro ver a los jueces en el grupo. Yo nunca pensé que él (Álex) cantara, pero lo hace muy bien, me gusta”, indicó aquella vez Becuzzi.
Los asistentes aumentaron con sonidistas del torneo y periodistas que cubrieron el evento internacional y demás trabajadores vinculados con el mundo del tenis.
En el torneo que se realiza anualmente, desde 1995 en Salinas, se ha vuelto una tradición que el cierre, informal, sea con una tocada de Mastur-Banda.
“Son momentos agradables los que pasamos después del torneo, ya que son mis compañeros de trabajo los que vienen y gozamos en un ambiente de confianza”, indica Álex.
Tanto él como Othmar ingresaron al tenis en 2004, cuando Fabricio Valdivieso, director del Challenger de Salinas, hizo un llamado para que los jóvenes de la península aprendieran a ser jueces de línea y a su vez trabajaran en el “deporte blanco”.
Así, Valdivieso, quien es juez internacional, dio una inducción al arbitraje a estos ahora jueces, junto con varios muchachos más.
Para ese entonces Panchana y Moyano ya se habían graduado del colegio. Desde su época de la secundaria -el vocalista estudió en el Emmanuel y el baterista en el Rubira- la banda ya estaba formada.
Según la voz del grupo, que se presenta los fines de semana en el bar, realiza alrededor de 15 torneos al año como juez de línea, entre challengers (Salinas, Manta, Quito y Guayaquil), Futuros, Ecuajunior, Cosat y Copa Davis.
“El tenis es algo que llegó a mi vida sin pensarlo, pero he ido afinando la observación y el juicio. Uno de los recuerdos más gratos que tengo fue haber estado en un partido de Nicolás Lapentti, a quien siempre he considerado como un ídolo, fue emocionante”, lanza Álex.
El cronograma de Moyano es parecido. En la cancha, Othmar es serio, concentrado en las jugadas, su mirada no se despega de la bola, pero sentado en el banco de su batería, el salineño cambia totalmente, interactua con sus compañeros y gesticula grandes sonrisas al dar sus golpes a los tambores.
“Gracias a Dios puedo mezclar muy bien mis dos pasiones. No me veo atado a hacer que no me gusta”, dice, luego de una más de sus presentaciones de sábado por la noche.