Familiando
¿Por qué somos malpensados?
El término malpensado, según lo define el Diccionario de la lengua española (DLE) de la RAE, se atribuye a una persona que se inclina a pensar mal de lo que hacen los demás o de sus intenciones. Ese hábito de malpensar, de hecho, no es exclusivo de un puñado de individuos, por el contrario, mientras más imaginativa es una persona más malpensada puede ser.
Un comentario, una imagen, una noticia pueden dar lugar a diferentes interpretaciones.
Un artículo publicado en la revista El Gráfico de México, señala que, a veces, los avisos comerciales, por la intensidad de su contenido, provocan desconcierto en algunos televidentes, precisamente, porque el mensaje tiene un doble sentido.
“Las estrategias publicitarias utilizan cualquier recurso para vender, por ello es que algunos spots de televisión terminan por crear gran polémica, pero sobre todo, gran diversión para quienes los ven”.
Incluso hay anuncios que pueden ser muy explícitos y otros dejan volar la imaginación, pero lo que tienen en común es que saben jugar muy bien con el doble sentido. En algunos países de América Latina como México, el lenguaje popular se presta para dobles sentidos con alusiones sexuales.
De hecho, el juego de palabras o frases con doble sentido y cuyos componentes tengan una doble intención o tono sexual también se conoce como albur. Este es un juego en el que las palabras no necesariamente tienen que ser vulgares o altisonantes, es, simplemente, una forma de hacer gala del ingenio.
Quienes dominan este arte intentan crear frases albureras con sentido del humor. “Siempre hay que tener la mente abierta, se trata de divertirse, no de ofender a alguien. Para decir un albur, también es importante saber para quién es”, señala la revista El Baúl del Tío.
No es lo mismo decir albures entre amigos que llegar con una persona mayor y decirle un albur o con una persona que recién se conoce. Lo mejor es hacerlo entre amigos o gente de mucha confianza.
En México este juego es utilizado como una ‘esgrima verbal’ mediante la cual se pretende ofender a alguien, generalmente con doble sentido de índole sexual, por medio de mensajes en clave.
Mientras que el albur tiene una connotación de juego, con altas dosis de creatividad, también proliferan los malpensados que no siempre provocan gracia. Los malpensados, sostiene el blog Sentires y Pensares, se muestran incapaces de ver y escuchar lo que a su alrededor se hace o dice, dedicándose solo a interpretar según su imaginación. Con frecuencia, tergiversan lo visto u oído, y malinterpretan lo uno y lo otro.
Quienes conviven con estas personas requieren una dosis extra de paciencia y tolerancia, como lo señala este blog, ya que exige estar en un permanente estado de alerta, porque no siempre se sabe qué interpretaciones se generarán a partir de un comentario bien intencionado. Para Lucía Noboa, psicóloga, es común encontrarse con personas que ven segundas intenciones en todo acto humano, así como hay otras que a cada palabra que pronunciamos le encuentran un doble sentido, con frecuencia, asociado a un tema sexual. La especialista explica, además, que quienes están habituados a ver el doble sentido a todo, necesitan cambiar sus patrones mentales.
“Estas personas perdieron su inocencia básica que está asociada con el primer chakra (puntos energéticos que gobiernan nuestro cuerpo físico al propio tiempo que regulan la absorción y salida de la energía).
Este primer chakra, el de la raíz, como señala Noboa, es el cimiento de la salud mental y emocional.
Para estas personas —asegura Noboa— existe una serie de terapias concebidas para equilibrar las energías y mejorar patrones mentales. Así, por ejemplo, la terapia cognitiva ayuda a estimular este chakra. “En el caso de la terapia conductual se induce a las personas a pensar en aspectos positivos”.
Sobre este tema, los lingüistas indican que todo lenguaje es susceptible a la interpretación individual y colectiva de su país de origen y se le puede dar una connotación de doble sentido y que no necesariamente se trata de una actitud que tenga que corregirse.
El problema, recalca Noboa, surge, principalmente, cuando los comentarios malintencionados son repetitivos con una elevada connotación sexual.
En todo caso, estas expresiones responden también a un tema cultural y es en los países Latinoamericanos donde ha cobrado más fuerza.
Especialista
La inseguridad lleva a muchas personas a ser malpensadas
Este tipo de personas posiblemente presentan rasgos de personalidad paranoide. Su estructura psicológica es la que causa esto. Hay muchas personas que son malpensadas porque son muy inseguras de sí mismas y, para llamar la atención, suelen pensar con doble sentido. Cuando el doble sentido resulta gracioso, mejor aún. Por otro lado, las personas que son malintencionadas pueden haber sido víctimas de un acto violento como robo, asalto o abuso sexual.
Yolanda Villacreses, psicóloga ecuatoriana.