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La Gran Muralla China se deteriora

Solo el 8,2% de esta obra está en buen estado.Hay personas que se han dedicado a vender los ladrillos que tienen inscripciones históricas. Son piezas que en el mercado negro pueden costar entre $ 6,5 y 8 por unidad.
Solo el 8,2% de esta obra está en buen estado.Hay personas que se han dedicado a vender los ladrillos que tienen inscripciones históricas. Son piezas que en el mercado negro pueden costar entre $ 6,5 y 8 por unidad.
12 de marzo de 2016 - 00:00 - Redacción de7en7

Considerada una obra maestra y un símbolo de poder de China, la gran muralla se encuentra en franco deterioro debido a las fuerzas de la naturaleza y a actividades humanas como la minería y el turismo con fines lucrativos. En las últimas décadas, también se han identificado cultivos sobre las ruinas o el robo de piedras y ladrillos, actos reprochables que son atribuidos a los residentes de la zona. La muralla también peligra por la fuerza de la naturaleza.

Hace 3 años, las fuertes lluvias provocaron el derrumbe de un tramo de 36 metros, en la provincia de Hebei. Alrededor de 2 mil kilómetros o el 30% de la fortificación construida durante la era de la dinastía Ming han desaparecido a causa de la erosión natural y la actividad humana, según lo reveló hace unos meses el diario chino Beijing Times.

La situación podría empeorar —advierten los expertos—, porque no se hace lo suficiente para preservar lo que queda.

Según un documental presentado por National Geographic y CNN, cerca de 8 mil kilómetros de la estructura datan de la era de la dinastía Ming, entre los siglos XIV y XVII, y muchas personas consideran que es la Gran Muralla original. De esta porción, 2 mil kilómetros se componen por accidentes naturales, por lo que solo se construyeron 6 mil kilómetros de la muralla de la dinastía Ming.

Los tramos que se edificaron en otras épocas tienen una longitud total estimada de 21 mil kilómetros.

Los turistas que hoy visitan China relacionan a la Gran Muralla con una parte restaurada de la muralla de la era Ming que se encuentra en Badaling, cerca de Pekín. Según los especialistas chinos en conservación, esto no es lo que ocurre con la mayor parte de la estructura.

De acuerdo con una investigación que llevó a cabo la Sociedad de la Gran Muralla China en 2014, solo alrededor del 8,2% de la estructura está en buen estado y se considera que el 74,1% restante está en mal estado de conservación.

Para Dong Yaohui, subdirector de la Sociedad de la Gran Muralla China, este es un sitio patrimonial muy vasto (de más de 20 mil kilómetros), por lo que aumenta la dificultad de preservarla y restaurarla.

A este factor se suma otro aún más preocupante: los departamentos locales encargados del patrimonio dependen de una mano de obra muy reducida, lo que impide cuidar y proteger el sitio de una forma integral. El reciente aumento del interés de los turistas por visitar las secciones poco explotadas, conocida como La Gran Muralla Silvestre, también aceleró el deterioro, según el estudio. El grafiti y el saqueo también dejaron su huella.

Dong Yaohui dice que los habitantes de las zonas por las que pasan algunos tramos venden los ladrillos que tienen inscripciones históricas.

Un informe desarrollado por las periodistas Maggie Hiufu Wong y Serena Donalks revela que para proteger los tramos más vulnerables de la muralla, los gobiernos locales deberían dar subsidios e información para que los habitantes y los agricultores de la zona se involucren en su protección. También se necesitan penas más rigurosas.

Mei agregó que también se debería reclutar a la gente local para que se aseguren de que los turistas respeten la edificación. Estas actividades deben llevarse a cabo para las generaciones venideras.

Los árboles también suponen una gran amenaza para la pervivencia de esta emblemática construcción, ya que sus raíces se extienden a través de las paredes, lo que debilita aún más los ladrillos, dañados por su exposición a las fuertes condiciones meteorológicas durante siglos. Algunos ciudadanos chinos que viven cerca de la parte ‘salvaje’ de la muralla, aquella no transitada por la mayoría de turistas, también han robado piedras, especialmente aquellas que poseen caracteres grabados en ellas y que tienen cierto valor en el mercado negro (entre $ 6,50 y $ 8 por unidad).

Hay personas que se han dedicado a vender los ladrillos que tienen inscripciones históricas. Son piezas que en el mercado negro pueden costar entre $ 6,5 y 8 por unidad.

La Ley de Protección de la Gran Muralla, que entró en vigor en 2006 y que garantiza su conservación, es un mero ‘papel en blanco’, ya que la falta de detalles en la normativa y de personal administrativo impiden cumplir dicho propósito, según varios expertos chinos. La Gran Muralla es uno de los mayores reclamos turísticos de China y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1987.

Los registros históricos sostienen que aunque los emperadores chinos habían construido barreras para defenderse de los ‘bárbaros’, fueron los Ming, en los siglos XV y XVI, quienes erigieron una muralla continua de al menos 7 mil kilómetros.

Esta obra tenía características más avanzadas que las anteriores.

Mientras que en el pasado las fortificaciones se habían erigido empleando la tierra como materia primera, compactándola en una especie de tapial, ahora se empleó en la mayoría de los tramos una combinación de zócalo de piedra y alzado en ladrillo.

Este sistema era mucho más caro que los anteriores —se ha llegado a decir que 100 veces más—, pero también resistía las inclemencias del tiempo mucho mejor.

Sin embargo, la eficacia militar de esta barrera fue siempre relativa. La frontera septentrional china sufrió un número de ataques muy alto, a veces por parte de grandes bandas de guerreros, verdaderos ejércitos que podían alcanzar los 100 mil efectivos, pero también por pequeños grupos de nómadas.

La Gran Muralla es, sin duda, una obra de ingeniería emblemática, una imponente obra artesanal que se fue realizando de manera progresiva, con el paso de los años, de los siglos.

Según cuentan las crónicas, la construcción de la Muralla alcanzó su mayor extensión bajo la dinastía Ming (1368 y 1644). La gran muralla se inicia en el extremo este, en el paso de Shanghai, Qinhuangdao, en Hebei, provincia cercana al golfo de Bohai.

Atraviesa 9 provincias, 100 condados, para terminar en el extremo Oeste en el paso de Jiayu, en la provincia de Gansu, al noroeste.

El paso de Jiayu era la puerta para la ruta de la seda. Si bien la muralla termina en el paso de Jiayu, a partir de allí siguen torres de vigilancia por toda la ruta de la seda.

Según un artículo publicado en el diario español El Mundo, la Gran Muralla es símbolo de la rígida mentalidad china.

Siguiendo la filosofía de este país: una muralla se construye para defenderse del enemigo, para proporcionar seguridad y, a la par, una muralla es símbolo de recogimiento y mentalidad de grupo.

Es así como esta muralla —y también otras muchas que se encuentran esparcidas por el fastuoso país— no solo son parte del paisaje chino —las murallas cierran casas, pueblos, aldeas, templos...—, sino también una manera de agrupar, abrazar, unificar un sentir, una ideología, el carácter espiritual de un pueblo. Cuando los turistas llegan hasta allí, se dan cuenta que solo un país como China ha podido hacer algo semejante.

Entonces algunos recuerdan las palabras de Richard Nixon y compartes su reflexión: “Esta es una Gran muralla, y solo un gran pueblo con un gran pasado podría tener una gran muralla; y un tal gran pueblo con una tal gran muralla tendrá, seguro, un gran futuro”. En la página web Chinatourstailor.com se afirma que es mejor visitar la mayoría de los lugares turísticos de China en los meses de mayo, septiembre y octubre, cuando el clima es más favorable. El resto del año se considera temporada turística baja.

La sección Badaling de la Gran Muralla permanece abierta a los visitantes desde las 6:30. hasta las 19:00 cada día en verano y desde las 7:00 hasta las 18:00 en invierno. La entrada cuesta 45 yuanes ($ 7 dólares).

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