Aunque en Internet, prima el principio de compartir y la información circula de manera libre, hay contenidos que merecen ser protegidos. En Ecuador, la Ley de Propiedad Intelectual busca salvaguardar los textos de los cibernautas, pero Internet y las redes sociales son plataformas donde se vulneran con facilidad los derechos de autor.

La naturaleza de estas herramientas permite que los contenidos publicados sean de dominio público y, en consecuencia, copiados, pirateados y distribuidos sin el permiso de su autor. Es por eso que muchas empresas que trabajan con la distribución de obras intelectuales se esfuerzan por desarrollar estrategias para que se retribuya al autor por su obra. Esto evidencia que la propiedad intelectual en el ciberespacio y en otras plataformas virtuales, está plagada de vacíos legales.

En el caso particular de las redes, parece difícil reclamar protección para los tuits y más aún exigir el derecho de autor de estos mensajes que circulan a diario por este servicio de microblogging que ganó tantos seguidores.

La mayor parte de los tuits no gozan de esa protección por las características propias de estos mensajes: tamaño y contenido.

En el caso de Twitter, aunque las condiciones de uso establecen que quien escribe el mensaje es propietario de los contenidos que publica, el hecho de que la extensión esté limitada a 140 caracteres hace por demás complejo alcanzar el nivel de creatividad requerido para la protección por derechos de autor.  Aunque la mayoría de los mensajes no reúne los requisitos para gozar de protección por derecho de autor, es posible que algunos  alcancen el grado mínimo de originalidad para exigirlo, como lo señala Michael F. Martin en su blog Broken Symmetry. 

Como parece común que los usuarios plagien tuits de otros, Twitter ya cuenta con un centro de ayuda para denunciar tuits robados en la página: https://support.twitter.com/forms/dmca.

Twitter anunció además que todos los tuits que contengan un texto idéntico copiado de otra cuenta serán eliminados y los usuarios tendrán que acogerse a esta medida sin reclamos.

Al mismo tiempo aceptará peticiones de reclamos de los autores originales de dichos chistes, ideas o frases y borrará de las otras cuentas dichos tuits que no son originales.

 Sobre este tema, el ecuatoriano José Luis Barzallo, especialista en Derecho tecnológico, advierte que los tuist, artículos y mensajes en redes sociales están protegidos por la Ley de Propiedad Intelectual que está vigente en el país.

“La legislación no menciona de manera directa a Facebook, Twiter e Instagram,  porque son plataformas individuales y la ley no está concebida para usuarios determinados, sino de manera general, pero esta norma sí se refiere a la violación de los derechos de propiedad intelectual a través de redes digitales, en consecuencia, el plagio de los tuits está establecido en esta ley”, explica el especialista.

Según Barzallo, en materia de propiedad intelectual “desafortunadamente ya no existe la sanción de la cárcel”, pero sí se contemplan sanciones de tipo civil que pueden contemplar multas por varios miles de dólares.

En el caso de que un usuario difame a otro, a través de las plataformas sociales, sí existe la posibilidad de iniciar un juicio penal, pero si un cibernauta denuncia a otro por copiarle un tuit original es más complicado que este plagio se reconozca y se sancione.

Aunque este abogado reconoce que la naturaleza de Internet facilita el plagio y el intercambio de información, dice que esto no faculta a las personas a utilizar los contenidos de otras personas de manera libre.

“Las normas tienen que respetarse. El intercambio de información  implica que una persona haga público lo que piensa. Si yo desarrollo mi contenido y lo hago público no significa que lo estoy regalando, porque las normas de propiedad intelectual no lo permiten”. Lo que si puede hacer un tercero es tomar ese contenido y reenviarlo, pero cuando lo haga tiene que dejar constancia de quién fue el autor.

Es frecuente que muchos de los artículos originales publicados en el ciberespacio sean replicados en otras páginas de forma total o parcial, pero todos deberían incluir la fuente. Como señala el blog Norfipc, el plagio, además de ser poco ético, sobrecarga la red de información innecesaria y perjudica a los verdaderos autores.

Cada vez es más común que los usuarios debatan sobre el tema, como es el caso de los blogueros que se enfrentan, con regularidad, a las copias de  su contenido.

Según la bloguera Vilma Núñez, hay trucos para  detectar plagios de textos e imágenes. Por ejemplo, en el caso de herramientas como Google, Bing, Yahoo, se sugiere escribir fragmentos del texto encerrados en comillas para ver si lo han copiado. Este truco funciona para textos en español.

Además, Google Images busca palabras en inglés y en español que puedan describir sus imágenes. Una de las herramientas más útiles para verificar si nos han plagiado algún texto es The Plagiarism Checker. Solo hay que escribir una frase que recuerde y  el sistema se encargará de buscar en la red para identificar posibles copias.  Este programa  fue desarrollado por 2 informáticos ucranianos como una herramienta de apoyo  para los profesores que querían detectar copias de otros trabajos al final del año.

Nicolás Rizzo, especialista en informática y gerente de la compañía ecuatoriana Umpacto, indica que el plagio de tuits es muy usual y también advierte sobre la posibilidad de que personas inescrupulosas copien el perfil del tuit. A esto se lo denomina phising, un caso de suplantación de identidad.

“En Twitter se puede plagiar hasta el perfil y más aún los contenidos porque es una información pública”, indica.

Según Rizzo, en el momento en que una persona decide publicar un comentario, un texto original o lo que fuere, se expone a que otros usuarios lo plagien.

Incluso, redes sociales como Facebook en su configuración consulta al usuario si ese comentario lo quiere hacer público o compartirlo únicamente con sus amigos más cercanos.

agio no cesarán aunque exista una norma expresa, como en el caso del Ecuador, la tecnología permite, de alguna manera, frenar esta práctica a través de sistemas de identificación. De hecho, cada vez surgen nuevas herramientas para salvaguardar nuestra información.

Vulnerables

Una manera sencilla de copiar contenidos de terceros es pedir una autorización. Un e-mail puede ser suficiente. Suele ser una buena forma de obtener un contacto con blogueros o autores de otro tipo de medios.

Si el usuario no puede pedir un contrato o una autorización, debe como mínimo hacer una referencia a la fuente original. Debe contener los enlaces del artículo para que el autor reciba tráfico desde su sitio y vea la ventaja que le aporta la copia del documento.

La práctica del copy paste en Twitter está extendida en muchos países, sobre todo, en Estados Unidos, donde se han ventilado los casos en el ámbito mediático. La mayoría provienen de figuras públicas.