Más de una persona se ha preguntado cómo funciona el inodoro de un avión, y aunque parezca un proceso sencillo, en realidad, no lo es.

Los inodoros de un avión trabajan con un principio diferente al retrete de sifón convencional que se encuentra en casa. En la década de los ochenta, los baños del avión utilizaban Anotec, el líquido desodorante azul para empujar los residuos del cuenco a los tanques de almacenamiento a bordo.

Las bombas eléctricas conducían el proceso activamente, haciendo circular el fluido en cada descarga. Estos sistemas plantearon varios inconvenientes.

Los aviones, por ejemplo, tenían que cargar cientos de galones de Anotec en cada vuelo, lo que aumentaba su consumo de combustible y reducía el número de pasajeros, además, las primeras fórmulas del líquido eran formaldehído y blanqueador base, que son irritantes de los ojos y la piel. Pero el peor inconveniente del Anotec era que los sistemas eran propensos a presentar fugas. En ocasiones, estas fugas se escapaban al casco, formando una bola helada de excrementos y líquido azul en el exterior del avión.

A medida que el avión bajaba su altitud en su aproximación para el aterrizaje, la bola se descongelaba parcialmente, dejando caer sus restos sobre la tierra.

Cuando se deja caer desde suficiente altura, el excremento humano congelado puede ser sorprendentemente destructivo. Entre 1979 y 2003, al menos 27 fajos de “hielo azul” cayeron del cielo en los Estados Unidos solamente, impactando con fuerza suficiente como para traspasar los techos de algunos automóviles.

En la actualidad, y para evitar este tipo de problemas, se utiliza el sistema del inventor James Kemper, quien diseñó el inodoro de vacío. Algo por lo que todos los pasajeros deberíamos agradecerle.

La invención de Kemper que llevan los aviones utiliza una aspiradora para succionar el antiadherente (como el de un sartén antiadherente) de la taza del retrete que limpia su contenido.

Ese sonido fuerte que se oye es la aspiración y vacío de residuos a distancia. Además del aseo, normalmente segregan una pequeña solución desinfectante durante el proceso de aspiración para preservar la higiene y el olor.

¿Y qué le ocurre a todos esos desechos? Lo que se hace es licuarlos y llevarlos a un depósito que tiene el avión para almacenarlos durante el vuelo. Después, al llegar a tierra, un camión se encargaría de vaciar su contenido.

Así, se destierra el mito urbano que sostiene que los residuos del avión son descargados en el aire.

Fuente: www.euroresidentes.com