Con Sentido
Colin Arthur el artesano de los efectos especiales
Gran parte de los entornos donde se ruedan las escenas, los efectos visuales de impacto como las salpicaduras de sangre o elementos existentes están recreados de manera digital mediante complejos programas informáticos. Al mismo tiempo, se crean efectos especiales que otorgan mayor realismo a las producciones cinematográficas. Uno de los el técnicos más reconocidos en el campo de los efectos especiales es el británico Colin Arthur. La trayectoria de Colin comienza cuando trabajaba como escultor en el museo de madame Tussaud, el museo de figuras de cera más prestigioso del mundo. Cuando el maquillador británico Stuart Freeborn se encontró con el reto de crear los monos de 2001 odisea del espacio, acudió al taller de escultura de madame Tussaud en busca de colaboradores y allí encontró a Colin Arthur que se embarcó sin pensarlo en la insensata aventura del cine, de la que aún no ha conseguido escapar.
Desde entonces ha trabajado en todo tipo de películas, desde grandes producciones (Alien, Conan, La Historia interminable) hasta películas de bajo presupuesto ( Al filo del hacha, la mansión de Chutlhu) y cortometrajes. Colin Arthur especialista está convencido de que las técnicas tradicionales, en las que él se desenvuelve con la soltura de un artesano, no desaparecerán.
“Esto es como el teatro y el cine. Cuando empezó el cine, el teatro sufría pero aún sigue y hoy en día está incorporando cosas del cine”, comenta Arthur en un receso de su clase. “Yo creo que se pueden hacer cosas intermedias, mezcla de lo digital con lo real y la historia dirá, pero creo que no van a desaparecer los efectos tradiciones”, afirma y pone como ejemplo que “las primeras películas de ‘Star Wars’ se hicieron de forma tradicional con algo de postproducción y las últimas son digitales pero la gente se aburrió con ellas”.
Este especialista en efectos especiales que ha trabajado en películas a las cuales se les considera obras maestras, vino del mundo de la escultura y utilizó esa experiencia para crear las máscaras de los monos en la película Una Odisea en el espacio.
“Esculpí los cráneos sobre las cabezas de los actores. Así que cada uno tenía su propia personalidad, sus rasgos diferenciados dependiendo de su raza, su complexión”.
Según el diario español la Voz de Galicia, en 2001 era muy joven y arriesgó mucho. Confiesa que estaba jugando con nuevas tecnologías y se rodeó de un equipo muy joven, creativo, con ánimo de investigar y aportar cosas nuevas. “Eso sí, si alguien no funcionaba al máximo, si no había motivación, se iba a la calle directamente. El director Stanley Kubrick pensaba como un empresario”.
Cada vez que le preguntan si s efectos digitales suponen la muerte de los efectos físicos tradicionales, el experto responde: “lo perfecto es que convivan, se complementen. Por ejemplo, la sangre, que es algo muy complicado porque dependiendo de la luz puede parecer kétchup. Esa tonalidad se puede retocar digitalmente y el resultado es fantástico”.
También cita como ejemplo a la compañía Pixar. “Allí contratan a escultores para hacer las maquetas en plastilina, porque saben que ahí el artista deja parte de su alma. Se nota. Hay algo que no se consigue con los computadores, al menos hasta que seamos capaces de conectar nuestros sesos directamente con la máquina”.
Colin Arthur es un experto en hacer realidad los sueños de directores y guionistas mediante técnicas de stop-motion, y entre esos sueños, hacer realidad monstruos de película.
Entre los efectos especiales que hicieron famoso a Arthur destaca uno que ha sido copiado reiteradamente (la cara humana que se derrite, de Alien, que luego fue copiada en Indiana Jones y el Arca Pérdida) y también la sangre roja y viscosa que impactaba en una de las escenas principales de El resplandor de Kubrick y en otra de El Baile de los vampiros” de Polanski.
Arthur también ha trabajado en el cine español: fue el encargado de hacer el maquillaje de un desfigurado Eduardo Noriega en “Abre los ojos”, y el animatronic de Rosario en la corrida de toros de “Hable con ella” de Almodóvar. El año pasado trabajó a las órdenes de Víctor Matellano en “Wax”; una película que transcurre en un museo de cera y para el que Arthur confeccionó cabezas degolladas, instrumentos de tortura. Con cada temporada de estrenos, los efectos visuales, en las películas de acción de Hollywood, se tornan más realistas y creíbles.
Eso es debido a que el trabajo ya no es hecho solo por entusiastas de la computadora, según Aron Hjartarson, director ejecutivo de la compañía de efectos visuales Framestore, con sede en Londres.
“Ha progresado hasta el punto en que son artistas los que realmente hacen el trabajo, son peritos y artistas verdaderos los que crean las esculturas, los que realizan el trabajo de las cámaras y la luminotecnia”, explicó el experto.