La danza encuentra un espacio alternativo en Quito (GALERÍA)
Para llegar al Centro Experimental de Artes Escénicas (CEDEX) las noches que hay espectáculos, no es necesario al llegar al Itchimbía, sacar la libreta del bolsillo y preguntar dónde queda la Julio Castro, entre Valparaíso e Iquique, pues el sonido de la música guía mejor que el amable tendero de la esquina.
Uno verá, al final de un pasaje, una casa de un piso, cuyo patio, de rejas pequeñas, se halla completamente iluminado de rojo.
Se ha montado una tribuna para no más de cien personas y colocado sobre el cemento laminas de madera pintadas de negro, para que bailarines y coreógrafos puedan expresarse ante el mural de una indígena que tiene únicamente cuatro dedos en cada una de sus extremidades.
La noche de ayer, los primeros en salir a escena fueron los cuatro integrantes del grupo Tal vez, para interpretar El abrazo. Bajo la dirección de Marcela Correa, dos hombres y dos mujeres recrearon, con movimientos rápidos y desesperados, primero, y con movimientos lentos y cadenciosos después, las búsquedas adolescentes y el descubrimiento del cuerpo y la sexualidad en un entorno que reprime.
A continuación, el grupo de Danza Experimental A dos tiempos interpretó, bajo de dirección de Vilmedis Cobas, Brechas y A pesar de... estás para ser yo”, obras basadas, más que en conceptos, en la expresión corporal, movimientos aéreos y a ras de suelo, con muchas reminiscencias de la danza clásica.
A continuación Doris Castillo y Luis Cornejo, del Colectivo Elementos en Movimiento interpretaron, bajo la dirección del coreógrafo Luis Conejo, Vibraciones, obra de reivindicación de los primeros habitantes de estas tierras. Incluyó textos poéticos.
Fue el turno de El jinete perdido, obra de danza moderna con elementos de ballet clásico, interpretada por un trío de bailarinas bajo la dirección del coreógrafo Jorge Aldecoa.
A continuación, tres bailarines de la Compañía Nacional de Danza ejecutaron, bajo la indicaciones de Jorge Aldecoa, un fragmento de El hombre del sombrero, pieza icónica que recuerda la estética del artista visual Michael Gondry.
También el Centro Experimental de Artes Escénicas participó con DesEcuentro, trabajo de Fernando Cruz para coreógrafos y sillas.
La velada concluyó con Sin Aliento, obre de Christian Masabanda que conmocionó al público por el realismo con que los bailarines dejaban salir por sus bocas, pétalos rojos que representaban coágulos de sangre.
Al final de la jornada, las integrantes del CEDEX organizaron una fiesta de cumpleaños para Fernando Cruz, bailarín y coreógrafo fundador del Centro y promotor del festival.
La Escuela de Percusión Tambores y Otros demonios, dirigida por Álvaro Rosero Ponce, abrió y cerró la jornada como con un repertorio que incluyó el fox incaico el Chinchinán.
Los artistas participantes recibieron un clase magistral del coreógrafo cubano radicado en Ecuador, Jorge Alcolea, sobre técnica y movimientos en escena.
Hoy, a partir de la 17:30 se rinde tributo a María Luisa González, directora de la Compañía Nacional de Danza que celebra 45 años de vida artística y propiciará, junto a Paco Salvador, el conversatorio: Historia de la danza en el Ecuador.
Participarán los grupos grupos: Callejón Vacío, Pez dorado, Caballo de plata, Ballet Juvenil Contemporáneo Guadalupe Chávez y Muyacán.