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“Yeguas y terneros”, la mirada precisa sobre quienes atacan y son atacados

"Yeguas y terneros", de Julia Rendón Abrahamson
"Yeguas y terneros", de Julia Rendón Abrahamson
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La mejor definición de estos 18 cuentos que componen “Yeguas y terneros” (La caída editorial, 2021) la ha dado la escritora argentina Fernanda García Lao, en el texto de contratapa que acompaña a la publicación: “Los cuentos de Julia Rendón Abrahamson son profundamente políticos sin recurrir a golpes de efecto”.

 

Es con estas palabras que se ha dicho todo. Porque aquí, con esta nueva publicación, Rendón ofrece un panorama que no es plácido, quizás por momentos se podría decir que es duro; sin embargo, siempre va a generar una emoción en quien lo lee.

 

No hay necesidad de que la historia termine. No es que al final va a llegar la sorpresa que va a volar la cabeza. La cabeza ya ha explotado en el proceso. Lo que hace de Rendón una gran narradora no es que sus relatos transiten un camino que lleve a un lugar en el que todo será revelado: la revelación es el camino.

 

Se siente que los cuentos para Julia Rendón son terrenos para que los personajes se desarrollen. Ellos son los que importan. La situación determina cómo son, cómo piensan que son, cómo quisieran ser.

 

En “Yeguas y terneros” existe un universo de seres que explotan y otros que son explotados.

 

¿Conciencia de clase? Más bien una observación descarnada de una realidad que sirve como germen para la ficción.

La política es solo una excusa

 

Al decir que los cuentos de Rendón son “profundamente políticos”, García Lao no trata de limitar la posibilidad de lectura sobre lo que pasa en ellos. Solo da una perspectiva que contrapone la capacidad que tiene la ficción de reformular lo que sucede en la realidad. Y ante la existencia de seres que oprimen y los oprimidos —casi siempre personajes femeninos—, la literatura puede ser un espejo, o un cristal que ayude a amplificar el efecto.

 

¿Es eso político? No necesariamente.

 

Quiero decir, lo es, pero no es solo eso. Al notarlo así, García Lao está hablando del compromiso que tiene Rendón son sus personajes, que se traduce en mostrarlos. No va a intentar cambiar sus destinos, solo hacer un cuento en el que esa situación que las presiona, a veces con mucha fuerza, determina quiénes son.

 

Así sea la mujer adolescente que recuerda su infancia de juegos con la hija de quienes cuidaban la hacienda de su familia; la chica que debe hacerse pasar por su madre para calmar a alguna de las aventuras de su padre; la pequeña niña judía, de familia ortodoxa, que intenta dilucidar quién es; la mujer que es prisionera de un rentable negocio de vientres de alquiler; la adolescente que se convierte en caddie en un campo de golf;  la joven madre que vive prisionera de los lujos, imposibilitada de acercarse a su bebé; la nieta de una mujer que trabaja al servicio de una familia de dinero, que mira cómo la hija que está cumpliendo años hace un berrinche porque no le pueden cumplir sus caprichos…

 

Hay una contraposición intensa aquí.

 

No se mueve por “tener dinero” o no tenerlo. Va por otro lado. Por cómo permitirse ser mujer—personajes femeninos brutales, desgarradores y hermosos— en medio de la hostilidad y la cuesta que se debe subir. A veces física; otras veces, mental. Siempre en función de los otros, de los que están al lado.

 

Hay política porque habla de la relación que hay en la sociedad, de cómo se establece quién oprime y quién debe ser oprimido. Sea por la razón que sea.

 

Pero, sobre todo, hay literatura. Un uso de narradoras en primera persona que están al frente en la batalla. Narradoras que son personajes, que saben cómo poner de manifiesto su mundo, especialmente cuando son pequeñas y Rendón consigue contar lo que pasa con ellas sin perder de vista que todavía son niñas.

 

Incluso con lo dura que pueda ser esta lectura para alguien, “Yeguas y terneros” es también compañía, de la buena.

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“Yeguas y terneros”

Julia Rendón Abrahamson

150 páginas

La Caída editorial, 2021

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