El músico Álex alvear dirige la agrupación que se formó hace un año y medio, en quito
Wañukta Tonic busca el color original de la música ecuatoriana
La música de Wañukta Tonic es un viaje lleno de caminos sinuosos. Es una banda ecléctica, de altibajos, como las carreteras ecuatorianas en las que se recorren playas y nevados, con ecos en castellano y kichwa. Las rutas suelen prescindir de las etiquetas por ser lugares de tránsito. En esta agrupación hay una búsqueda del país que reconocen como ‘multitutipluricultural’.
La banda, dirigida por Álex Alvear, se compone de músicos versátiles que, al mismo tiempo, integran proyectos de otras sonoridades. Su conformación surge de un coqueteo recurrente entre Alvear y su hijo Matías con la música nacional. Empiezan a mezclar registros nacionales y se dan cuenta de que para sonorizar esas versiones necesitan más que un bajo (instrumento heredado por su padre a Matías) y una guitarra (en las manos de Alvear), así que deciden acompañar esta propuesta con la fuerza del estilo blusero de Andrés Noboa.
El bajo y las dos guitarras se recargan con la textura que brinda el teclado de Nelson García, quien además intercala su interpretación con el acordeón y su voz en el coro. La percusión la mueve Pablo Vicencio y, junto a él, la fuerza eléctrica y tropical -por ser el único costeño de la banda- de Raúl Molina en la batería.
Wañukta Tonic suena a lo que Álex Alvear llama ‘el manual del buen sufrir’, esos albazos y pasillos que fueron parte del ‘top 4’ ecuatoriano. Esta banda les agrega un poco de blues, jazz, rock y reguee, dependiendo de la canción. Así, del albazo ‘Avecilla’, de Pablo Joaquín Valderrama, que suena más contemporáneo con los arreglos de Matías y hasta un poco menos triste, se trasladan a la ‘sabrosura’ de la marimba esmeraldeña.
Inevitablemente en el repertorio están los temas icónicos de todos los integrantes durante su carrera. Están, por ejemplo, canciones de protesta social como ‘Immigrant Blues’, que fue escrita cuando Álex Alvear vivía en Estados Unidos y cuando se alegraba escuchando la música de Delfín Quishpe, Wendy Sulca o Los Conquistadores, a quienes la banda les rinde tributo con un medley (popurrí) que resignifica, en tonos de dancehall y reguee, el trabajo de dichos músicos andinos. “En Wañukta tenemos el afán de resaltar estas melodías, estas letras emblemáticas de nuestra cultura, del pasado, del presente y darle un nuevo proceso. Estamos celebrando y reafirmando la diversidad de nuestra música”, indica Álex Alvear.
El último jueves de marzo, en su primer concierto en Guayaquil, en la pequeña sala Zaruma del Teatro Sánchez Aguilar, Wañukta Tonic también dedicó el ‘blues del migrante’ al candidato presidencial estadounidense que quiere poner un muro entre su frontera y México: ‘FuckyouDonaldTrump’, dijo Alvear.
La propuesta lleva apenas un año y medio, sin ningún disco aún -porque quieren recorrer primero el país- y con pocas muestras audiovisuales en internet. La banda sigue el rumbo de otros trabajos de la escena musical independiente, como la de La grupa, quienes fusionaron pasillos y sanjuanitos con funk, rock y pop.
Wañukta Tonic no surge de la nada, es parte de un proceso ya iniciado, de una conciencia respecto a la universalidad que alberga lo local y que no se reduce a un solo tipo de música pues, como dice Mariela Condo, quien también trabaja con una propuesta similar, “eso de definirse puede ser una cárcel”.
Los arreglos y las canciones les llegan en el momento justo. “Es una cuestión visceral, muy del corazón, muy del shungo, si hay por ahí una melodía que pueda funcionar en otro contexto lo hacemos nomás. Esta no es una banda intelectual. No nos sentamos a discutir qué propuestas podemos hacer, se traen las ideas y se camellan en el ensayo, así le vamos buscando la vuelta”, sostiene Alvear.
Con la misma fuerza con la que interpretan ‘Immigrant blues’, o el ‘artículo 57’ (de la Constitución) se saltan a ‘Líchigo’, una canción que critica a la gente que, a pesar de no tener una sólida propuesta, atrae a las masas, ya sea porque son comerciales o, simplemente, por ser guapos.
“En la música un burro rebuzna, le pones en autotune y se hace famoso. Va más allá de la razón”, dice Alvear, a quien Toño Cepeda, fundador de Biorn Borg, le agradeció públicamente en el Sánchez Aguilar todo lo que ha hecho por la música nacional.
“Nos criamos por siglos con una mentalidad de vergüenza y desprecio a nuestras raíces y, a pesar de que ha habido muchos cambios, vivimos un estigma de no valorar lo nuestro, de darle más valor a lo de afuera, de no querernos. La industria al músico nacional siempre le regatea, le da las condiciones más mínimas para hacer algo, pero viene un extranjero y se bajan los pantalones. Es un problema, del cual no nos hemos liberado desde la colonia. Con todo el alumbramiento cultural de la humanidad todavía aquí hay gente que considera a la palabra indio como un insulto y a la música nacional una mierda”, apunta Álex Alvear. (I)
Sábado 9 de abril en el teatro sucre
Equatorial sonará como siempre debió sonar
Cuando Álex Alvear viajó a la ‘yoni’ se dio cuenta del racismo, del frío y de la soledad de la distancia. A pesar de que tocaba con una banda jazz, latin jazz, salsa y música brasileña, mantuvo una fuerte conexión con Ecuador, subconscientemente a través de la música. Componía pasillos, sanjuanitos, albazos y yumbos. No quería que muera aquel primer acercamiento que tuvo con la música nacional cuando formaba la banda ‘Promesas Temporales’, junto a Héctor Napolitano y Hugo Idrovo. Se dedicó a componer música ecuatoriana en un territorio que le era ajeno.
Alvear Durante trabajó más de 30 años en ese proyecto y acumuló una obra con la que grabó el disco Equatorial, en 2007, junto a 18 músicos del mundo, entre ellos un cuarteto de cuerdas.
“Equatorial es mi interpretación inspirada y basada en la música nacional. Esta constante búsqueda y necesidad de conexión con lo nuestro”, dice Alvear.
A pesar del esfuerzo con el que se grabó Equatorial, al reunir músicos del mundo, este proyecto en sus casi 10 años de vigencia se ha presentado solo tres veces y ninguna de ellas ha sido en las condiciones adecuadas. La propuesta personal de Alvear se presentará este sábado 9 de abril, en el Teatro Sucre, de Quito, luego de un trabajo de coproducción que reúne a 14 músicos. Wañukta Tonic estará en la sección rítmica. Participarán los hermanos Cachimuel y Felipe Luzuriaga con un cuarteto de cuerdas. (I)