“Vocal Leo” y su mezcla alegre de ritmo y cánticos
Un armónico ensamble de voces, altos y bajos, reemplazaba el piano del maestro cubano Rubén González en su canción “Chanchullo”, una de las piezas interpretadas por la agrupación “Vocal Leo”, que en días pasados se presentó en varios escenarios de la urbe como parte del Festival Internacional “El canto coral hermana a los pueblos”, en su edición número 34.
El Centro de Atención Municipal Integral (CAMI) ubicado en la isla Trinitaria, en medio del polvo y la humedad de una tarde nublada, los recibió la tarde del pasado jueves.
“Chan-chu-llo, bailemos”, decían las chicas. “Chan-chu-llo, gocemos”, respondían los varones... De pronto, la formación tradicional de un coro se rompía para dar paso a una coreografía breve, en la que primaban los contoneos de hombros, caderas y los sonidos realizados con las manos de los coristas, que se mezclaban entre hombres y mujeres para ejecutar pasos de baile mixtos, al ritmo de aquel son.
Delante de ellos estaba Corina Campos, directora general y musical de “Vocal Leo”, quien sin descuidar el movimiento de sus manos que les indicaba las notas y tonos en los que debían cantar, también se involucraba poco a poco en el baile.
Este es el distintivo del coro que cuenta con 14 integrantes, que tiene cerca de 20 años de trayectoria en la escena musical cubana y que visita el Ecuador por primera vez, gracias al festival.
“Nosotros bailamos y nos movemos a lo largo de varios puntos del escenario, eso es algo que nos diferencia de otros coros”, explica Cantos, una trigueña con 35 años de experiencia en dirección coral, quien formó este grupo en La Habana, junto con uno de sus colegas. Su nombre responde a un tributo a Leo Brouwer, un importante compositor cubano.
“En nuestro coro, además de expertos en canto, tenemos percusionistas y pianistas. Todos son profesionales de la música, de un nivel superior”, relata la directora.
Aunque el Salón de Usos Múltiples del CAMI fue uno de los lugares que los recibió, también estuvieron en escenarios de la Universidad de Guayaquil, en la urbe y en extensiones ubicadas en otros cantones, como Milagro. También visitaron la capital.
Argentina, México, Guatemala y España son varios de los países en los que este coro se ha presentado. Entre sus galardones y reconocimientos se destacan los dos primeros premios en Música Polifónica a Capela y Música Folklórica, en el Concurso Internacional de Cantonigrós por dos ocasiones, en 1998 y en 2008, así como dos medallas de oro en Música Coral a Capela y Música Popular, en la Olimpiada Mundial de Coros de Bremen, en Alemania.
El coro, dice la directora, también se caracteriza por la duración de sus integrantes. Muchos de ellos más de 12 años forman parte de la agrupación, mientras que otros tienen apenas poco tiempo de que ingresaron. Explica que algunos ingresan muy jóvenes y van adquiriendo madurez y rigurosidad dentro de “Vocal Leo”.
“Gracias por esos aplausos... Si saben que en mi calle, en La Habana, viven unos ecuatorianos que estudian medicina”, dijo Corina, en un intermedio entre canciones.
Trabalenguas musicalizados, así como canciones de la cultura popular cubana y latinoamericana, fueron parte de la jornada coral en la isla Trinitaria, cuyos asistentes disfrutaron, pese a que a algunos les tomó por sorpresa la presentación de “Vocal Leo”.
“Yo vine a una reunión de padres de familia de los niños que estudian acá en la escuelita del CAMI. Creo que vamos a hablar de las olimpiadas, no sé bien”, dijo Beatriz Aurea, de 23 años, antes de que comenzara, mientras esperaba en el salón vacío, escuchaba vallenatos en su celular.
Ella, sentada en la primera fila, junto con sus hijos en el regazo, fue una de las que más disfrutó la presentación del grupo de canto, que hizo participar al público con aplausos al ritmo de las canciones.
Alumnas de manualidades y zapatería de los talleres de capacitación del centro, así como estudiantes de la escuela Jefferson Pérez también mostraban entusiasmo. Mientras un grupo aplaudía, otro -un poco al disimulo- intentaba reproducir los movimientos de las manos de los coristas.
“Llévense esto como un recuerdo”, dijo la directora del centro, al entregarles unas muñecas artesanales, al finalizar su presentación, que fue de unos 40 minutos.