Aunque considera que los dramas se llevan por dentro, la pérdida de amigos cercanos y un ser querido fueron parte de los motivos que impulsaron a Víctor Mendoza Andrade a presentar oficialmente en Guayaquil, en la Casa de la Cultura, Núcleo del Guayas, su volumen de relatos La palabra del Adiós para no olvidar, parte de la colección Tierra adentro de la Casa de la Cultura Ecuatoriana.

La publicación la sintió como el cumplimiento con un mandato, porque recibió una buena crítica a una recopilación hecha en 2 meses- de sus textos escritos desde 1950.

El jueves se presentó la obra que contiene algunos de los primeros escritos de Mendoza Andrade, que él decidió escoger porque el sentimiento al escribirlos aún se mantiene: se han vuelto reales al darles una forma para que el resto los entienda. La corrección es lo que más tiempo toma porque el autor es creyente de que un relato no se termina nunca y si debe volverlo a hacer, lo hace.

Como anécdota recuerda que en un local de almacenamiento de agua en el que trabajó, encontró un letrero que decía que Camilo José Cela estuvo en el albergue cercano, pero la gente lo recordaba porque era tan agradable que la última vez que lo vieron, se despidió y se fue sin pagar.

El se siente más próximo al primer relato del libro, porque retrata su peregrinaje por  Europa y los motivos para volver a Ecuador.