Verónica Haro: "Cuando ellos se fueron", dos anhelos y un reto
En Plazuela ya no quedan hombres ni jóvenes hombres o mujeres. Solo abuelas, que viven de los recuerdos y sobreviven de lo que todavía pueden hacer con sus manos. Llevar la historia de esta pequeña población de Tungurahua a la gran pantalla fue un anhelo que Verónica Haro tuvo desde 2009 y se convirtió en un reto porque, en su opinión, el cine documental no es valorado en toda su dimensión.
Cuando ellos se fueron habla de lo que pasa cuando los seres queridos se van de este mundo y los hijos dejan el nido vacío, aunque vuelvan a destiempo. “Es una historia familiar que le identifica a cualquier ecuatoriano, no importa donde haya nacido, si en el campo o la ciudad, si su familia ha migrado o no, o si tiene abuelos o no”, asegura su directora.
Su abuela iba a estar entre las protagonistas, pero falleció cuando aún no comenzaba el rodaje en la locación remota de la provincia de Tungurahua, ubicada entre los cantones de Píllaro y Patate. “Cuando volví a pensar en la película creí que la ausencia de ella había acabado con el proyecto”, relata.
Sin embargo, el interés por rodar este guion –que había ideado en Tenerife, España- se renovó. Significaba dejar el duelo. Es así como aplicó a los fondos concursables y, aunque no ganó, lo que ocurrió después le permitió el acercamiento con el productor Diego Mondaca y acceder a una beca, en Bolivia.
En ese país pudo obtener otros fondos y una beca para continuar su formación en Argentina. Por otra parte, logró financiamiento de dos empresas privadas y también ganó fondos del Instituto de Cine y Creación Audiovisual (ICCA).
“El ICCA, la entidad de Gobierno, ha hecho su mejor esfuerzo y agradezco porque de hecho a mi proyecto le ha acompañado absolutamente. Recibí $ 8.000 para su desarrollo; $ 40.000 para la producción y postproducción, y $ 10.000 para su distribución”.
Con la experiencia en su ópera prima, asegura que el Estado hace el aporte hasta donde puede en las circunstancias actuales, pero en el caso de la empresa privada, sí debería insertarse más en la industria con aportes, incluso, dice que existen incentivos para que lo hagan en el llamado séptimo arte.
Un país complejo para el cine
La realizadora ecuatoriana de 36 años considera que Ecuador es un país complejo para el cine en general, y mucho más para el cine documental, a pesar de que existen plataformas como el Festival Encuentros de Otro Cine (EDOC), el gran público no se interesa por este tipo de cine.
“La gente cuando escucha cine documental no entiende ni siquiera el formato, prefiere otro tipo de cine mucho más comercial. Aunque, también existe cine documental comercial, pero en este caso es cine documental de autor, independiente”, dice.
En el caso de Cuando ellos se fueron fue mostrado en Guayaquil ante un centenar de personas, cuando el auditorio tenía una capacidad para 300. Por una parte, dice, el público de la Costa es “difícil” para una película serrana. Espera que corra mejor suerte en el Festival Kunturñawi, que se realiza en noviembre y concierne a las provincias de Bolívar, Tungurahua, Pastaza y Chimborazo.
Por otra parte, las salas de cine comercial dan espacio para la exhibición, aunque depende de su tendencia y estilo para su selección. Sin embargo, en su opinión, el problema no está en la cantidad de salas disponibles, ni siquiera en el apoyo gubernamental.
“Hay un problema con las audiencias, hay un problema con el público, que prefiere ver películas de terror, de ficción o internacionales de cualquier forma, y no desmerezco ese tipo de cine, pero creo que nos falta mucha educación sobre el cine nacional”, expone.
De otra parte, observa una falta de identidad por parte de los ciudadanos con el cine y las temáticas nacionales, lo cual es muy diferente cuando se habla de fútbol. “Ahí es muy fácil que el ecuatoriano conecte, apoye, esté, y casi casi se siente en la cancha, peor cuando hablamos de artes se vuelve muy distinto”.
En su consideración también conspiró contra este tipo de cine la proliferación desde 2008 de “muchos proyectos fallidos en el camino”, que se apuraron por salir y decepcionaron a la audiencia. “Eso ha generado una distancia con la posibilidad de volverse a ver”, dice.
El guion es el meollo
También hubo películas que fueron extremadamente personales o con fallos en el guion, lo cual es “el meollo del asunto en Ecuador”. Quizás tenían una buena idea original que cambió. “Se trata, seguramente, de guiones o proyectos que no han ‘leudado’ y en la mesa de montaje tuvieron otro camino”, reflexiona.
La realizadora y también productora denota que los filmes de ficción son favoritos en el país, pero sus guionistas preferidos se formaron en el exterior o recibieron clases por parte de profesores extranjeros . “Me encantaría que no fuera así, pero lo es”, dice.
Actualmente hay un constante crecimiento de las carreras de audiovisuales, sin embargo ello puede conspirar contra la calidad. “Muchos de quienes están en el medio y están en la práctica no tienen la posibilidad de ser profesores a tiempo completo y los alumnos en formación necesitan más acompañamiento”, señala.
De otra parte, los apuros de muchos cineastas por sacar un proyecto desde 2008, en su consideración, han incidido en que el público no tenga apego por el cine nacional, en particular del cine documental de autor. “Ha costado levantar el nombre de nuevo”, añade.
Reflexiona que, por otra parte, aún cuando existe una preferencia del público por el cine de ficción, al cine documental de alguna manera le ha ido mejor y se ha visto en mayor número de festivales, uno de estos es Con mi corazón en Yambo, de María Fernanda Restrepo.
Verónica Haro se cuestiona qué tanto vale la pena masificar la exhibición y cuáles son los mejores canales para que se exhiba en espacios donde puede ser valorada, “porque a la larga no es el número, sino el interés que la persona presta a la obra”.
Su filme documental llega con el antecedente de varias propuestas sobre el tema de los adultos mayores, uno es Abuelos (2010), de Carla Valencia, y La Bisabuela tiene Alzheimer (2012), de Iván Mora, sin embargo, “son esencias completamente distintas”.
Otro de sus anhelos es poder hacer otra película, pero cree que las necesidades que demanda Cuando ellos se fueron, todavía no están cerradas. Ahora se sorprende de los premios que ya ha recibido y todavía no se estrena en Ecuador.
Equipo de filmación
Direción y Producción: Verónica Haro Abril.
Producción Ejecutiva: Diego Mondaca.
Cinematografía: Christian Hidalgo.
Sonido directo: Diego Rodríguez.
Montaje: Ana María Prieto - César Díaz.
Sonorización y mezcla: Juan José Luzuriaga.
Post producción de imagen: Juan Carlos Elizalde.
Diseño: Pablo Iturralde/Karina Barragán-Ánima.
Producción de campo: Marcia Abril y Emilia Abril.
Premios
Ganador por Ecuador del Talent Doc - La Paz - Bolivia (2013).
Ganador del Premio de Desarrollo Documental CnCine - Ecuador (2013).
Seleccionada en el DocBsAs - Buenos Aires - Argentina (2013).
Becado al Taller de Desarrollo de proyectos Cinematográficos TYPA - Ciudad Colón - Argentina (2013).
Ganador del Premio de Producción y Post Producción CnCine – Ecuador (2014).
Seleccionada en el Working Progress Talent Doc - La Paz - Bolivia (2014).
Seleccionada para asistir en la delegación de Ecuador al Marché du Film - Cannes - Francia (2015).
Premio Plaza Espectáculos Femcine - Chile (2016).
Premio Mestizo Femcine - Chile (2016).
Seleccionada para el Working Progress Doc Montevideo - Uruguay (2017).
Premier Mundial y Competencia Festival Visions du Reel - Suiza (2019).
Seleccionada como película de Clausura del Festival EDOC18 - Ecuador (2019).
Elegida por el público como segunda mejor película en Quito y a nivel nacional Festival EDOC18 – Ecuador (2019). (I)