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El Telégrafo
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La Obra es interpretada por Viajeinmóvil, de Chile

Una versión de Otelo que usa muñecos y TV

Una televisión es parte de los elementos que el colectivo pondrá en escena durante la función de la Fiesta Escénica que se dará hoy en el Teatro Variedades. Daniel Molineros / El Telégrafo
Una televisión es parte de los elementos que el colectivo pondrá en escena durante la función de la Fiesta Escénica que se dará hoy en el Teatro Variedades. Daniel Molineros / El Telégrafo
19 de septiembre de 2015 - 00:00 - Redacción Cultura

Hay una trascendencia en el melodrama televisivo que solo es visible en las producciones latinoamericanas. La telenovela se extiende a través de técnicas que, en la región, se patentaron desde la década del ochenta y encuentra asidero en la oralidad de sus espectadores. El colectivo teatral chileno Viajeinmóvil sintonizó esta trama de sentidos nada más y nada menos que con uno de los clásicos del mayor de los dramaturgos, el inglés William Shakespeare (1564-1616).

A cuatro siglos de su impronta, Otelo llegó a las tablas del Teatro Variedades Ernesto Albán, de Quito, en una versión que incluye la presencia de muñecos, títeres que encarnan el elenco de la obra (Otelo y Desdémona) y que son interpretados por Jaime Lorca y Teresita Iacobelli. El resto de personajes (Yago, Emilia, Brabancio, Bianca) es interpretado sin la máscara-cabezas de maniquí (que usa Cassio). El resultado es una entelequia en la que los hilos narrativos parecen, desde el primer acto, estar a la deriva de una suerte de ‘conciencia televisiva’.

La luz refulgente del aparato eléctrico que se lleva la atención de la sala o habitación en la que se encuentre inicia la función con la voz en off de un locutor: “Cada vez más y más televisores se encienden a la misma hora para disfrutar del suceso televisivo: ‘El moro de Venecia’”.

Los diálogos, sin embargo, no dibujan los lugares comunes de las novelitas, sino que muestran el trabajo sobre la escena de Lorca, quien también es el director de la adaptación que no sobrepasa una hora y media sobre las tablas. “Estúpido es vivir cuando la vida es sufrimiento”, dice Emilia, la esposa de Yago, el indolente traidor de Otelo, líder del ejército, a quien su piel cobriza le depara el desdén de sus allegados y una inseguridad creciente sobre sus pasos. Emilia también es la sirvienta de Desdémona, la mujer que va a la deriva sin saberlo, acosada por celos provocados como fantasías mortificantes por Yago en Otelo. La primera víctima será Cassio, a quien le basta una escena de lascivia para perfilarse como un vividor, un buscavidas que resulta inofensivo ante el fantasma que el moro imagina que es.

La trama shakespeariana se cuela en el libreto del actor y director chileno Jaime Lorca con una resonancia continental, en la que subyacen el racismo, la mentalidad colonial, el clasismo, pero, sobre todo, algo que el filósofo esloveno Slavoj Žižek explica de forma clarísima: “Este acoso de las fantasías del que hablaba Petrarca en Mi secreto y estas imágenes que nublan nuestro razonamiento son llevados hasta sus últimas consecuencias por los medios audiovisuales modernos” (El acoso de las fantasías, Siglo veintiuno editores, 1999).

La analogía de los monigotes con la milicia también aparece en la versión de Viajeinmóvil, cuyo trabajo tiene detrás a músicos, escenógrafos, diseñadores, productores y técnicos teatrales chilenos.

La obra tendrá su función última hoy, a las 19:30, como parte de la Fiesta Escénica en Quito (FIEQ 2015) que se desarrolla desde el jueves 10 hasta el sábado 26 de septiembre. (I)

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