Una propuesta de arte nacional fue exhibida en La Habana
El colectivo quiteño de arte Tranvía Cero lleva una década de trabajo en proyectos de arte urbano y comunidad promoviendo la interrelación y articulación de diversos actores socioculturales de los barrios, lugares que han servido como activadores de sus iniciativas culturales y artísticas.
En este proceso, el colectivo utiliza herramientas y metodologías para crear vínculos y acercamientos en los barrios que dependen del contexto de cada uno de estos, así la visita puerta a puerta, diálogos directos con los vecinos, reuniones con líderes comunitarios y organizaciones de base, etnografía, recorridos y reconocimientos y socialización de propuestas artísticas a través de diferentes dispositivos son parte de sus procesos de trabajo. Ha sido por esto que el colectivo recibió el reconocimiento para participar como representante del país en la Oncena Bienal de Arte de La Habana, que en la edición reciente planteaba el eje temático “Prácticas Artísticas e Imaginarios Sociales”.
Este evento internacional se inauguró el 11 de mayo pasado en varios de los centros culturales más importantes de la capital cubana y en el cual participan más de 120 artistas de alrededor de 60 países. Para su participación en el marco de este evento, el colectivo quiteño propuso el proyecto denominado ”La Habana Patent”, propuesta que busca, a través del diálogo con personas de la comunidad y la cartografía, identificar y recopilar iniciativas creativas a manera de “inventos comunitarios”.
Una vez logrado este primer paso el colectivo le dio el giro plástico al trabajo, construyendo diagramas a manera de aquellos que vienen en los manuales de usuario de cualquier objeto tecnológico, pero en este caso sobre el funcionamiento de cada uno de estos “inventos comunitarios” para que luego estos diagramas se expongan como parte de la instalación general del proyecto.
Es así que a través de esta construcción de imágenes se busca por un lado que varias experiencias, saberes y conocimientos se socialicen y funcionen como una herramienta de aprendizaje y por otro que éste evidencie las búsquedas y alternativas para enfrentar y solucionar diferentes problemas en contextos y situaciones específicas. Y fue así como durante el proceso de trabajo en la capital cubana, el colectivo logró hacer contacto con alrededor de 11 personas que decidieron ser parte de esta propuesta.
Así, Lydia, la dueña de un “Paladar”, como se le conoce en esta ciudad a las pequeñas cafeterías, rediseñó y adaptó una “sanduchera” eléctrica convirtiéndola en un dispositivo a gas para preparar todo tipo de carnes, hasta huevos fritos. Wilber desde su profesión de zapatero adaptó una máquina de coser bastante antigua, transformándola en una caladora que le facilita el trabajo de cortar los moldes de las suelas de sus zapatos.
Y así recorriendo, conversando, buscando y observando fueron apareciendo estos “inventos”, readaptaciones creativas, soluciones efectivas que servían como pretexto que permitieron detonar una carga simbólica que activaba la memoria de sus creadores abriendo la lectura a sus biografías, a sus historias de vida.
Los miembros del colectivo, una vez terminada la recopilación procedieron a construir los diagramas de estos, usando como soporte para el dibujo diferentes materiales que estaban relacionados con la personalidad de los inventores, así por ejemplo, el dibujo de la máquina de coser-caladora se realizó sobre suela de zapatos, buscando así que el soporte abriera lecturas sobre el personaje. Así se realizó la exposición de la propuesta artística “La Habana Patent”, exposición que se encuentra abierta actualmente en la casa del ALBA Cultural. La muestra permaneció abierta hasta el 12 de junio pasado.