Una Pinchagua Voladora para el cine underground
En la segunda edición del Festival de Cine Bajo Tierra (la primera fue en 2009), inaugurado en Manta este lunes, se llevó a cabo la entrega por primera vez de la Pinchagua Voladora, un reconocimiento a los realizadores cinematográficos independientes o comunitarios, cuyas producciones se financian con inversión propia.
La Pinchagua Voladora es un reconocimiento a la labor de estos productores, anónimos hasta hace pocos años para el imaginario colectivo nacional, una condición que talvez se mantenga ahora en un sentido institucional: se habla de producciones que recorren libres el territorio ecuatoriano, en una especie de ‘underground’ del cine nacional.
Las estatuillas, diseñadas por el escultor y escenógrafo Enrique Vásconez, representan un plato con estética de picantería sobre un pedestal. En la parte de arriba, del borde del plato sale un arpón que sostiene a una pinchagua.
El nombre del reconocimiento surgió, de forma anecdótica, de una invitación que hizo Carlos Quinto Cedeño a Mariana Andrade en la playa de Tarqui, en Manta (Manabí). Ahí se sirvieron un cebiche de pinchagua, un pescado pequeño que a Andrade le recuerda, por su tamaño y la forma de moverse bajo el agua, a las producciones que exhibe el Festival de Cine Bajo Tierra desde sus inicios.
El primer reconocimiento entregado durante la ceremonia, dirigida por Andrés Crespo, fue para Nelson Palacios, realizador de Durán, que recibió en su nombre el propio Crespo. Luego, subió al podio a recibir su Pinchagua Fernando Cedeño, por los 18 años de estreno de su película “En busca del tesoro perdido”.
Nixon Chalacamá, por “El destructor invisible”, película hecha con las escenas que sobraron de otras cintas, también recibió su galardón, junto a su colega Elías Zambrano. Crespo citó a Miguel Alvear al decir que ésta es la “primera película posmoderna del cine ecuatoriano”.
Otros galardonados fueron los miembros de la productora Sinchi Samay, que realiza cine comunitario en la provincia de Imbabura. En representación de ellos, recibió la estatuilla Antonio Pomaquiza, presidente de Asavip y familiar de los productores.
Pablo Mogrovejo, director de Cine y Audiovisual del Ministerio de Cultura, recibió el reconocimiento en nombre de Miguel Ángel Verduga, director de Pollito 1 y Pollito 2.
El Festival de Cine Bajo Tierra es organizado por la institución cultural Ochoymedio para exhibir películas cuya inversión es inferior a los $70.000. Son cintas que no acostumbran a llegar a las carteleras de cadenas de cine comercial.