Una inagotable tertulia en un “Museo vivo” y sensiblemente popular

Entre la gran cantidad de material impreso que ha producido desde que abrió sus puertas, en 2008, el Museo de la Música Popular Guayaquileña Julio Jaramillo (Puerto Santa Ana, edificio Astillero, piso 2), pesan los 500 ejemplares del primer manual práctico de teoría de la música, escrito por la maestra Monserrat Vela. Y aunque son muy representativas las donaciones de los archivos y colecciones de Carlos Armando Romero Rodas, Francisco Feraud Aroca y Francisco Vega -les entregó el primer fonógrafo inventado por Thomas Alva Edison y un proyector de cine Holmes de los que reproducían los filmes silentes-, lo principal del museo es su lado vivo, la música que ejecutan sus estudiantes de la anexa Escuela del Pasillo Nicasio Safadi.

Se trata de una escuela sin aulas como recalca, sin dejo de malicia, Jenny Estrada, fundadora y directora del museo, pero que en el Auditorio Nicasio Safadi -sala de uso múltiple con capacidad para ochenta personas- ha permitido la formación de ochenta y nueve alumnos becados. Instruidos por la maestra Vela y sus compañeros docentes -las leyendas vivas Fresia Saavedra, Carlos Rubira Infante, Naldo Campos y Luis Medina- interpretan pasillos, boleros, valses y pasacalles, a dúo o en solitario, o tocan acordeones, el cajón guayaquileño, el piano, los requintos y las guitarras.

El 1 de marzo, como cada año, veinticinco alumnos, becarios de la entidad educativa única en el país, homenajearon al Museo por su aniversario con música nacional. 

Las voces y el virtuosismo de los miembros de la actual generación de alumnos y de las anteriores (se gradúan luego de 2 módulos de estudio de 6 meses cada uno, con su respectiva presentación final) llenaron sonoramente el auditorio poblado de artistas como Patricia González, Luis Silva Parra, Astrid Achi y el subsecretario de Cultura de la Región Centro Norte y Galápagos, Luis Silva Guillén.

Destacaron Pedrito Pérez, estudiante de Fresia Saavedra, por su interpretación de una composición de Julio Jaramillo y su desempeño en el cajón guayaquileño; el mejor alumno de la escuela, Davis Cabeza, nativo de Babahoyo, al piano; Javier Vera, pianista de la clase de avanzados, y las voces en solitario de Julio Iglesias -cantó No Me Toquen Ese Vals como lo hubiese hecho Julio Jaramillo-, y de Marcelo Reyes -brilló en un dúo con el también guitarrista  Fernando Vargas, con el pasillo Tan mía y tan ajena-.

Las voces femeninas más destacadas fueron las de las generaciones pasadas: el dúo formado por las hermanas Lissete y Denisse Cuadrado, que iniciaron y cerraron el extenso concierto del 1 de marzo, acompañadas de un ensamble de 7 guitarristas, estudiantes de Naldo Campos, dirigidos por el reconocido requintista en persona.

Los aplausos no dejaron de escucharse, ni por parte de los adultos acordeonistas ni por el lado de los integrantes de las “viejas” promociones de la Escuela del Pasillo Nicasio Safadi, es decir, cantantes, niños cantores, dúos, un tenor en ciernes egresado de la primera generación de la escuela y varios pianistas, dos de ellos estudiantes de conservatorios locales interesados en tocar la música nacional. Es notable el talento de los guitarristas para lograr los acordes precisos que hacen a un albazo tal y a un pasillo, un pasillo, y no un vals o un pasacalle.   

El jueves anterior, 1 de marzo, también se dio la rendición de cuentas de la directora del Museo sobre los 140 mil visitantes que han logrado en estos cuatro años y la cantidad de material impreso que han repartido, entre  cancioneros y videos documentales sobre grandes intérpretes de la música nacional popular, a través de la colección Memoria Viva, elaborada con calidad por una productora privada. Sin embargo, lamentó que cuando se les pide a los canales transmitir uno de esos audiovisuales o promocionar a los estudiantes de la Escuela del Pasillo Nicasio Safadi ellos sugieren que les compren el espacio y a los egresados de la escuela se los contrata, pero se les pagan cantidades que Estrada prefirió no mencionar.

Aún así, la ceremonia del pasado jueves fue la oportunidad para reconocer la ardua y eficiente labor que desarrolla el Museo y el apoyo del Municipio de Guayaquil y para entregar placas de agradecimiento a las empresas privadas que aportaron con la institución. Cada invitado al retirarse recibió el Álbum N° 1 de Partituras de Música Nacional en bolsos que llevaban estampado el rostro de JJ. La obra fue elaborada por la directora del museo con ayuda del  copista de partituras de la Orquesta Sinfónica de Guayaquil.