Entre vallenatos y música clásica fue despedido el lunes Gabriel García Márquez en México DF, en un evento que contó con la presencia del presidente mexicano, Enrique Peña Nieto y su homólogo colombiano, Juan Manuel Santos.

En el majestuoso palacio de Bellas Artes, decenas de invitados rompieron en un largo y cerrado aplauso a la entrada de la viuda de García Márquez, Mercedes Barcha, y sus dos hijos, con las cenizas del novelista, que descansaba en el centro de la escena rodeada de rosas amarillas.

Afuera del palacio, varios cañones lanzaban mariposas de papel también amarillas, mientras la gente aún hacía cola para entrar al Palacio de Bellas Artes y despedirse del autor.

En su breve discurso, Peña Nieto dijo que “los mexicanos lo quisimos y lo habremos de querer siempre (...) Lo despedimos con la alegría de su vida y la emoción de sus libros, convencidos de que García Márquez se queda entre nosotros”.

Y el presidente Santos, que viajó acompañado de varios ministros y el exmandatario César Gaviria (1990-1994), expresó: “Venimos a dejar testimonio de que García Márquez es el más colombiano de los colombianos, que sigue vivo y seguirá vivo en sus libros y sus textos. Pero sobretodo vivirá para siempre en las esperanzas de la humanidad”.

Sentada en la primera fila y vestida de negro, Barcha recibía los pésames mientras sonaba la música clásica que ella misma contribuyó a seleccionar para quien fue su esposo por 56 años. (AFP/EFE)