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Ecuador, 22 de Enero de 2025
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El Telégrafo
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Es la agresión a la mujer menos documentada y la más difícil de clasificar en términos legales

Una campaña usa el arte callejero contra el acoso disfrazado de piropo

Fazlalizadeh se ha tomado las calles de las principales ciudades de Estados Unidos. FOTO TOMADA DE  STREETS DEPT.COM.
Fazlalizadeh se ha tomado las calles de las principales ciudades de Estados Unidos. FOTO TOMADA DE STREETS DEPT.COM.
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Silbidos, vulgaridades y comentarios gratuitos son el pan de cada día de millones de mujeres en el mundo. Es la forma de acoso más tolerada socialmente y se produce en la calle, espacio elegido por la pintora e ilustradora Tatyana Fazlalizadeh para una campaña que interpela a los hombres: ‘Dejad de decirles que sonrían’.

Con un rodillo, cola y un grupo de voluntarias que no deja de crecer, la creadora estadounidense ha imprimido en las paredes de las principales ciudades del país los rostros de mujeres reales -también el suyo- que han sufrido acoso callejero junto a potentes mensajes en inglés y en español que responden a las agresiones verbales más comunes.

“Mi nombre no es pequeña”, “Mi ropa no es una invitación”, “No estoy aquí para ti”, “Las mujeres no buscan tu aprobación”. Estas son algunas de las frases que la artista de 27 años ha trasladado a un espacio, la calle, donde las mujeres se sienten a menudo ‘incómodas e inseguras’, explica en el manifiesto de su campaña.

El acoso verbal callejero es la agresión a la mujer menos documentada y la más difícil de clasificar en términos legales, a pesar de que su incidencia supera el 80% entre las adolescentes y las jóvenes menores de 30 años, según los estudios de la organización ‘Stop Street Harassment’ (SSH).

Una de cada 4 niñas ha experimentado ya el acoso callejero a los 12 años y el 90% de las chicas de 19 años responde afirmativamente cuando se le pregunta si se ha sentido intimidada por las ‘palabras y acciones irrespetuosas de desconocidos en un espacio público’.

Esa es la definición que SSH da a ‘acoso callejero’, un término mucho menos estudiado y regulado que ‘acoso sexual’ o ‘agresión sexual’, puesto que se refiere en buena medida a comportamientos que, aunque ofensivos y perturbadores, no están tipificados como delito.

Es más, llamar la atención a las mujeres en la calle y hacer comentarios obscenos sobre su cuerpo se contempla en muchos casos con condescendencia, como un halago o una broma inofensiva.

Cambiar esta visión es lo que movió a Fazlalizadeh a coger su cámara, sus lápices y su rodillo en otoño de 2012, cuando comenzó a empapelar las calles del barrio neoyorquino de Brooklyn con los rostros de las afectadas dibujados en blanco y negro, frases y un mensaje claro: este comportamiento no es aceptable.

Lo que empezó entonces como una modesta iniciativa individual se ha convertido ahora en una campaña a nivel nacional en la que están involucradas centenares de mujeres. Además se incluyen formas de participación en su campaña a través de una web donde recluta a voluntarias tanto para coger el rodillo como para dar a conocer la iniciativa en los medios y las redes sociales.

La falta de concienciación social sobre el acoso verbal callejero puede comprobarse en la reacción que algunos hombres han tenido ante la campaña: en algunos carteles han aparecido pintadas que, sobre el mensaje ‘Deja de decir a las mujeres que sonrían’, escriben ‘fuérzalas’.

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