Un show lleno de colores dio Alan Parsons
La noche del sábado pasado, un contingente de aficionados esperaba fuera en una extensa hilera sobre la avenida Amazonas. Dentro de la Plaza Deportiva, donde se llevó el concierto, ya no se veía tan numerosa la cantidad de personas, lo que dio por sentado que Alan Parsons, quien llegó con su agrupación, es un cantante más “de culto”.
No obstante, su nombre está ligado a producciones relevantes dentro de la música contemporánea más ampliamente extendida. En 1969 fue asistente de grabación del álbum “Abbey road” de The Beatles. Luego, del disco emblema de Pink Floyd, el “Dark side of the moon”.
Aquella noche de sábado, su sello personal se advirtió claramente en la interpretación. Parsons es conocido por la pureza en las producciones de sonido. En la noche del concierto eso fue patente, aunque la acústica del escenario elegido no acompañaba a la distribución gradual del audio.
Pero un show aparte fue la proyección de luces. Allí Parsons demostró que su propuesta es impecable. El tono anímico del tema interpretado era acorde a los movimientos y colores de la luces.
“ Eye in the sky”, uno de los temas más populares, denotó un ambiente más relajado y con luces menos intensas; cosa distinta a lo que ocurrió con “Don’t answer me”.
Seguimos con el ambiente: era “música de nicho” porque, a diferencia de los conciertos multitudinarios, este contó con un público homogéneo que coreó temas sin inclinarse por una algarabía desmedida y, al menos en la zona de Golden box, permaneció sentado con la intención de que las demás localidades no estuvieran obligados a apreciar el recital de pie.
En esta gira, denominada Eye 2eye, Parsons estuvo acompañado por los músicos Guy Erez (bajo), Danny Thompson (batería), Manny Focarazzo (teclados), Alastair Greene (guitarra), Todd Cooper (saxo y coros) y P.J. Olsson (coros). Es la segunda vez que el músico viene a Quito, la anterior fue en 2009.