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39 barrios del Distrito tienen espacios destinados para este tipo de iniciativa, EN CADA UNO SOBRESALE LA AUTOGESTIÓN

Un plan de cultura es una tarea pendiente en los Centros de Desarrollo Comunitario

Sin un plan que rija la programación de los CDC, la ausencia de una política cultural sale a flote. Foto: Carina Acosta/El Telégrafo
Sin un plan que rija la programación de los CDC, la ausencia de una política cultural sale a flote. Foto: Carina Acosta/El Telégrafo
13 de mayo de 2015 - 00:00 - Redacción Cultura

Los Centros de Desarrollo Comunitario (CDC) son escenarios de las diversas actividades que surgen en los barrios de la capital. Su programación todavía se gesta desde las necesidades de los vecinos involucrados sin que haya una propuesta concreta del Cabildo sobre sus ámbitos de acción.

En el Centro Histórico, el CDC del tradicional barrio San Marcos, con sus patios y auditorios, sirve para actividades que van de la enseñanza de computación básica y ajedrez, pasando por las clases de tango y guitarra, hasta la defensa personal y la capoeira. Mientras que la bailoterapia, las artes marciales, el maquillaje artístico y algunas tareas dirigidas constituyen los ‘talleres autogestivos’ que mayor demanda tienen en la ciudadanía.

La semana pasada el psicólogo infantil Fernando Irribarra, miembro de Fundic (Fundación para la niñez y la comunidad), dirigió el taller “Educación en ciudadanía, derechos humanos y buen vivir”, con 80 docentes de escuelas fiscales, municipales y particulares. El proyecto está coordinado por el Ministerio de Educación. La Alcaldía facilita las instalaciones a los maestros, quienes tienen como meta, según Irribarra -migrante chileno que estudió trabajo social en su país- que sus “estudiantes vivencien de acuerdo a la Constitución y el buen vivir”. Antes de San Marcos, el primer escenario de estas jornadas, en las que se emplean cartillas para desarrollar las capacidades creativa y afectiva, fue el CDC de San Antonio de Pichincha, al noroccidente.

La Secretaría de Educación del Cabildo -encargada del fomento al deporte- y distintos colectivos culturales son el actual apoyo a la labor de autogestión de los CDC, los cuales pasaron de la Secretaría de Inclusión Social a la de Coordinación territorial y participación, además de estar manejados por las Administraciones zonales a las que pertenecen. Así, por ejemplo, el CDC de Cotocollao planifica su programación con la Administración de La Delicia y ahí, igual que en otros sectores, los programas antes conocidos como Cine Q y Escenas metropolitanas de Arte y Cultura se han mantenido con otros nombres (talleres de formación ciudadana, culturales, artísticos, apoyo escolar, entre otros).

Este diario le planteó una entrevista a la coordinadora distrital de los CDC, María Belén Aguirre, pero, hasta el cierre de esta edición no se obtuvieron respuestas. Su agenda se ciñe a la coordinación de las actividades de cada uno de los centros con otras dependencias del Municipio de Quito.

El encargado del Centro Comunitario en San Marcos, Luis Auz -reconocido entre varios jóvenes grafiteros por ser el organizador del Festival anual de arte urbano Detonarte- explica que los asistentes en ese barrio son adultos y adultos mayores en su mayoría, por lo que la programación está dirigida a ellos.

Allí la alfabetización digital permite que muchas personas empiecen a usar internet en 4 talleres. Mientras que el apoyo escolar para niños a partir de 4 años, del que está encargada la bibliotecaria del CDC, llama la atención por las actividades lúdicas que lo conforman.

“Una consultoría hecha por el Municipio –cuya información aún no ha sido publicada y que está en Coordinación territorial– serviría para tomar en cuenta las necesidades reales del sector”, afirma Auz, quien también anunció que la gastronomía y el ‘arte-fomix’ se sumarán a los talleres a partir de junio, mes en que también espera la asignación para la sexta edición de Detonarte. La fotografía también sería parte de las actividades en este “nuevo modelo de gestión” anunciado por el Municipio. La reforma partiría de un cambio de nombre de los CDC además de una forma alternativa de informar sus proyectos.

En los barrios, el trueque entre las propuestas a desarrollarse sin costo para los usuarios permite que talleres como la danza y el teatro lleguen a la comunidad. Los instructores, en su mayoría, son voluntarios y su disponibilidad particular determina la agenda de cada mes. El requisito para uso de los espacios, al menos en San Marcos –cuyo CDC tiene 4 mil 500 beneficiarios en promedio–, es que se soliciten con 15 días de antelación al administrador zonal competente.

Durante el año pasado, las labores tuvieron un aumento considerable en su público, dada la continuidad del antiguo modelo de gestión, afirmó Luis Auz. Y el lunes pasado, durante la rueda de prensa en que se presentaron la X Maratón del Cuento y la Feria del Libro Infantil y Juvenil, María Fernanda Pacheco, presidenta de la Fundación Patronato Municipal San José, anunció un “Plan municipal de lectura” cuyas actividades empezarían en barrios capitalinos a través de programas de lectura en los CDC, según dijo, y otros en los Guagua Centros (guarderías), que ya han sido implementados.

Por su parte Pablo Corral, secretario de Cultura del Cabildo, afirmó en entrevista con EL TELÉGRAFO, que “parte del presupuesto (luego de la reforma de junio) estará destinado a la construcción de una programación cultural en el territorio y los Centros de Desarrollo Comunitario”. (I)

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