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Ecuador, 21 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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“Un director de coro nunca deja de ser un docente”

Llegó el lunes y esa misma noche en la Casona Universitaria dirigió un ensayo con las secciones femeninas de los Coros de la Casa de la Cultura, Núcleo del Guayas y la Universidad de Guayaquil y la Orquesta de cámara del Instituto Experimental de Música de la Universidad de Guayaquil, quienes mañana presentarán la Misa en La Mayor de Gabriel Rheinberger. La pieza fue una propuesta de los directores de los coros locales, Juan Carlos Urrutia y Fernando Gil, que él aceptó y los felicitó por la ductilidad de sus músicos en el ensayo del lunes, ya que se nota que la formación que reciben es muy amplia y llevada a conciencia 

¿El que venga de una reconocida familia de músicos, lo impulsó a seguir ese camino profesional?

Debe haber tenido mucho que ver estar rodeado de músicos, entre ellos mi padre; pero se inició todo más bien como un juego. La verdad, no tengo memoria de cuándo empecé a estudiar música, que me apasiona.

¿Aún toca la flauta traversa?

De vez en cuando, aunque me encantaría tener más trabajo y tiempo para poder dedicarme como flautista. Lo principal de mi actividad son los coros y cada vez se presentan más oportunidades de dirigir orquestas. También organizo el festival Buenos Aires Coral.

¿Cómo inició ese proyecto?

Fue idea mía, ya que venía de participar en festivales en México, España, Austria, y en Argentina faltaba un festival como ese que permitiera que cada día un coro local sea anfitrión y conozca a los invitados. Todo se conjugó con la importante trayectoria de mi padre - el Maestro Mario Mancuso-, que entre sus actividades organizaba los Encuentros Corales Bonaerenses, que cada año juntaba 350 ó 400 coros.

¿Cómo cambió el Coro Municipal de Coronel Brandsen, que dirige desde sus 15 años?

Ese coro lo fundó mi padre y lo dejó porque decidió retirarse un poco, luego me fue dando conocimiento, pasé un año como su asistente, y me animé a dirigir para probar. Ha evolucionado mucho, ha crecido; era femenino, ahora es mixto y más grande. El año pasado en un concurso en Barcelona ganamos el primer lugar en nuestra categoría.

¿Cómo mezcla sus facetas como director coral y docente?

Creo que un director no deja de ser nunca un docente. Siempre tiene una faceta que tiene que ser docente, quizá estudia a profundidad la obra, estudia de qué manera técnicamente el instrumento puede sonar mejor. Es parte del rol del director. Uno nunca deja de aprender, aunque haya obras más fáciles de leer, pero lo sencillo también tiene lo complejo.

¿Cómo siente la misa?

Con el primer ensayo me quedé muy contento. Hoy -el martes- vamos a hacer 2 trabajos más a profundidad, por separado. Primero con la orquesta para marcar cosas de técnica, de acentuaciones, cambios de tiempo, arco y después con el coro, de carácter estilístico con la obra. Es una pieza religiosa, hay que trabajar sobre el texto para buscar la manera de lograr el sonido que supongo, Rheinberger tuvo cuando la compuso. A mí me cuestiono por qué tiene que ser un coro femenino ya que en otras de sus obras las voces blancas, de niños y femeninas, con una voz liviana, que en diferentes óperas, representan ángeles. La obra tiene que ver con una visión mucho más celestial de una misa.

¿Usted ayudó a elegir la pieza?

No, pedí que ellos me hicieran la propuesta. No la conocía, pero al estudiarla me encantó y no hubo necesidad de una contraoferta.

¿Con sus coros favorece algún tipo en particular de música?

Siempre tengo una parte de música argentina y latinoamericana. Quizá por ser de Buenos Aires, nunca falta un tango, en especial de Mariano Mores, a quien mi padre le dirigió su coro por 32 años. Ese ritmo es algo que me tira. De los clásicos me gusta mucho Mozart, pero si encaro música sinfónica, es Beethoven; en lo coral me gusta mucho la música a capella de Rheinberger, Whitacre y Bruckner.

¿Cuáles son los coros que dirige?

Los Coros Municipal de Coronel Brandsen, de la Universidad de Belgrano, de La Ribera y las Corales Vivace y Canon, que es femenina. Tres son de la capital federal, Brandsen queda a 80 kilómetros de Buenos Aires y el de La Ribera en San Isidro, a 5 kilómetros de la capital.

Tuvo la oportunidad de trabajar con Mercedes Sosa. ¿Cómo fue?

Era un concierto para la Virgen de Luján,  luego de que se recuperaba de una enfermedad. Escucharla ya era magnífico y después trabajé en obras similares con Zamba Quipildor, con quien aún montamos la Misa Criolla de Ariel Ramírez. 

¿Por qué pensó en Fernando Gil para ser el cónsul en Ecuador de Asociación de Directores de Coro de la República Argentina?

Es un amigo, muy capaz y muy operativo, además hijo del padre del movimiento coral acá. Era ideal.

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