“Mi papá decía que una vez había un hombre pobre... Bueno, entonces guardó al burrito, lo metió en un corral y ya tenía plata para mantenerse...”, recitaba Catita Coque, cuentera de Palenque, desde el escenario que se había construido para ella y otros narradores orales de la provincia de Los Ríos, afuera del Auditorio Simón Bolívar, aún llamado Maac Cine.

Era la larga historia Compadre rico, compadre pobre, que los más de 100 invitados a la jarana de la palabra podían leer en los catálogos de la muestra fotográfica Los Ríos, sus corrientes y su gente, que se inauguraba en el cercano auditorio la noche del lunes.

Todo era parte de la segunda función, de entrada gratuita, del VIII Encuentro Internacional de Narradores Orales 2011 Un Cerro de Cuentos, que le rindió un homenaje a Los Ríos y a  su oralidad. Su directora y cabeza del equipo organizador, la también narradora oral Ángela Arboleda, fue quien dio la bienvenida al público, alrededor de las 19:45, para explicar la naturaleza del programa y dar paso al subsecretario de Cultura Región Centro Norte y Galápagos, Luis Silva Guillén, quien explicó la importancia de un encuentro que registra meticulosamente toda su preproducción, desarrollo y backstage desde que empezó, hace 8 años. Solo 3 de ellos han tenido apoyo del Ministerio de Cultura del Ecuador.

El actor Henry Layana, quien fuera el guía del equipo de Corporación imaginario, integrado entre otros por el cineasta Fernando Mieles, el músico Manuel Larrea y el fotógrafo Amaury Martínez -autor de las fotos que se vieron esa noche-, para ubicar a los cuenteros de Los Ríos, se cuenteó, como dijo Arboleda, para contar una historia.

El público se  unió para emular los gritos de todos los diablos que un anciano llamado Miseria encerró en su tabaquera por años y luego liberó por pedido de sus vecinos. Ese cuento dejó la lección de que la miseria y la pobreza son lo mismo y que ya están en la tierra.

A Layana le siguió Coque con 2 historias sobre la inteligencia, la segunda la de Compadre rico, compadre pobre. Luego entró en escena el Nuevo Don Toribio, Hugo Jiménez, de Pueblo Viejo, con sus amorfinos y versos  acompañados de guitarra y requinto. Retó a Raymundo Zambrano, parodió pasillos, lanzó piropos,  y gritó vivas para Los Ríos, el público y los narradores de Cuba, Colombia y Argentina que lo oían.

Entre risas, aplausos y vítores el público también apreció el primero de los 6 cortos Ríos de Historias , que registran la investigación realizada para el presente encuentro.