Publicidad

Ecuador, 31 de Enero de 2025
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Comparte

La primera exposición individual del fotógrafo guayaquileño estáará abierta hasta el 29 de mayo en nomínimo

'Transparencia virtual': Cuando los defectos de la luz sobre el vidrio se convierten en arte

Muñoz hizo una escultura de acrílico recubierta con film dicroico para identificar las formas que adquiere.
Muñoz hizo una escultura de acrílico recubierta con film dicroico para identificar las formas que adquiere.
Eduardo Escobar / El Telégrafo
07 de mayo de 2016 - 00:00 - Redacción Cultura

“Aunque algunos neoyorquinos se ponen taciturnos con la lluvia, otros la prefieren. Les gusta caminar bajo ella y sostienen que en los días lluviosos los edificios de la ciudad parecen más limpios…, bañados de una cierta opalescencia, como un cuadro de Monet”, dice Gay Talese en su crónica ‘Nueva York, ciudad de cosas inadvertidas’, ese pedazo de tierra en el que el periodista reconoce habitan los excéntricos y se vuelve una fuente de datos curiosos.

Nueva York, la eterna postal de enormes rascacielos, es el lienzo de creación del fotógrafo guayaquileño Vicente Muñoz. Sabe bien que es una ciudad de capas y luego de llegar a ella para hacer una maestría en fotografía, tras desertar de sus estudios financieros, comprenderla ha sido un largo proceso.

Muñoz empezó a captar la energía, el ritmo y las posiciones socioeconómicas que atraviesan la ciudad, fascinado por cómo converge todo. “Es kinético”, dice. Al mirar hacia arriba, hacia lo más alto de los edificios de la ciudad, vio cómo sus diseños de vidrio se alteran con la luz, con el reflejo que producen entre sí. Sin lluvia, al atardecer, los edificios de Nueva York mutan. No tienen la apariencia de un cuadro de Monet, más bien se asemejan a una propuesta de arte abstracto.

‘Transparencia virtual’, la muestra que inauguró Muñoz este jueves 5 de mayo en la galería NoMínimo, es parte de un proyecto de investigación sobre el reflejo de la luz en las grandes edificaciones arquitectónicas de vidrio.

Las torres de Nueva York son un símbolo de la arquitectura, construcciones de identidad, las fortalezas de empresas financieras que, a través del vidrio, un material frágil, intentan edificar un ideal de grandeza y transparencia.

Muchos de los colores que Muñoz encontró en ellos, dependiendo de la fuerza de la luz, ponían en evidencia su personalidad. A través de fotografías abstractas el artista explora la relación entre la arquitectura y el uso utópico del vidrio como ideal de transparencia y que, en la exposición de la luz, adquiere representaciones amorfas con el fenómeno de ‘roller waves’ o ‘distorsión del reflejo’, un fallo que tienen estas infraestructuras de vidrio.

El vidrio con el que se construyen esos edificios es tratado de una manera particular para ser usado en las torres. Debe calentarse a altas temperaturas sobre una superficie con rodillos y, al hacerlo, toma su forma. Expuesto a la luz genera ciertas distorsiones, es capaz de mostrar otras luces. Tiene, además, que ser templado y recocido para que, en caso de romperse, no caiga como puntas, sino pulverizado. Otros vidrios tienen gas adentro para controlar la temperatura del edificio. Al instalarse están inflados o chupados, definiendo una superficie irregular. Cuando hay un patrón, la luz sigue las líneas, el brillo que ha sido pensado para el reflejo. “Se convierte en un metal líquido, en un cromo”, sostiene Muñoz.

El fotógrafo identifica este fenómeno como un método para estudiar la arquitectura y la materialidad que adquiere la luz. “Es fascinante cómo se puede encontrar belleza en un error. Se trata de ver la distorsión de un edificio adyacente reflejado en otro edificio. De alguna manera es como si los edificios se estuvieran tocando. Se convierte en un choque de materia. Parte del proyecto trata de estudiar la luz como materia. La luz no ha sido considerada un objeto medible y su comportamiento sobre esta superficie permite captarla”.

A partir de este fenómeno, el artista trabaja también una escultura. Con un pequeño rectángulo de 3 dimensiones intenta imitar las formas de las dispersiones que causa la luz. En colaboración con un estudiante de arquitectura creó varios prototipos con patrones dibujados en 3D. La escultura está trabajada en acrílico recubierta de film dicroico, también utilizado en arquitectura para proteger del sol a los edificios.

En la exposición que presenta en NoMínimo, la luz de los diferentes diseños que trabajó colgados en la pared y las experimentaciones que realizó con distintos tipos de luces le dan a la escultura una nueva tonalidad, dependiendo desde donde se la mire. (I)

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media