Muestra acoge el pasado de los transgéneros
Un registro del papel de los enchaquirados en la historia heteronormada de Guayaquil es lo que el artista plástico Francisco Vera plasmó en la muestra Chaquiras para un duelo, que se exhibirá en la Galería Mirador de la Universidad Católica de Guayaquil, hasta el 6 de julio.
Se trata de un trabajo que reivindica la forma en que eran concebidos los transgéneros, quienes en el pasado prehispánico pertenecían a un harem de sirvientes destinados a tareas religiosas y sexuales. Fueron los líderes indígenas quienes los tenían como sus chamanes o médiums, además de que pertenecían a una jerarquía muy alta, algo que dista mucho de la realidad actual.
Su autor señala que el proyecto arrancó luego de una charla que mantuvo con el artista Xavier Blum, especialista en danza zoomorfa, quien le sugirió investigar sobre estos personajes de la costa del Pacífico, principalmente del Guayas, con enfoque en los Huancavilcas.
“Enterarme del tema me produjo este ejercicio de ver qué tan frágiles son las estructuras de nuestras sociedades y qué tan trágicamente se modifican”, reflexiona el pintor de 45 años, quien cursa el último año de la carrera de pintura, en la Universidad de las Artes.
Así empezó su trazo inspirado en estas figuras a las que dio forma -a su estilo- con crayón, témpera y acuarela sobre una tela en la que jugó con símbolos, palabras del latín e indigenismos, como la lengua de Cueva.
Debido a que Vera se dedica a la educación inclusiva, en la mayoría de sus cuadros se aprecian las siluetas de los personajes del cuento Pedrito y El lobo: “Se trata de una apropiación. Las siluetas fueron hechas por un niño con autismo quien en forma mecánica y algo obsesiva dibujaba los logos de los equipos de fútbol; yo, para sacarlo de eso, le empecé a contar historias como la de Pedrito y el lobo, así lo visualizó y yo lo asocié a este imaginario”.
La exposición está divida en tres momentos: pictóricos, escultóricos y de instalación.
Las esculturas muestran unas máscaras hechas en arcilla, cocidas al fuego (no al horno) y recubiertas con chaquiras. Son figuras zoomorfas inspiradas en animales propios de las costas.
A la entrada de la muestra aguarda una pieza en forma de piscina donde navegan 82 velas sobre pocillos de mate, decorados con chaquiras. Es un homenaje que Vera hace a las víctimas asesinadas por homofobia en Ecuador, una cifra registrada entre 1997 a 2013. “La idea es que la gente se involucre con la temática de duda, del irrespeto de la condición sexual diferente”, expresa el pintor. (I)