La tauromaquia cesó en la mayoría de provincias de Ecuador luego de la consulta popular de 2011, que les planteó a los ciudadanos la prohibición de espectáculos que tuvieran como finalidad dar muerte a un animal.

El argumento está sujeto al activismo de defensores de animales y a la cultura de la no violencia frente a menores de 16 años, quienes desde 2013 no pueden asistir a corridas de toros, según el Consejo de la Niñez y Adolescencia.

La medida, que ha terminado por completo con el oficio de aquellos educados en el arte de lidiar toros, también dio por finalizada la famosa Feria Jesús del Gran Poder, evento tradicional en la Plaza de Toros de Iñaquito.

El riobambeño Mariano Cruz se presentó varias veces en este sitio que le otorgó reconocimiento en épocas de auge de las corridas de toros.

Su historia se narra en la cinta Torero, un documental estrenado en el Festival Internacional de Cine Documental “Encuentros del Otro Cine” (EDOC), en mayo de 2018.

“El arte de torear es la lucha por la vida. Es sortear con belleza las dificultades que te presenta en su bravura el toro, vencer con pureza, sin trampas, con la ilusión de que después de la muerte suene la música y triunfe la vida”, expresa el matador, que en marzo de este año le dijo adiós a esta profesión.

Cruz dice haber vivido con la muerte desde que se inició en este oficio, pero siempre creyó en la vida cada vez que se vestía y se preparaba para torear.

Confiesa que ante el declive de la actividad se ha sentido más cerca de la muerte, pero respeta las razones que levantaron la normativa que le impide seguir ejerciendo su profesión.

No cree que el toro y el torero sean contrincantes. Piensa que son como amigos que desean verse o amantes que desean sentirse, cada uno con sus diferencias.

“Tenemos un espacio para reconocernos y vernos a los ojos. Pero llega un instante en el que te olvidas del cuerpo, desaparece la mente y el pensamiento y se crea una comunión hermosa con ese animal que es tu socio, tu compañero y compinche”, detalla Cruz.

La producción es la ópera prima de Nora Salgado (directora) y de José Alberto Bruzzone (productor), de Titán Producciones.

El filme fue grabado entre Ecuador y España y surgió de manera orgánica cuando grababan a Cruz en una corrida en Ambato, en 2016.

Por entonces se trataba de un video casero que se convirtió en el retrato de las vivencias de Salgado, Bruzzone y Cruz, quienes son colegas en este campo.

“Siempre me interesó retratar la humanidad del torero como un personaje con defectos y virtudes, con problemas como otros quienes nos dedicamos a la misma profesión”, indica Salgado.

Aclara que no es una cinta a favor ni en contra de los toros. Tiene que ver con la humanidad, con los sueños, deseos y sorpresas que las personas experimentan.

“Mi relación con los toros y registrar instantes de este mundo que es tan bello para nosotros y mostrar la otra perspectiva de este oficio fue mi motivo de involucrarme”, explica Bruzzone.

Torero se proyectará en salas de cine a nivel nacional desde el próximo 13 de septiembre. (I)