Tito Ponguillo recupera la marimba tradicional

Mientras le da una entrevista a este diario, Tito Ponguillo saca su celular y empieza a buscar un par de videos. Tres marimberos, como él, aparecen en el parque central de Esmeraldas, tocando. Uno de los instrumentos está hecho de calabazones. El músico esmeraldeño recuerda que cuando empezó a filmarlos había transcurrido más de una hora de presentación, sin embargo, el público era escaso. Detrás de los artistas, bajo la sombra de los árboles, hay un puñado de personas sentadas. Tito señala, con desilusión, que se trata de otros músicos que aguardan su turno y que “apenas hay por ahí un espectador”.

El público de la marimba en Esmeraldas es exiguo, pese a que el instrumento constituye parte de la historia de esa provincia. Sin quejarse, más bien resignado, Tito recuerda que cuando alguien ve a un músico empuñando los bolillos se aleja a la voz de: “Ahí vienen otra vez los marimberos”. La confesión la hace en la sala de una casa del barrio quiteño El Edén, donde se encuentra impartiendo talleres musicales desde el viernes 10 de marzo hasta el jueves 6 de abril. Desde donde está sentado se pueden escuchar los ensayos que surgieron de una idea que tuvo el quiteño Javier López Narváez, quien grabó el disco El país de las últimas cosas junto con uno de los grupos que comanda Ponguillo en la Costa, Taribo.

Tito aprendió a tocar la marimba cuando tenía 14 años, tiene la mirada inquieta y nombra con orgullo a Petita Palma, la cantora que lo recibió en su casa, donde primero fue bailarín y luego músico. La marimba cromática (con doble teclado: diatónico y sostenido) es de uso más reciente que la natural y permite que sus ejecutantes hagan fusiones con géneros y otros instrumentos, pero la marimba sigue siendo protagonista. “Queremos darle un toque moderno a esta música, pero sin perder lo tradicional”, explica el compositor.

Río Mira es otro de sus proyectos en los que se funden sonidos colombianos y ecuatorianos, pero en la Sierra, Ponguillo ha incursionado en el pop mestizo (marimba, pop y folclor) que interpreta junto a la banda El Distrito, con Narváez.

Con 33 años a cuestas (media vida tras las teclas), Ponguillo dice que la enseñanza de la marimba es una tradición que se ha perdido en Esmeraldas. Lo que se conserva es el aprendizaje del baile mientras que el arte musical se ha limitado al conservatorio, lugar en que el ‘celo’ de los artistas también pone barreras al acceso.

“Acá, en Quito, siempre nos preguntaban cómo aprender a tocar la marimba; así que hicimos este taller de música tradicional”.

El Pacífico es el hábitat natural del músico esmeraldeño, quien trabaja tres jornadas diarias junto a López Narváez, y a una de las cuales asisten los integrantes del grupo Currumbao, además de la cantautora Carina Clavijo.

El sonido (marcación y estructura musical) de la marimba en Colombia y Esmeraldas es la misma, explica Tito, por lo cual habla de música afropacífico, pese a que la forma de ejecución se distingue al otro lado de la frontera. “El colombiano ubica el bombo muy cerca de él y usa dos, hembra y macho, agudo y grave; nosotros lo ponemos en un pedestal, donde suena más fuerte el toque doble del bombo macho”, dice el músico esmeraldeño.

Algunos asistentes al taller se acercaron a la marimba a través del oído, lo tocaban de la forma clásica. A ese conocimiento, Ponguillo le añade la sabiduría tradicional de su tierra y lo que aprendió en el conservatorio. Los convocados se interesaron después de ver un anuncio en redes sociales, son 14 en total y ensayan cada día en 3 grupos.

En la ‘Provincia Verde’, las escuelas del género son: Madera Metálica, de Papá Roncón; La Voz del Niño Dios, de Rosa Wila; y lo que queda de Tierra Caliente, de Petita Palma. “Tito quiere revivir tradiciones como el bambuco, de Petita”, señala López Narváez.

Ponguillo les sugiere a sus alumnos que dejen de lado las versiones de canciones extranjeras en marimba o réplicas que ya se han hecho, del Pacífico colombiano, por ejemplo y empiecen a recuperar lo tradicional, como el andarele esmeraldeño, caramba y torbellino. “He venido por la tradición profunda”, comenta decidido.

El 6 de abril, los primeros talleristas se presentarán en Quito y, a mediados de ese mes, los dos promotores del taller irán a Guaranda, en Bolívar, donde coordinarán un nuevo ciclo de capacitación.  (I)

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Datos

Tito Ponguillo aprendió a tocar la marimba en la adolescencia con el grupo de Petita Palma, a quien veía escribir sus poemas y canciones, como el arrullo ‘El buen viaje’ que versionó porque no ha sido grabado al igual que otras de sus composiciones. El músico esmeraldeño, multiinstrumentista, se ha presentado en Ecuador, Perú y Colombia.

Javier López Narváez publicó el disco El país de las últimas cosas en enero.  Allí colabora el octeto Taribo, en las canciones ‘Curioso malentendido’ y ‘Cantarle al Ecuador’ con el cantante Benjamín Vanegas Loor.

Un arrullo pa’ Rosita es el título del disco de Taribo en que el octeto interpreta 15 arrullos de la autora esmeraldeña Rosa Wila, los cuales no han sido grabados antes.

Otros marimberos destacados son: Larry Preciado, Alberto Castillo y Jackson Arroyo.