Stone improvisó un dueto a capela con una seguidora (Galería)

En septiembre del año pasado, Charles Bradley & His Extraordinaires y el grupo de Joss Stone coincidieron en el auditorio Massey Hall  de Toronto, Canadá. Y el último fin de semana compartieron las tablas del Teatro Nacional Sucre, durante el Festival Ecuador Jazz 2015.

El encuentro del estadounidense y la británica va más allá del azar y del soul -género que los tiene entre sus principales exponentes- hacia reacciones emotivas de un público que no conoce de fronteras pues solo el Total World Tour, de Stone, lleva 204 países recorridos en un afán por invadir con sus voces, roncas y melodiosas a la vez, todo el planeta, acompañados de músicos cuyo virtuosismo y presencia escénica -ambos dialogan con cada instrumentista en una muestra de complicidad- los acercan aún más a sus antecesores Aretha Franklin y el fantástico James Brown.

El recuerdo que plantaron en sus audiencias -de Quito y Toronto- es testimonio de que, pese a que sus caminos se bifurcan, Stone y Bradley pertenecen al conmovedor lenguaje de la música soul.

Stone: cantar con el alma

La cantante polaca Viktorija Pilatovic fue la primera mujer en tomar un micrófono el último domingo, en el Teatro Sucre. La presentó el saxofonista español Perico Sambeat como el complemento de su quinteto, dentro del cual también hizo destacar las composiciones del contrabajista ecuatoriano Daniel Toledo en una puesta en escena fiel a la tradición jazzera a la que Piotr Orzechowski (piano) y Michael Kihn (batería) dieron soporte.

La segunda mujer en cantar esa noche fue la esperada Joscelyn Eve Stoker, cuya acogida hizo que su actuación se reprodujera en una pantalla gigante de la Plaza del Teatro, adonde un centenar de sus seguidores fue pese a la garúa de esa noche porque ya no pudieron conseguir una entrada a su show.

La británica recorrió la alfombra roja del teatro, en medio de la platea, en la primera canción. A veces, se aclaraba la garganta con sorbos de café, entre bromas a su audiencia que le respondía con complicidad.

Tal es el timbre vocal de Joss Stone que, en lo que llamó “la hora de los clásicos”, se dio el lujo de cantar el tema de rhythm and blues ‘I Put a Spell on You’ que grabó, a mediados de la década del 50 un músico que, al igual que ella, también fue actor: Screamin’ Jay Hawkins.

Bradley: la razón de la esperanza

Los gestos de Charles Bradley sobre el escenario lo delatan. Dan cuenta de sus recuerdos, de lo sorprendido que debe estar con cada aplauso luego de que se convirtiera en celebridad cuando ya había cumplido 63 años y grabado un disco cuyo título hace de su experiencia una consigna: No Time For Dreaming.

El jazz latino fue lo primero en escucharse la noche del sábado, cuando el quinteto del clarinetista y saxofonista (soprano y alto) Daniel Bitrán salió a escena junto al piano y acordeón de Daniel Pacheco, la batería de David Nicolalde y el bajo de Esteban Portugal. La percusión, a cargo de Carlos Sánchez, merece mención aparte por su creatividad a la hora de las improvisaciones aunque cada músico tuvo su turno de lucirse durante un tema que parecía el anuncio del cantante negro que se preparaba en los camerinos: You don’t know what love is.

Victim of love es, precisamente, el nombre del último redondo que los extraordinarios músicos que acompañan a Charles Bradley. Los cortes que extrajo de ese disco fueron los más emotivos, una muestra de su reverencia al soul clásico, con toques funk que acompañó con su historia de vida, al decir que la desolación y las desgracias no son excusas para cumplir, como él ha hecho, los sueños latentes. El festival continuará el jueves.