Soy feliz sin ningún motivo
“La escafandra y la mariposa” es una película francesa que resalta el ánimo de vivir sobre la posibilidad de dejarse derrumbar y morir.
Qué sustancial es que los productos de comunicación social reinventen -oxigenen- sus paradigmas, sus mensajes y conceptos.
Sugiero esto ya que poco espacio existe -en estos tiempos que corren- para la reflexión sobre el crecimiento y sabiduría interior, sobre la inteligencia emocional, sobre la evolución mental.
La cinta “La escafandra y la mariposa” resalta lo sustancial de comprender el milagro y aventura de la existencia.
"Cuando nos damos cuenta de que el mundo está en nosotros, tenemos con él una relación íntima. Además, podemos tener un conocimiento íntimo del mundo, y a partir de este conocimiento alcanzamos la paz con el mundo", ha señalado Deepak Chopra.
La cinta “La escafandra y la mariposa” cuenta la historia de Jean-Dominique Bauby, un periodista que en 1995, a la edad de 43 años, sufrió un accidente cerebro-vascular. Bauby era redactor jefe de la revista francesa Elle, y un amante de las mujeres y del amor. El filme nos narra cómo veinte días más tarde sale del coma y descubre que es víctima del “síndrome de cautiverio”; prisionero de un cuerpo totalmente paralizado, apenas puede comunicarse con el parpadeo de su ojo.
Jeando, como le dice su padre y sus amigos, se ayuda tan solo con sus parpadeos para escribir todo un libro, que es un himno a la vida, un canto para celebrar el Sol y el aire libre.
La película está basada en hechos reales y nos remite al primer mensaje que recibimos al nacer: ¡estás vivo!
Aprovecha el día, decía el poeta.
Al parecer, hemos claudicado a la vida interior por necesidades inmediatas, como el ansia de poder o la vanidad, todas surgen del miedo, del temor de silenciar nuestras mentes y entender el verdadero significado de estar vivos.
¿Quién soy?
¿Qué misión espiritual tengo que cumplir?
Jeando se hace estas preguntas apenas se ve paralizado, y sabe que ha perdido la vida. Intentaré recordar muchas veces “La escafandra y la mariposa”.
“La raza humana lleva solo 200.000 años de evolución. No había seres humanos hace más de 200.000 años. El universo tiene 14.000 millones de años. Nuestro planeta tiene unos 5.000 millones de años. No estamos ni siquiera en la infancia en lo que respecta a la evolución, y durante este período el instinto más importante que tenemos para la supervivencia es el reflejo llamado de pelar o huir… El miedo viene de sentirse solo. Soy yo y el mundo pero, en realidad, no es así. Usted es el mundo.", señala Chopra en una entrevista con Boy Olmi.
Recuerdo aquel lunes, cuando fui a nadar con papá, mi viejo querido, de 79 años, y yo, su hijo, un niño de apenas 37.
El tiempo se detuvo y la simpleza y la nada se posó sobre nuestras pieles mojadas. Reímos y luego nos quedamos en silencio, pero tranquilos.
Luego, escribí en una hoja de papel: “Lunes, papá y yo nadamos juntos. Reímos mucho. Jugamos con el agua. Después, al regresar a casa, él se quedó dormido y yo fui a preparar una taza de café”.