Pedro Carrillo lleva 6 años en la escuela de música y en el proceso de la Fundación Orquesta Sinfónica Juvenil del Ecuador (Fosje), núcleo Guayaquil, y gracias a la confianza del actual director artístico en la ciudad, Ecuador Pillajo, él, como concertino, 53 de sus compañeros de la Orquesta Sinfónica Juvenil de Guayaquil y 6 músicos del proceso hermano de Quito viajaron para representar al país y a la fundación en Colombia. Directores de Argentina y del país que los acogió dijeron que el repertorio que ofrecieron era muy original y adecuado para el Encuentro de Orquestas Infanto Juveniles organizado por la Alcaldía de Pasto.

Del 22 al 25 de junio, la orquesta y su grupo de cámara, la Camerata Claudio Aizaga, se reunieron con orquestas y grupos corales de varias regiones de Colombia, permitiendo a cada director exponer el proyecto de su ensamble. El 23 de junio la orquesta tocó en el Teatro Imperial en un concierto que incluyó a 4 grupos de Colombia, entre ellos Waira Ensamble, con el que entablaron amistad. La solista del grupo local fue Alba Layana, quien sorprendió a un público cálido y amante de la música con su interpretación de Preludio y Alegro de Puganani - Kreisler, que llevó a muchos a repensar el que la violinista tuviera solo 13 años.

Carrillo, quien el 24 de junio, en el Banco de la República, tocó en la Camerata Claudio Aizaga y con la Sinfónica Juvenil de Guayaquil, como primer número del concierto de clausura del encuentro, en el Colegio Champagnat, señala que esas fueron experiencias gratificantes como músico. Incluso el encuentro con gente del mismo gremio y compartir enseñanzas del instrumento de uno, en medio de la amabilidad de los colombianos, lo sorprendió.

Carrillo estuvo cerca del público cuando en uno de los recitales interpretaron un tema de Julio Jaramillo y escuchó cómo la gente quedaba complacida con algo que siente es suyo. Notó que con el transcurrir de los conciertos y las partituras, y con el nivel demostrado por la orquesta, el público  se mostraba emotivo. En el Teatro Imperial, similar a la Casona Universitaria, pero más grande, en los ensayos el sonido era tragado en el área posterior, no así en el concierto; mientras que en el recital en el Colegio Champagnat, al aire libre, el concertino local y sus compañeros se integraron a una megaorquesta de unos 500 músicos, donde se sintió el nivel de la orquesta local y su posibilidad de trascender.

Pillajo trajo muchas anécdotas como las del turismo en La Cocha y el deleite de saborear buenas truchas, pero sobre todo el aprecio a sus dirigidos, en especial por los solos de Alba Layana con la orquesta, los hermanos Paúl (violín) y Mary (oboe) Armijos con la camerata y  de Carillo cuando la orquesta tocó Adagio de Espartaco en el colegio. Con la sana envidia porque Colombia tiene 48 orquestas juveniles y más de 1.000 orquestas pre juveniles, el violinista fue un tallerista afinando aún más su técnica, director de la mega orquesta -al igual que cada conductor invitado al encuentro- en la pieza Pompa y Circunstancia número 4, de Elgar, y concertino de la mega orquesta; además de solista de la camerata. Sus interpretaciones le valieron invitaciones para dirigir y tocar en Waira y Buenaventura, además de que varios jóvenes de Ibagué, Bogotá y Pasto a los que dictó un taller, son sus amigos en Facebook y dos de Pasto se han comprometido a venir a estudiar en la Fosje Guayaquil.

Algo especial que recuerda Pillajo, además de haber sido invitado a ser concertino por José Aguirre Oliva, director de la orquesta anfitriona, la Sinfónica Juvenil de Pasto, y haberse ubicado junto a la concertino de ese mismo ensamble, Martina Bucheli, es que en el concierto de clausura se juntaron las Sinfónicas Juveniles de Guayaquil y Pasto, previo a la mega orquesta y en una sección que correspondía a los anfitriones. Ese buen gesto le mereció a la Fosje la invitación al encuentro en 2012.