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Están ubicadas en paradas de la ecovía

Seis réplicas de Bernardo Rodríguez se exhiben en Quito

La estética claroscura de las obras originales se opaca en sus réplicas dispuestas sobre soportes reflectantes que también distorsionan el color. Foto:  Marco Salgado / El Telégrafo.
La estética claroscura de las obras originales se opaca en sus réplicas dispuestas sobre soportes reflectantes que también distorsionan el color. Foto: Marco Salgado / El Telégrafo.
10 de junio de 2015 - 00:00 - Luis Fonseca Leon

En la edición de ayer, martes 9 de junio, en la redacción del artículo titulado ‘Alcaldía promueve obras del período colonial en vallas’, se consignaron varias imprecisiones en relación con la temporalidad de las obras reproducidas por el Cabildo quiteño en vallas en algunos sectores de la ciudad.

Adicionalmente, se omitieron detalles en cuanto a la naturaleza de las reproducciones de las obras del pintor Bernardo Rodríguez (1795- 1860). En este espacio, se rectifican dichas equivocaciones con la debida disculpa a los lectores de la sección Cultura de EL TELÉGRAFO.

Desde el día lunes 18 de mayo, 6 obras del pintor perteneciente a la Escuela Quiteña de Artes y Oficios fueron reproducidas sobre los vitrales de algunas paradas de la Ecovía; en carteles que se exhiben en los exteriores de la Alcaldía de Quito, en la calle Venezuela; en vallas como la de la intersección de las calles Padre Luis Vacari y Panamericana Norte, en Carapungo; y flanqueando la entrada principal del Estadio Olímpico Atahualpa.

En la nota de ayer, donde dice: “la obra de Bernardo Rodríguez, junto a otros pintores y escultores, conformó el imaginario icónico del período colonial de la Real Audiencia de Quito, en especial durante los siglos XVII y XVIII” (sic), se dio a entender que Rodríguez vivió durante esta época; sin embargo, Rodríguez falleció 3 décadas después de que, en 1830, el Congreso Constituyente reunido en la ciudad de Riobamba declarara al Ecuador República a través de la Constitución. Pese a haber vivido casi la mitad de su existencia (30 años) en el inicio del período republicano, todas las obras del pintor fueron decimonónicas y, al menos los retratos aludidos, fueron pintados por encargo de la Iglesia, razón por la cual estos no transgreden la temporalidad estética anterior a la República, pero tampoco fueron realizados entre los años 1563-1822, lapso durante el cual tuvo lugar la Audiencia y Cancillería Real de Quito.

Las obras originales (en que aparecen los apóstoles San Pablo, San Matías, San Judas Tadeo, San Juan, San Bartolomé y San Marcos Evangelista) están en la iglesia del Carmen Alto. Hay una diferencia sustancial entre los cuadros originales y sus reproducciones, una distinción que se enmarca en lo que el filósofo y crítico de arte Walter Benjamin (1892-1940) definió en La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica como “la pérdida del aura”, el reemplazo de la singularidad de una obra por su funcionalidad en el plano político.

El imaginario religioso está presente en las obras replicadas, como se publicó, pero esas reproducciones fueron hechas por encargo del Cabildo, no de la Iglesia. (I)

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