“Se vende el arte”, una reflexión
Para Cristina Riofrío, artista visual ecuatoriana, el tema de los intercambios simbólicos y cotidianos es un puntal en su trabajo. “El mercado ha causado que el arte, que en él se consume y comercializa, se encuentre, en varias formas, desconectado de la posibilidad de ser asimilado por una mayoría”, señala.
Ese, dice la autora, es un límite que aleja la creación de los lugares y personajes que han servido para la reflexión del creador. “Ese convencionalismo en la práctica ha ubicado en espacios determinados aquello que, desde los centros de poder, se ve como arte”, apunta.
Por eso, la propuesta que viene trabajando desde el año pasado, titulada “Transacciones Urbanas”, se configura como su respuesta a estas realidades presentes en el ambiente artístico: “es una respuesta en cuanto considero que la función social del arte tiene que alimentar a la gente, fortalecer sus relaciones, convirtiendo el discurso de la práctica artística en un hecho comprensible para quienes intervienen en su construcción”, comenta Riofrío.
Su propuesta se ha dividido en una serie de intervenciones urbanas tituladas: “Se vende la verdad”, “Se vende la salud” y “Se vende el arte”, en las que Riofrío interactúa con la gente en busca de generar reflexión a partir del conocimiento colectivo. “El tipo de contacto generado con estas intervenciones incluye lo emocional, lo físico, formas diversas de expresar aquello que se piensa y se siente sobre un determinado tema”, afirma la artista.
Precisamente, la intervención “Se vende el arte”, ha sido la que, desde hace un mes, Riofrío ha trabajado en Lima. La propuesta se ha desarrollado en el distrito de Barranco, en el sur de la capital peruana, y ha contado con el apoyo del colectivo artístico peruano “Santa Rosa”. “El trabajo fue dividido en tres fases: conocer el espacio, visitar e incentivar la participación de los vecinos del barrio y presentar el resultado”, indica la autora. En cada una de estas fases, la participación de los vecinos fue vital.
Cristina Riofrío se ha encargado de que cada uno reciba un pequeño sobre en el que a más de la presentación y saludos respectivos la autora entrega una pequeña hoja de color rojo en la que se lee la pregunta: “¿Qué es el arte?”.
Riofrío con “Se vende la verdad”, “Se vende la salud” y “Se vende el arte”, interactúa con la gente
Las respuestas han sido diversas: “es un enfrentamiento para la gente una pregunta como esa, pues no es normal que de un rato a otro reflexionen sobre un tema que implica una serie de subjetividades; sin embargo, las participaciones han sido positivas, en tanto esa misma reflexión aporta a generar un panorama amplio e inclusivo alrededor de la idea de “arte” que manejamos cada uno de nosotros”, dice.
Esta intervención, presentada en el Ecuador a inicios de este año, abrió hace dos viernes en Barranco y permanecerá unos días más a disposición de los visitantes.
“El trabajo en Lima ha sido muy alentador pues, la respuesta de la gente deja ver elementos culturales, sociales, formas de sentir, que son similares a las de los ecuatorianos, desde ahí entiendo que las fronteras no son más que límites imaginarios, ante los que el arte puede generar respuestas de integración”, señala.
En la inauguración, la autora entregó certificados que avalan el trabajo del participante como un Curador de Arte, en el contexto de esta intervención. “El objetivo es que se visibilice esa capacidad que tenemos todos para diferenciar aquello que, para nuestro gusto es o no arte, por eso, con el uso de estas herramientas no convencionales, busco criticar el discurso artístico que ubica a la creación como un producto mediado por el consumo, y la propongo como algo necesario para la relación personal”, finaliza la autora.