El colectivo The Scene –del Centro Ecuatoriano Norteamericano, CEN– iniciará una cuarta temporada de microteatro en inglés mañana, desde las 20:00. La propuesta apunta a la construcción de públicos, explica Andrés Zerega, quien trabaja en el CEN y es especialista en mercadeo cultural.

Lips, comedia dramática dirigida por Ricardo Velástegui, tendrá las dos funciones de inicio.

La historia involucra a dos mujeres que se han conocido a través de internet y que mantienen una extraña relación amorosa entre Guayaquil y New York.

Las obras seleccionadas (Lips, Farewell Isabel, Russian Roulette y Spectrophilia) son una suerte de antología de las que fueron exhibidas por Teatro Pop Up, la compañía que integra Velástegui.

Según Zerega, la propuesta se planteó luego de hacer un estudio de mercado cuyo propósito era captar un nuevo público y refrescar la producción. El enfoque se dirige a jóvenes, público millenial (Generación Y) y primeros centeniales (Generación Z) con obras que ya se han presentado en la ciudad y que han tenido mucho éxito.

El Estudio Paulsen (195 de la calle Numa Pompilio Llona), en Las Peñas, es el lugar que acogerá los espectáculos, con entrada libre.

El aforo es de 70 personas y la demanda es tal que a veces los productores han tenido que realizar una tercera función por noche.

Estos montajes reflejan el estado de una audiencia cautiva y creciente en la ciudad, que prefiere las historias breves. Y rompen algunas ideas preconcebidas: los costos, por ejemplo, son menores dado el formato de cada puesta en escena, aunque los artistas protagonistas pueden interpretar obras en gran formato.

Para Velástegui, el que Russian Roulette se base en el absurdo no impide que Spectrophilia explore el teatro a ciegas desde el suspenso; de ahí que las sensaciones vayan más allá de la cuarta pared.

Sonidos, olores, sentidos sirven para conocer la historia de Ana, quien aún no supera la trágica muerte de su esposo Sam, que la visitará para quitarle la culpa que siente por su partida.

El drama Farewell Isabel tiene tonos de comedia. En esta un hombre es atormentado por su pasado y lucha por superarlo.

Esta es la única pieza de la cartelera dirigida para todo público. Las demás tienen restricción (aptas para mayores de 17 años). Cada miércoles habrá funciones de cada una de las obras a las 20:00 y 21:00. “Se diferencian las edades por el lenguaje de estas obras”, cuenta el director, aunque en Pop Up la oferta casi no tiene restricciones.

Los momentos eróticos de Lips no rayan en lo vulgar, insiste Velástegui, que ha incorporado cambios de vestuario en escena a sus producciones.

El lenguaje también distingue a los libretos del humor fácil, y la improvisación está presente pese a la brevedad.

“Pese a que conozco bien estas obras, la intención de los actores, el que se metan en cada personaje, da lugar a cierta improvisación”.

Para ambos entrevistados, el microteatro, como formato, no determina que siempre deba hacerse farsa. “Como propietario de Pop Up no permito que solo haya comedia, también busco drama; así me siento a gusto porque el teatro no es solo risa”, dice Velástegui. Y así se confirma la intención de Zerega: que el público consuma algo nuevo, aunque guste de la comedia.

Desde 2017 se hace microteatro en Guayaquil. El formato ha permitido que se expandan espacios como Pop-Up, o Microteatro Guayaquil, que después de inaugurar el género en una casa de Miraflores ahora tiene un teatro en La Bota, en el Malecón del Salado. “La idea es que las propuestas se fusionen y poder combinar humor y algo más experimental”, dice la actriz y directora Francia Unda.

La oportunidad se da cuando luego de apreciar un drama, quien llegó dispuesto a reír salió encantado. Y eso es lo que ofrecen estos productores. (I)