Sara Montiel y su cuplé eternizado e inmortal
La boquilla alargada, que sostiene al cigarrillo humeante, viaja hacia sus labios. Ella aspira una bocanada, y mientras sus ojos penetrantes miran al techo, exhala. Con su sensual voz, entona: “Fumando espero al hombre a quien yo quiero, tras los cristales de alegres ventanales”.
Esa mujer, de belleza por cualquiera anhelada, es Sara Montiel, actriz y cantante que supo cómo cautivar las audiencias, cineastas y músicos, y así ganarse el puesto de primera diva española en la meca del cine, Hollywood.
Nacida en 1928, falleció el pasado lunes 8 de abril, a los 85 años. Dejó en el mundo las películas y canciones que ahora la inmortalizan, al pasar a formar parte de la historia del cine español.
Tenía 14 años cuando apareció por primera vez en la gran pantalla, actuó en películas como “Te quiero para mí” (1944) y “Empezó en boda” (1944). Si bien éstas no marcaron un gran inicio en su carrera, ella misma afirmaba, como si de eso dependiera parte de su trayectoria: “Desde niña fui increíblemente bella”.
Sin embargo, su carrera actoral y musical comenzó a emprender vuelo cuando Montiel decidió viajar a México. Es ahí donde aprende a interpretar mejor los guiones, frasear correctamente las canciones y, lo más importante de todo, formó vínculos con la industria cinematográfica hollywoodense. Su primera película en México fue “Furia Roja” (1950), en la que actuó junto a Arturo de Córdova y Carlos López Moctezuma.
Según Jorge Ayala Blanco, crítico de cine, en una entrevista a la CNNMéxico, “Sara Montiel pertenece a un conjunto de actrices españolas que llegaron a México como una especie de redescubrimiento de América y de España al mismo tiempo”. Y es que Montiel tenía gran afinidad y profundo cariño con ese país, ella misma decía “yo soy mexicana”.
En esa etapa de su vida, los largometrajes por los que varios productores estadounidenses fijaron en ella sus ojos fueron “Cárcel de mujeres” (1951) y “Piel canela” (1953). Montiel también fue cautivada por la libertad que México le prometió al momento de realizar los filmes, ya que venía de una España franquista donde las restricciones eran irrefutables.
En 1954 realizó su primer largometraje en Estados Unidos, llamado “Veracruz”. En esta cinta actuaban Gary Cooper y Burt Lancaster. Y poco a poco Montiel fue conociendo actores y personalidades icónicas del cine estadounidense.
Fue así que las historias de su anecdotario se fueron sumando. Conoció, por ejemplo, a Elizabeth Taylor. Montiel también contaba que Marlon Brando gustaba de desayunar en su casa huevos manchegos “de la tierra de Don Quijote”, como él decía.
El “maestro del suspense”, Alfred Hitchcock, lamentaba que la actriz no fuese rubia, porque de ser así la hubiese elegido para alguna de sus películas. Además, jugaba tenis con Greta Garbo. La última película que rodó Montiel en EE.UU fue para la compañía RKO Pictures. Protagonizó “Run of the Arrow”, de Samuel Fuller.
De regreso a España, el largometraje “El último cuplé” (1957) lograría posicionarla en el momento más álgido y cumbre de su trayectoria. Gracias a este filme, Montiel le brindó aires distintos a los musicales españoles. El tono agudo de las mujeres era tradicional en los musicales, en cambio Montiel presentaba su peculiar registro bajo.
Sara tenía un cuerpo extremadamente hermoso, cintura fina, pechos y piernas provocativas y la mirada insinuante. Era una mujer imponente, dominante y, claro, libre. Cautivaba a los hombres casi de manera instantánea. En ese sentido, en su vida tuvo cuatro esposos, y los ‘escándalos’ en torno a su vida amorosa y personal, tapaban como cortina de humo varios hitos de su carrera.
Según la ABC de España, entre sus parejas estuvieron Anthony Mann, el “made in Hollywood”, Chente Ramírez, “el que duró dos meses”, Pepe Tous “el definitivo”, y Tony Hernández, el “desliz cubano”.
Cuando se retiró de la industria cinematográfica, luego del surgimiento del género de destape (striptease) Montiel, de 46 años, decidió dedicarse a la música y teatro musical, donde presentó “Saritísima”. Luego se dedicó también a la televisión.
Así de segura, así de consciente de su trascendencia y acogida estaba Sara el año pasado, según lo que contó a Diario El País en una entrevista: “Me quieren mucho en toda España. Estoy dos horas en el escenario y todos salen encantados. Y no hago nada para cuidar mi voz”.
Tal vez ‘Sarita’ esperó a la muerte fumando, pero ese humo que desprendió sigue penetrando en quienes la amaron y admiraron.
FILMOGRAFÍA
“Veracruz”, su primer filme hecho en EE.UU.
Popular película de género western, protagonizada por Sara Montiel, Gary Cooper y Burt Lancaster. La dirigió Robert Aldrich, en 1954. El largometraje está ambientado en 1864.
Gira en torno a las aventuras de dos cazafortunas (Cooper y Lancaster), que viven en México. Ellos fueron contratados para escoltar y proteger el codiciado cargamento de oro que era destinado al emperador Maximiliano I.
“El último cuplé”, filme realizado en España
Cuando Sara Montiel regresó a su país, en 1957, protagonizó esta película. Los otros actores que participan son Armando Calvo, Enrique Vera y Julita Martínez. El largometraje fue dirigido por Juan de Orduña.
Se trata sobre María Luján, una cupletista en decadencia, quien recuerda su intensa vida mientras habla con Juan Contreras, un viejo admirador y primer empresario que “creyó” en ella.
Montiel protagonizó en México “Piel canela”
El largometraje fue dirigido por Juan José Ortega, en 1953. Actúan Sara Montiel, Manolo Fabregas, Ramón Gay y Rosa Elena Durgel.
Marucha (Sarita Montiel) tiene la cara destrozada desde pequeña, pero tiene una bonita figura y cubre con su cabello la mitad de su rostro, por vergüenza. Es cantante y actúa en teatros de barriada. Marucha y su amigo Ramón son profesionales del delito.
“La violetera”, otro éxito de Sara Montiel
Dirigida por Luis César Amadori, en 1958, la trama gira en torno a Soledad, quien vende violetas en las afueras del principal teatro de la ciudad. Es una joven bonita y soñadora. Utiliza su talento para cantar y así atraer más clientela.
Tiene una vida común, hasta que un día un aristócrata se enamora de ella por su voz. A partir de ello comienzan los problemas turbulentos y el cambio de su estilo de vida.