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Es dirigida por el guayaquileño jaime tamariz

Romeo y Julieta 'con ciertas libertades'

La bailarina de ballet clásico María Clara Ambrosini y el actor Eduardo Maruri debutan en papeles centrales en esta versión.
La bailarina de ballet clásico María Clara Ambrosini y el actor Eduardo Maruri debutan en papeles centrales en esta versión.
José Morán / El Telégrafo
18 de julio de 2016 - 00:00 - Redacción Cultura

El Teatro Sánchez Aguilar estrenará el 21 de julio, bajo la dirección escénica de Jaime Tamariz y el trabajo de adaptación de guion de Denisse Nader, la tragedia —a veces cómica— Romeo y Julieta, de Shakespeare, a propósito de los 400 años de muerte del autor.

El montaje tiene influencias diversas: los vestidos femeninos toman modelos de los kimonos de la Saga Ender (de Orson Scott Card), un poco del ballet clásico de la bailarina María Clara Ambrosini —que hace de Julieta— junto al proceso de aprendizaje de Eduardo Maruri —como Romeo—; aunque según el coreógrafo de la obra, el español, Chevi Muraday la propuesta “tiene cierta convencionalidad pero se sale totalmente de la forma”.

Esta versión shakesperiana mantiene los versos y la rima original en un escenario circular y móvil, donde conviven pequeñas libertades para la adaptación. Tamariz dice no estar preocupado por la historia. No le interesa describir tal cual los conflictos de la época, como el matrimonio arreglado de Julieta o el mando masculino, por lo que suplantó al tradicional Príncipe Escala con la elocuencia de Marina Salvarezza en el papel de la Alcaldesa de Verona. “Buscamos lo esencial del personaje. Hemos tratado de respetar lo que dijo Shakespeare sobre Romeo y Julieta: debe ser una historia siempre vigente. A mí no me interesa ser histórico, soy preciso con lo esencial de la historia. Hay un momento de la vida en que cambiamos, tenemos otra voz, nos crece el vello, la barba; las flores se abren, los animales tienen conflictos, eso es Romeo y Julieta, es un acto de la naturaleza”, dice Tamariz.

Para Marina Salvarezza, el desenlace trágico y conocido de la historia de Romeo y Julieta, en el que ambos mueren arrastrados por el deseo de estar juntos y la oposición de sus familias se justifica en una “pasión genital, llena de hormonas”. “Si uno no concibe esta tragedia con este motor adolescente no tiene sentido. La obra no tiene tiempo, es una fase del ser humano que todo el mundo la vive, en un contexto de paz y bienestar. Un adolescente solo puede privarse de esto en países en guerra”, dice Salvarezza.

Cuando Nader inició la adaptación le parecía un tanto cansino pensar en esta historia amorosa de adolescentes. Tras el trabajo de revisión y comparación de textos del inglés antiguo con sus distintas versiones en español no puede evitar estar de su lado. “Cuando miras ese amor como un adulto y piensas que no hay nada que valga tanto la pena como para morir por eso, es una mirada cínica, desencantada. Los jóvenes tienen una mirada comprometida sobre su mundo, que son sus relaciones. En Romeo y Julieta todo confabula para lo que pasa y te preguntas al final ¿qué triunfa?”. (I)

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