La exposición permanece abierta hasta el 16 de agosto en la galería NoMínimo
Ricardo Coello deconstruye la aspiración humana de la eternidad
Entre las leyendas medievales hay un judío errante condenado por Jesús a vagar por la tierra hasta el fin de los tiempos por su falta de caridad con el que sería el hijo de Dios en su camino al calvario.
En la Biblia, Jesús predica que el Reino de los cielos está tan cerca que algunos de los que lo observan seguirían vivos.
Ricardo Coello Gilbert (Guayaquil, 1980) retoma el mito del judío errante para aproximarlo a la tierra, a la realidad, en una escultura en la que un hombre diminuto está encima del mundo rodeado de tierra seca.
Esta pieza es parte de la exposición ‘Sobre la eternidad’ que inauguró en la galería NoMínimo el guayaquileño el 22 de julio.
“¿Cuánto tiempo es para siempre?”, le pregunta la Alicia de Lewis Carroll al conejo. “A veces solo un segundo”, le responde.
Adolfo Bioy Casares en la Invención de Morel dice que “la vida será pues, un depósito de la muerte”. Octavio Paz en su poema El mismo tiempo lo parafrasea: “Todos vamos a morir ¿sabemos algo más?”.
El hombre es finito pero está obsesionado con la eternidad, con la posibilidad de convertirse en mito. Coello utiliza algunos relatos sobre la temporalidad del hombre.
El camino de la descendencia de la tierra prometida en la tradición judeocristiana. También utiliza la simbología alrededor de las posibilidades de la memoria: la música, un cajón del que crecen hojas secas o un árbol genealógico con retratos míticos.
En la serie ‘Relatos de la imposteridad’ utiliza rostros que aparentan pertenecer a una época pasada. Todos intentaron experimentar con la naturaleza. Entre estos cuadros está ‘El inocente’.
“Declaró su inocencia aduciendo que había sido poseído por el espíritu de una cleptómana amante del arte”. El extracto además de crear un personaje juega con la experiencia del robo que tuvo de una de las piezas de su obra al estar expuesta en el Museo de Arte Antropológico y Contemporáneo (MAAC). El sujeto regresó al museo y devolvió la pieza.
“Formo relatos en los que cada uno pretende dialogar sobre el tiempo, cómo afecta a la vida, pienso en la mortalidad, la eternidad la pienso como relativa para cada uno de los relatos”, dice Coello.
Jorge Luis Borges, citando a Platón, dice en Historia de la eternidad, que el tiempo es una imagen móvil de la eternidad. Para el argentino, la eternidad era el cruce de los tiempos, del pasado, del presente y del futuro.
Para Coello, la eternidad es pequeña, depende del relato en el que se enmarque y es posible pensarla como una ficción, una falacia o una aspiración humana.
‘Sobre la eternidad’ trabaja con una serie de relatos de ficción que se ha incorporado a la obra de Coello a partir de las solicitudes de curadurías y concursos por “describir las propuestas de arte”. Ante la dificultad de describir la obra ha usado como recurso la ficción.
¿Hacer obras de arte sobre la eternidad es una pretensión para transgredir el paso del tiempo? “La eternidad quizás es una construcción humana, podríamos discutir qué tan necesaria es, pero la realidad es más importante”, dice Coello.
“La eternidad que venden las religiones suena horrible también. La eternidad es una ilusión que suena reconfortante, pero mejor son las sensaciones reales de las que debemos aprovechar mientras nuestra pequeña eternidad dure”.
“Creo que perdemos la inmortalidad porque la resistencia a la muerte no ha evolucionado; sus perfeccionamientos insisten en la primera idea, rudimentaria: retener vivo todo el cuerpo. Solo habría que buscar la conservación de lo que interesa a la conciencia”, dice Morel. (I)