Publicidad

Ecuador, 25 de Septiembre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Comparte

El recorrido al cementerio se inició al margen de la ciudad

El recorrido al cementerio se inició al margen de la ciudad
26 de enero de 2016 - 00:00 - Redacción Cultura

Guayaquil aún pasea a sus muertos. Sin una fecha específica o un nombre a cuestas, los deudos toman su féretro y lo cargan en sus hombros como una especie de rito en el que el muerto recoge sus pasos por la ciudad. Cargado sobre los hombros, el transcurso de la vida a la muerte suele partir, casi siempre, desde el hogar o de la sala en la que ha sido velado hasta el Cementerio General en horarios de la tarde.

Una de las vías con las que se conecta el cementerio es la Av. 25 de Julio, que se convierte entre el tramo de los bloques del Seguro y el estadio Capwell, en la Av. Quito, la llamada ‘avenida de los muertitos’.

Con la colonia se inicia en la ciudad el cortejo fúnebre como tradición. Con la llegada de los españoles la ciudad empezó a cargar con sus muertos desde la ciudad hacia el cementerio, “ubicado -casi siempre- en las afueras, donde no se cruza el cortejo con el mundo de los vivos”, dice el sociólogo Rubén Aroca. En los mapas de Guayaquil del siglo XVII se ve el crecimiento de la ciudad cercana al río Guayas, “en ese entonces el cementerio era el lado trasero de la ciudad”, agrega el sociólogo.

“Una ciudad que no mantiene a sus muertos fuera de la vista, una ciudad donde se los puede ver diseminados por las calles y parques, en los aparcamientos, no es una ciudad, sino un infierno”, dice el escritor noruego Karl  Ove Knausgård en La muerte del padre.   

A pesar de que a fines del siglo XVIII e inicios del XIX la ciudad se ensancha y toma la llamada ‘calzada del dolor’ para transitar y habitar en sus alrededores, la misma ruta que dirige ahora al cementerio, la tradición del cortejo fúnebre continúa. Y lo seguirán haciendo pese al sostenido crecimiento del parque automotor.

Quienes organizan el recorrido suelen contratar mariachis o ‘lagarteros’ que llevan un parlante para musicalizar el camino que conduce al entierro. Lo importante es cantar la música que disfrutó el fallecido. Hay quienes consideran este paso como la última despedida.

Pero por las calles de Guayaquil, la ciudad con mayor número de pobladores a nivel nacional, la tradición “se  ha vuelto un inconveniente”, replican quienes transitan vehicularmente por ahí.

La Av. Quito dejó de ser parte de la ‘calzada del dolor’ para convertirse en una de las arterias principales de la ciudad, a pesar de seguir siendo una de las rutas más utilizadas para llegar al Cementerio General. En pueblos adyacentes la costumbre se mantiene, como en Bucay y Cumandá, donde la gente comparte el cementerio y cruzan a sus muertos a través de un puente o atravesando la carretera. Hay pocos testigos, el muerto no genera un caos vehicular.

A pesar de esta tradición local, desde ayer, la Agencia de Tránsito Municipal dispuso la prohibición de los cortejos fúnebres en hombros y a pie por la Av. Quito, por lo que la ciudad deberá encontrar una nueva ruta para enterrar a sus muertos. (I)

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media