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Ecuador, 12 de Enero de 2025
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El Telégrafo
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Raymond Meriguet, figura antinazi del Ecuador de los 40

A comienzos de 1941 el enfrentamiento contra el nazismo se hacía sentir en una creciente porción del globo. Y Ecuador no fue la excepción cuando el Partido Comunista, junto con otras organizaciones políticas, creó el Comité Antitotalitario del Ecuador, que en poco tiempo pasaría a denominarse Movimiento Antifascista del Ecuador.

Al frente de esta organización fue designado un activista de creciente gravitación en las filas del comunismo local. Era un personaje que gracias a su participación en las luchas europeas en los tiempos previos a la guerra  poseía una importante formación política, tanto a nivel teórico como práctico.

Este activista fue el francés Raymond Meriguet, quien conseguiría trascender en la política ecuatoriana, sobre todo, gracias a su inclaudicable lucha contra el fascismo y el nazismo. Hijo de un obrero, Meriguet había nacido en París en 1910 y desde su adolescencia aprovechó sus condiciones para el dibujo técnico para vincularse con distintos estudios de arquitectos e ingenieros.

Tras el acto, Arroyo del Río prohibió las asambleas públicas sin previa autorizaciónSu prometedora carrera profesional, sin embargo, se vería seriamente afectada por la crisis económica de principios de los años 30. Frente a la precarización laboral  debió sobrevivir por medio de la ayuda estatal, y en 1934, cada vez más influenciado por el Partido Comunista, se adhirió al Comité de Desocupados de Francia.

En 1936, con el estallido de la Guerra Civil Española, conformó el Comité de Solidaridad con la España Republicana en la ciudad de Boulogne y fue designado secretario administrativo del Frente Popular, una alianza que articulaba a las múltiples expresiones de la izquierda partidaria francesa.

Su activismo político cambiaría radicalmente cuando en noviembre de 1936 se trasladó a Quito junto con su primera esposa, de origen ecuatoriano, y a quien había conocido algunos años antes en París.

Ya establecido en Ecuador aprendió rápidamente español y volvió a desempeñarse como dibujante. Paralelamente, Meriguet retomó su militancia comunista, apoyando al partido en diversas iniciativas políticas y sociales.

Su amplia experiencia política sería capitalizada en el inicio de la Segunda Guerra Mundial  y todavía más, a partir de la aparición de diversos grupos de tendencia nazi y fascista en Ecuador.

La principal tarea del  movimiento fue la difusión de las atrocidades que en aquel momento ocurrían en Europa y la defensa de los principios democráticos frente al gobierno cada vez más autoritario del presidente Carlos Arroyo del Río, quien desde julio de 1941 conducía a un país en guerra contra Perú.

En 1951  se casó con Nela Martínez, una de las más destacadas figuras de la izquierda ecuatorianaLa campaña contra el nazismo crecía día a día gracias al sostén brindado por el Partido Comunista, y junto con este, por el apoyo de las potencias aliadas, de varios referentes de la comunidad judía ecuatoriana, de los republicanos españoles exiliados en el país, y de un amplio conjunto de intelectuales y figuras públicas.

Pronto, distintas secciones del Movimiento Antifascista fueron creadas en Guayaquil, Cuenca, Ambato y otras ciudades del país, al tiempo que se generaban publicaciones de campaña como “Anti-Nazi” y “La Defensa”.

Haciéndose eco de las victorias de las fuerzas aliadas en Stalingrado y en el norte de África, que marcarían el declive definitivo del Eje, a principios de 1943 el Movimiento Antifascista organizó una multitudinaria asamblea en el Teatro Capitol, de Quito, con la concurrencia de numerosas delegaciones extranjeras y del cuerpo diplomático.

Dicho acto, que tuvo a Meriguet como a uno de sus principales oradores, se convirtió en el detonante para que, al siguiente día, el presidente Arroyo del Río prohibiera la realización de asambleas públicas sin autorización previa.

Se intentaba así debilitar a organizaciones como el Movimiento Antifascista, cada vez con mayor atracción popular y, paralelamente, con demostraciones más efectivas contra la política del gobierno. Sin embargo, dicha política de hostigamiento recién estaba dando sus primeros pasos.

En octubre de 1943, Meriguet fue enviado por el Movimiento Antifascista a Santa Elena, dado un enorme valor estratégico asumido por dicha península. El año anterior, Estados Unidos había instalado en la península de Santa Elena una base naval, con la intención de proteger al Canal de Panamá, luego del ataque japonés a Pearl Harbor en 1941.

Así, la misión clandestina del dirigente francés fue la de examinar las posibilidades de que submarinos nazis pudieran bombardear la costa ecuatoriana y, particularmente, el campamento minero y la refinería de Puerto Rico, que se encontraba en la provincia en Manabí.

Sin embargo, el 26 de octubre, Meriguet fue capturado por un grupo de militares e inmediatamente trasladado a la base de Salinas. Con todo pudo continuar un viaje hasta Ancón, cuando volvió a ser arrestado y, esta vez, amenazado con su deportación a Francia.

Consiguió su traslado a Quito, y de allí a Tulcán, en el límite con Colombia, donde permaneció primero en un campo de concentración para ciudadanos alemanes e italianos, y luego, gracias a una huelga de hambre de cinco días, en el cuartel de carabineros, donde fue recluido por cuatro meses.   

La presión ejercida por intelectuales, compañeros del partido y distintos referentes sociales lograron suavizar las condiciones de confinamiento de Meriguet, y luego su traslado a Quito, a Latacunga y finalmente a Guaranda, donde, según las crónicas de la época, pudo denunciar varios casos de tortura a otros detenidos políticos.

Sus revelaciones motivaron nuevos traslados, hasta que el triunfo de la Revolución del 28 de mayo de 1944, “La Gloriosa”, posibilitó su definitiva liberación dos días más tarde. Había pasado casi un año de su primera detención.

Ya de regreso en Quito, y plenamente incorporado a las tareas partidarias y a la lucha contra el nazismo, Raymond Meriguet participó en la conformación del Comité Mundo Libre y se destacó como orador en un importante mitin político en homenaje a las víctimas de “La Gloriosa” en Guayaquil.

En ese encuentro también participaron figuras como, entre otros, Pedro Saad, Juan Isaac Lovato y Emilio Uzcátegui.

Sin embargo, y ante el temor de que el comité se constituyera en un nuevo órgano opositor, el gobierno de José María Velasco Ibarra no autorizó sus estatutos, impidiendo así que la nueva entidad política pudiera prosperar.

Posteriormente a su campaña antifascista en tiempos de la Segunda Guerra Mundial, la labor política de Meriguet continuó con el correr de los años alternándose con el diseño y la arquitectura y, a partir de 1951, como esposo de Nela Martínez, una de las más destacadas figuras de la izquierda ecuatoriana.

Seguramente fue el más acabado representante de la lucha contra el nazismo en Ecuador, y su activismo, concluido en 1988, año de su fallecimiento, no estuvo exento de renovadas persecuciones y encarcelamientos, tanto por su condición de extranjero como por sus ideologías comunistas.

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