Raúl González propone “Improntas urbanas” en un conocido bar quiteño
Raúl González Bravo (Madrid, 1963), reside en Quito y desde 2005 dio un radical giro a sus intereses fotográficos. Desde el trabajo puramente documental de sus imágenes anteriores, empezó a experimentar con diversas técnicas digitales. Una de esas prácticas da cuerpo a su exposición “Improntas urbanas”, que se aprecia en la galería El Container, anexa al bar El Pobre Diablo, desde la noche de ayer -hasta el 3 de febrero-, de lunes a viernes, de 11:00 a 19:00.
Las fotografías que conforman “Improntas urbanas” recogen la aglomeración arquitectónica y el pulso vital de la ciudad: la fuerza de los edificios de piedra, acero y cristal contrasta con la fragilidad de los seres que habitan esos espacios. De acuerdo al autor, las imágenes intentan acercar a su lector a los conceptos de permanente cambio e irrealidad que para él forman parte de la esencia misma de las urbes.
El juego cromático utilizado en las fotografías pretende mostrar a las ciudades como entes en continua renovación, a la vez que enseñan la visión parcial y subjetiva que los humanos tienen de su mundo.
Como dijo Berenice Abbott: “Hacer el retrato de una ciudad es el trabajo de una vida y ninguna foto es suficiente porque la urbe está en permanente cambio. Todo lo que hay en la ciudad es parte de su historia: su cuerpo físico de ladrillo, piedra, acero, vidrio, madera; como su sangre vital de hombres y mujeres que viven y respiran. Las calles, los paisajes, la tragedia, la comedia, la pobreza, la riqueza.”
Durante años, González Bravo se especializó en la fotografía de viajes, contando con reportajes fotográficos realizados en sitios tan dispares como Estados Unidos, Argelia, Jordania, Namibia o India, entre otros.
En el año 2000 realizó un viaje de 6 meses por América del Sur que incluyó Argentina, Chile, Perú y Bolivia. Las miles de fotos tomadas recogen su particular visión de esta importante zona del continente. A pesar de no dedicarse profesionalmente a la fotografía, ha vendido fotos a revistas y bancos de imágenes.
Es licenciado en Prehistoria y Arqueología y diplomado en Sociología, trabaja en informática desde 1985 y publicó la colección de relatos “Palacios confusos” y la novela corta “El insólito entierro de Mateo Estrella”.